miércoles, 21 de noviembre de 2007

Roberto Manzano (Ciego de Avila, 1949)



Roberto Francisco Manzano Díaz
(Ciego de Ávila, 20.09.1949)


Poeta, ensayista, editor, promotor cultural y profesor.

Estudió magisterio en su ciudad natal, y es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

Tiene veintiocho años de experiencia como profesor, treinta años de práctica literaria, y diez años de labor como editor y diseñador gráfico.

Trabajó en el Departamento de Literatura del Instituto Cubano del Libro, en el Grupo de Creación del Centro Nacional de Promoción Literaria, sito en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, y como editor de la Editorial Extramuros, del Centro Provincial del Libro y la Literatura de Ciudad de La Habana.

Actualmente se desempeña como jefe de la redacción de Poesía de la Editorial Letras Cubanas, del Instituto Cubano del Libro. Además coordinó la tertulia EL CÁNTARO AZUL, extensión cultural del Diplomado HISTORIA Y PRÁCTICA DE LA CREACIÓN POÉTICA, del cual fue profesor y coordinador general en sus tres primeras versiones.

Ha impartido un gran número de conferencias y realizado recitales en espacios culturales diversos, nacionales e internacionales.

Ha obtenido múltiples distinciones nacionales e internacionales por su obra, como lo son: Premio Príncipe de Literatura de la Televisión Camagüeyana en 1996 y en 2005. Nominado para el Premio Reina Sofía, de España, por la Universidad de Camagüey en 1996. Premio Silvestre de Balboa 2004. Medalla Conmemorativa de la Ciudad de Ciego de Ávila 2004. Premio Candil 2005, Cotorro, Ciudad de La Habana, por su trabajo en la formación de jóvenes valores de la poesía cubana. Distinción Elegía Camagüeyana de la Universidad de Camagüey 2005. Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén, México, 2004. Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén, Cuba, 2005. Premio La Rosa Blanca de Literatura Infantil 2005. Finalista del Premio Internacional de la Revista Prometeo para libros publicados en lengua castellana 2007 con su libro Synergos. Finalista del Premio Internacional del Poesía para libros publicados en lengua española en el Festival de la Lira 2007, Cuenca, Ecuador, con su libro Synergos. Premio Samuel Feijóo de Cultura y Naturaleza por la Obra de toda la Vida, Sociedad Económica de Amigos del País, Cuba, 2007. Medalla Felipe Poey Aloy, Sociedad Económica de Amigos del País, Cuba, 2007.

Obra publicada:
Puerta al camino, Ediciones Ácana, Camagüey, 1992 (1era. edición)
Mito y texto de José Martí, Ediciones Ácana, Camagüey, 1996 - Premio Concurso de Ensayo Emilio Ballagas, 1995
Canto a la sabana, Ediciones Unión, Ciudad de La Habana, 1996 (1era. edición)
El hombre cotidiano, Ediciones Ácana y Ediciones Memoria, Camagüey, 1996
Pasando por un trillo, Ediciones Memoria, Camagüey, 1997 (1era. edición)
El bosque del alma, Ediciones Memoria, Camagüey, 1998 - Traducciones de poetas yemenitas con Abdulla Nasser Saleh
Tablillas de barro, Ediciones Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1996 - Premio Pinos Nuevos 1993
Transfiguraciones, Ediciones Vigía, Matanzas, 1999 - Premio Milanés 1997
Tablillas de barro II, Ediciones Holguín, Holguín, 2000 - Premio Adelaida del Mármol 1996
El racimo y la estrella, Ediciones Unión, Ciudad de La Habana, 2002 - Premio 26 de Julio, 1993
Pasando por un trillo (poesía infantil), Ediciones Ácana, Camagüey, 2003 (2da. edición) - Premio La Rosa Blanca 2005
Encaminismo (Antología personal 1970-1999), Ediciones Ácana, Camagüey, 2005 - Premio Silvestre de Balboa 2004
Synergos, Ediciones Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 2005 - Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén, 2005
Poesía de la tierra, Editorial Ávila, Ciego de Ávila, 2005 - Edición definitiva de Canto a la sabana y Puerta al camino
Fogatas sobre el polvo, Ediciones Nave de papel, Quintana Roo, México, 2006 - Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén 2004, de México
Rapsodia de vivir, Ediciones Unicornio, La Habana, 2006
La hilacha, Ediciones Vigía, Matanzas, 2006
Pensamientos libres, Ediciones Capiro, Santa Clara, 2006
Canto a la sabana (edición especial del poema homónimo), Ediciones del Proyecto Sur, Ciudad de La Habana, 2007
Vector de intencionalidad y trabajo artístico (ensayo), Editorial Ácana, Camagüey, 2007
El relámpago en la espiga (décimas y sonetos), selección y prólogo de Teresa Hernández de Cárdenas, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007
Tablillas de barro (tríptico lírico), Ediciones Unión, Ciudad de La Habana, 2007
Synergos, segunda edición, Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 2007
Bienaventurado el árbol que camina, selección suya de los poetas de la primera edición del Diplomado, Editorial Extramuros, Ciudad de La Habana, 2007

Reside en La Habana.

( Direcciones de correo electrónico:
manzano@cubarte.cult.cu - poesia@icl.cult.cu )

…………………. .............http://www.robertomanzano.info/


Así a donde vamos a ir

Así a donde vamos a ir, si necesitamos tanto? Si todo se gasta un jolongo de algo, un tranvía de eso y de aquello, un triste diapasón de utensilios;

porque no hay manera, no basta con las manos, no basta con añadir los pies, las rodillas, los codos, los hombros, la cabeza;

no basta: siempre urge una prolongación, un abarque mayor o menor, una hendidura más larga, una extensión casi planetaria;

en cuanto se viene desnudos y desnudos nos marchamos, debíamos tener una desnudez intermedia, pero no es posible;

nos vamos entretejiendo, envolviéndonos, esposándonos, hilándonos y deshilándonos, oh Penélope;

y nos vamos alargando, demorando, sucediéndonos repletos de botones, bocinas, barrenas, oh Odiseo;

grandes son las alforjas de nuestro destino, crecen como los gajos de un milagro, pues vivimos de adminículos;

dependemos de los artesanos que se especializan, de las industrias que se especializan, de los países que se especializan;

toda nuestra libertad radica en el aceite, la sal, la tinta, el petróleo, el papel, el fósforo, el antibiótico;

toda nuestra existencia pasa como un hilo por el que trae el ajo, el distribuidor hidráulico, el mecánico de las imágenes y los dientes;

oh Edison, cómo es posible? hacia dónde vamos a ir si ya necesitamos de este modo? Hacia dónde, si somos tantos, y demandamos tanto?;

cuántas cucharitas de diversos tipos, cuántos cuchillitos para los pies, los panes, los pescados;

cuántos espejos y cremas, cuántas tenazas y esmeriles, cuántos títulos y expedientes, cuántos galones y planillas;

cuántas sogas y diademas, detectores y lentes, armas y bebidas, aviones y peinetas, espátulas y misiles;

y hemos olvidado los matices simbólicos del cielo, el sabor del rocío o de la yerba macerada bajo las caderas del amor;

a qué olían las costas de los ríos vírgenes, los langostinos de los arroyuelos, las manos de la amada dentro de las hojas del sasafrás solemne?;

fíjate bien, Tersites, que todo es agotable, insostenible, deleznable, expulsable, pero goza de un acabado perfecto;

fíjate que todo fosforece en líneas puras, pero es para un sólo golpe de boca o para el paréntesis fugitivo del mes;

qué se fizieron los ebanistas que levantaban aquellos muebles sólidos, aquellas mesas que atravesaban como barcos las aguas de los siglos?;

qué se fizieron los artefactos solos, que no formaban cadenas de cadenas, que eran inderivables unos de otros como zafados eslabones?;

oh Plutón, vivir para tantas cosas grandes y chiquitas, urgentes y bellas, frágiles y mancomunadas, terminables y extensas;

con cuántos racimos vive el hombre, dentro de qué férulas, árbol que nunca acaba de gajear hacia la totalidad del viento.



A veces, con las últimas luces de la tarde

A veces, con las últimas luces de la tarde, van saliendo poco a poco de las estaciones los pobres y oscuros trenes;

son metálicos y sucios, atestados de seres presurosos que callan mientras el silbato se despide de los andenes;

y los postreros trozos de periódicos van corriendo por el cemento, por debajo de los zapatos, hasta que caen hacia los rieles brillantes;

y entonces, entre la luz sesgada de la tarde, cierta luz de bijol y aroma triste, se van perdiendo los últimos coches;

y yo soy el viajero, yo siempre soy el viajero, el hombre recostado, meditabundo, que está parado en el estribo;

soy el viajero que ha partido y que no ha llegado nunca, que busca lo ilusorio dentro del túnel de los trenes;

y entonces digo adiós a todos, y adiós a mí mismo, y estoy diciendo adiós, moviendo el pañuelo utópico;

y yo tengo una larga vida detrás, y una larga esperanza delante, y una opresión dolorosa dentro del corazón que canta mucho;
y a veces soy de nuevo, siempre soy de nuevo aquel niño rural que veía pasar los pequeños trenes negros de la infancia;

y cómo es posible que yo sea todavía aquel niño, que yo tenga por dentro el mismo viaje de heridora nostalgia?;

son cosas que no están bien en la evolución de los destinos, porque duele mucho conservar esa fugacidad dormida;

es mejor ir de coche en coche bromeando con los restantes ensimismados, con los prójimos distraídos;

es mejor sacar los ojos al paisaje, ya deletreado como un salmo visual, como una copla monótona;

o hundirlos en las cercas próximas, que van uniendo llenas de prisa sus postes florecidos, sus muñones negros;

o entrar hacia el alma, viajera lenta, que cruza con sus bártulos por lo aéreo mientras las chispas de los raíles copian los primeros destellos de Venus!



Vamos a dejar que las cosas canten

Vamos a dejar que las cosas canten con su propia velocidad y pausa, dentro de sus encías íntimas;

con los nudillos del afecto, de las sensaciones agudas, de las emigraciones fluyentes, de los socavones vibrátiles;

vamos a poner sólo los oídos, con la buena voluntad de querer captar lo que cantan los seres sólidos en su silencio oscuro;

porque también los muros cantan, se desordenan sabiamente, con sabrosas pautas, en singulares horas;

más canta el líquido, es más afinado y resuelto, goza de una disposición más grávida de vasijas;

luego el gas, que es excesivamente sonoro, ondula y estalla, se encajona en los valles y las bóvedas, oh Eco;

pero el fuego es solemne, prefiere las arias, y tiene la percusión de las selvas, la crepitación de los dioses;

Heráclito es el gran compositor, pues sus sinfonías oscuras de Éfeso no pueden ser reiteradas sino en el chorro del mundo;

oh acueductos vibrantes, anfiteatros que retumban, pasillos que ululan, galerías que silban, portales de estribillos;
dejen que la madre tome el seno entre los dedos, para que la leche cante en la garganta del niño;

y que el fiscal ritme, con voz enfática, la ringlera implacable de los argumentos, las losas de sus deducciones;

habrán de perdonar la música del poeta, que es de una matemática tan sutil que se quiebra fácilmente, como un vidrio romántico;

y sin embargo, oh Dios, esas nervaduras sonoras resisten el rocío devastador de los milenios;

de qué fuerza estarán hechas esas burbujas de sentido, esas mondaduras materiales del alma?;

pero ahora dejemos que todo cante, sin intervención de maestros, que todo cante en su pupilaje más íntimo;

que cante desde sus márgenes y hacia lo recóndito, desde la sedimentación más honda hasta el vuelo más blanco;

y entonces será de ver, oh Euclides, qué canción tan vasta y obediente es la población ensamblada del mundo.



Cómo los brotes solos

Cómo los brotes solos
ganan, hacia la luz, los irradiantes polos;

cómo se espesan las neblinas
dentro de los bajíos que escoltan las colinas;

ay, cómo se revienta
el ala del esfuerzo en la tormenta;

y cómo el polvo ido
vuelve a ser este polvo amanecido;

un terrón que se añade, otro terrón
que se añade, en la lógica de la acumulación;

lo oscuro avanza, y lo más claro
avanza, y el silencio, y el disparo;

todo se agolpa en un silencio torvo
con vocación de puerta o tozudez de estorbo;

mirando en torno vemos
al que marcha feliz, repleto de coronas y de remos;

y vemos que las horas
siguen su paso, aglomerando auroras;

que los minutos
caen, en derribo de oro, como invisibles frutos;
cuándo se juntará la junta
para dar la respuesta a la humilde pregunta;

se anuda afuera, silencioso, el tallo
mientras rompe la espuma el casco del caballo;

algo, fuera de todo ojo, se redondea
sin que intervenga el cónclave o la idea;

y la luna platea lo que el sol dora
en una rueda sucesiva y corredora;

y las ansias del hombre
son una inflorescencia bordada que no tiene nombre;

es una cíclica aglomeración
que ya apagada vuelve a encandilarse con pasión;

siempre va del segundo al año
hacia la nube, como Jacob, por el peldaño;

como Jacob, pegando con golpe taciturno
al adversario en lo nocturno;

como Jacob, cojeando en la andadura
hacia la altura;

una puerta se abre bajo el puño
a pesar de la herida y del rasguño;

de un solo trago se bebe la experiencia,
pero cómo la falta de luz en la conciencia?:

cómo, si no es subiendo
en una soledad heroica, sin estruendo?;

cómo, si no es nutriendo la quimera
mientras arde la mano en la salmuera?;

hay que imitar
lo que ocurre a la arcilla, a la mazorca, al mar;

el que no sedimenta
no avienta;

la luna con imán
más luces capta con menor afán;

nos hurtaron la recta
que del silencio cruza hacia la voz perfecta;

todo camina
a su meta genuina;

todo busca, en la luz, su gema
contra el ríspido muro del problema;

vámonos, vámonos con lo que avanza
para saber si es cierta la esperanza!


martes, 20 de noviembre de 2007

Victor Casaus (La Habana, 1944)


Víctor Casaus Sánchez
(La Habana, 1944)

Poeta, narrador, guionista, director cinematográfico y periodista.


Es Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas. Pertenece a la generación poética que se dio a conocer a mediados de la década del 60 en las páginas de El Caimán Barbudo. Es revitalizador del género testimonial en la literatura cubana contemporánea. Su labor como cineasta incluye los guiones de importantes filmes cubanos como El hombre de Maisinicú; y la dirección de 15 documentales, entre ellos los dedicados a Miguel Hernández, Vladimir Maiacosvki, Violeta Parra y Silvio Rodríguez. En 1985 realizó su primer largometraje de ficción: Como la vida misma. En 1988 recibió la Distinción por la Cultura Nacional.

Actualmente es Director del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, en La Habana Vieja, que ha promovido fructíferos intercambios culturales con instituciones y artistas de varios países.

OBRA PUBLICADA:
  • Poesía: Todos los días del mundo (1967), De una isla a otra (1971), Entre nosotros (1978), Amar sin papeles (1980), Los ojos sobre el pañuelo (1982), De un tiempo a otra parte -antología de su obra poética- (1985), Carta de longe -traducción al portugués- (1986), Maravilla del mundo (1989), Amar sin papeles (1999), El libro de María (2001), Perfume (y secuencia) de mujer (2007).
  • Traducciones y antologías que ha realizado: ¿Dónde está Vietnam? -poesía norteamericana- (1967), Poesía de Bertolt Brecht (1976), Poesía de Juan Gelman (1986).
  • Cuento: Sobre la marcha (1978).
  • Testimonios: Girón en la memoria (1971), Pablo: con el filo de la hoja (1983), Otro tiempo, otro vivir (1984), Que levante la mano la guitarra -en colaboración con Luis R. Nogueras- (1984).
  • Literatura para niños: Para que este pueblo se levantara -conjuntamente con Alquimia Peña- (1986).
  • Ensayo: Defensa del mundo (1990).
  • Guiones cinematográficos: Escenas de los muelles -documental- (1970), Sobre un primer combate -documental- (1971), ¡Viva la República! -largometraje documental- (1972), El hombre de Maisinicú -largometraje- (1973), Río negro -largometraje- (1977), Como la vida misma -largometraje- en colaboración con Luis R. Nogueras (1985).

PREMIOS Y MENCIONES:
1969 - Mención de Poesía en el Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
1970 - Primera Mención de Testimonio, Premio Casa de las Américas.
1970 - Mención de Poesía, Premio Casa de las Américas (libro "De una isla a otra isla").
1979 - Premio de Testimonio, Concurso UNEAC.
1982 - Premio Latinoamericano de Poesía "Rubén Darío", Nicaragua (libro "Los ojos sobre el pañuelo").
1983 - Premio de la Crítica.

( Direcciones de correo electrónico:
vcasaus@cubarte.cult.cu - centropablo@cubarte.cult.cu )

..............................................................................http://www.victorcasaus.com/

DE LA HISTORIA UNIVERSAL

Me han contado que en Pompeya entre las ruinas
dejadas por el paso de la lava
una vez se hallaron mezcladas con vasijas
que la ceniza conservó y perros que ahora duermen
bajo el polvo
dos figuras que hacían y deshacían el amor
en aquel temprano día del año 79
enlazados en ese abrazo que como se ha visto
pudo más que la muerte.

Nadie sabrá nunca en qué sístole en qué diástole
estos cuerpos detuvieron su feroz armonía
Ningún arqueólogo ningún historiador
podrá contarnos con qué furor se amaban
cuando el Vesubio los cubrió de materia ardiente
(ellos creían al principio que se trataba
del calor maravilloso que generaban sus cuerpos).

Pero los que ahora hacemos
el amor sobre esta isla y sobre esta otra isla
enorme que es la Tierra los que violamos
la soledad simulada de los parques
los que huimos
a escapadas a cuartos silenciosos en los que dejamos
toda la alegría y toda la tristeza del amor
conocemos sin embargo esa especie de furia
en que estaban envueltos.

Esas figuras que ahora descansan en una sala
de museo
(algunos las confunden con estatuas)
dejaron a medias la hermosa actividad de sus piernas
no llegaron a decirse sus nombres al oído
(no gritaron siquiera cuando la lava los cubría)

Pero el fuego del Vesubio no acabó con su fuego
que ahora arde en los parques quema los preceptos
de las más extrañas iglesias estalla en los finales
de nuestras celebraciones.


DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE FINALES DE SIGLO
....................................................................Me jode la gente que se economiza
..............................................................................................[Frantz Fanon]

No he aprendido a economizarme tengo
ferocidades y ternuras para repartir
sobre la tierra
Esa furia no me salvará de los infartos
de las ansiedades
pero sí de esa muerte lentísima
que el amor llama costumbre.

Esa rabia no detendrá lo indetenible
pero mientras
qué alegría poder adivinar
la composición del arcoiris
el contorno de ciertas neblinas
el ritmo interior de las conversaciones.

No he aprendido a economizarme
y vivo
entre ferocidades y ternuras
soñando y malqueriendo
el amanecer y las lunas posibles e imposibles.

Esa rabia no me salvará de lo insalvable
pero mientras
qué alegría
tararear el himno a la alegría
(incluso tararear mal el himno a la alegría)
recordando ferocidades y ternuras.


NOTAS AL PIE SOBRE UNA SERVILLETA

I
Estás bien corazón
no tienes idea no tienes
paz no tiene nombre
tu nombre
repetido por su voz
y su sonrisa
estás bien te falta
la respiración
que el amor ha consumido
con paciencia
sin tregua
te falta el dibujo
de esa piel
y esa piel misma te falta
mientras despiertas
en el fondo de otro sueño
sin saberlo.

II
Y el aroma del café
Y el eco de mis propios pasos
En la escalera
De tu casa
El camino más corto y deseable
Hacia el deseo,

La ruta mejor para las inquietudes
De mi mano
En la que aprendiste a florecer
De un día para otro.


LIBERTAD DE CREENCIAS

Esta mujer a mi derecha
ha escogido el camino de su propia libertad
abandonando de momento
la imprecisión de ese amor de colegiales
absurdo y cierto como un círculo
frágil y macizo y quebrado
por sucesivas discusiones
sobre algunos problemas referentes
a la vida material a los prejuicios
y a las angustias importadas tenazmente de la infancia.

Esta mujer es libre
para morirse de miedo ante un espejo
pero es libre
para atender incansable las sandalias de su hija
para buscar el descanso en el trabajo
para no hallar otra vez estos problemas que abandona.

Esta mujer es libre
para morir mirando aquellas fotos
pero es libre
para vivir esquivando el recuerdo como a un ómnibus
pero es libre
etcétera.


COMO EL VIEJO WALT

........................................................................... Do I contradict myself?
........................................................ Very well, then I contradict myself
.................................................................................. [Walt Whitman]

Ahora mismo quisiera tener el teléfono directo del lugar donde
te encuentras
la llave para entrar a la intemperie en la que debes estar
por lo menos oírte la voz que ahora oigo de vez en nunca
a través de los teléfonos esos buenos animales lejanos
en los que suenas cada vez más distante
cada vez más distinta mientras hablamos de las cosas
que todavía tenemos en común (mis planes
tu hijo la salud de ambas familias)
No es muy difícil ver los pocos puntos de contacto
que nos quedan
nosotros precisamente nosotros
que alguna vez echamos a arder los mejores de los fuegos
quemamos media humanidad en nuestro amor en nuestras piernas
y hubo una época en que echamos abajo todos los secretos
nos mostramos mutuamente los papeles que traíamos
estuvimos más desnudos que nunca mirándonos
en la parada del ómnibus refugiándonos en cualquier hotel
de buena muerte
cuando dejábamos de resistir la soledad de tanta compañía
las conversaciones con que los amigos intentaban rodearnos.

Y ahora estás ahí me digo
dónde
pero lejos de estas manos que ahora quisieran haberte
llamado a tiempo haberte seguido repartiendo
sobre la ciudad sobre los parques
Ahora mismo uno anda por ahí amando en lo posible a otra mujer
recogiendo otras ropas del suelo y está bien
como está bien que estés lejana desconocida hermosa
entre secretos que no puedo conocer
entre papeles que nunca he dominado
quemando y quemándote en el fuego que yo admiraba tanto
al borde mismo de todos los peligros de todos los fríos
de todas las palabras que no tengo ahora para decirte
lo cuanto
que se te ama a lo lejos (incluso ahora que uno ama tanto
a otra mujer)
perdida y ganada a la vez para las palabras con las que quisiera
gritarte pero escribo
que es la manera con que trato de pagarte de pagarme
las cosas que dije y las que no
y las que existieron una vez cuando fuiste la más bella mujer
sobre la tierra
la más mujer del mundo.


T
Emite tu opinión
Omite tu opinión
Imita tu opinión

(Marque con una cruz
la frase (políticamente) correcta.


Y
Y cuando dije a olvidarte
dije a olvidarte
Ese fue el problema
Que sólo dije
A olvidarte.


LOS POEMAS

Por suerte sólo nacen
de esta rabia y este desconcierto
de este sudor imperceptible entre los dedos / sólo
nacen de la furia y la nostalgia
de una mirada / que no está /
de un temblor / que se recuerda /
de unas ganas de cantar y de contar
cada segundo en la fiesta de la vida

por suerte sólo nacen
donde / como / cuando
deben nacer.


CONFESIÓN DE PENÚLTIMA HORA

Sépase
que a todas
las he amado
como a ninguna.
.


lunes, 19 de noviembre de 2007

Felix Contreras (Pinar del Rio, 1940)


Félix Contreras
(Pinar del Río, 1940)

Poeta, ensayista, promotor cultural, periodista, e investigador de la música popular y tradicional cubana.
.

Comenzó a publicar en diarios y revistas nacionales, como: El Caimán Barbudo, Cuba Internacional, Bohemia, Juventud Rebelde, Prensa Latina, Granma Internacional.

Tiene publicado los libros, poesía: El fulano tiempo, 1968; Debía venir alguien, 1972 (con prólogo de Eliseo Diego); Cuaderno para el que va a nacer, 1978 (con prólogo de Cintio Vitier); Corazón semejante al tuyo, 1987; Álbum de vida, 2003; y Para você, para vos, 2006 (en Uruguay y Brasil).

De música tiene publicado: Porque tienen filin, 1991 (sobre la canción feeling cubana de la década del 40); Gardelianas y Así es la rosa, 1992 (en Argentina); La música cubana: una cuestión personal, 2001; y Yo conocí a Benny Moré, 2002 (en Cuba y Puerto Rico).

Ha ofrecido cursos y conferencias en Bélgica, España, México, Colombia. Argentina, Uruguay y Brasil.
.
Reside en La Habana.
.
( Dirección de correo electrónico: felixcon@cubarte.cult.cu )
..

Lucio rifa su televisor y me compra un pasaje de avión
...............................................................................Para Maria Celeste Mira

Con un boleto que me dio Lucio Lisboa
yo viajé todo Brasil y conocí a todos los poetas
Sao Paulo y sus máquinas
Paraiba donde la justicia sueña con ser verde
Natal donde árboles paredes libros poemas
levanta la casa de Horacio Paíba
y justo se llega y está el pan sobre la mesa
y se escribe un poema
puedo hablar de Mario Quintana habitante de hoteles
de Porto Alegre donde comí con él
traficante de ironías y hermosas secretarias
sabiendo que su poesía es mal remunerada
pero nadie como el poeta
conoce malos y buenos pensamientos
Mi camino me llevó a Recife
y en la librería más grande del
mundo cuajada de todos los humores
qué misterio hace que nadie compra
y la marea de volúmenes sube y sube incesantemente
era verano pero ya Vinicius no estaba en Ipanema
mirando las muchachas y su guitarra
bajo un bloque de cemento no cantaba ya
en Campina Grande una muchacha hermosa
escribe versos lava platos
lleva las cuentas de su porvenir y debajo
al pie del poema firma
Fidelia Cassandra
En Angatuva colocada situada cariñosa
como nu nido de pájaros bajo su madre
lejos del humo de los motores de Sao Paulo
apartada de las oficinas y teléfonos
fui con Lucio a la plaza y respondí preguntas:
---Cómo es cuba, señor?
--¿Se mantendrá el socialismo allíen Cuba, señor?
En Angatuba todavía hay viejos relojes en las paredes
y los curas escriben poemas y sonetos
limoneros que perfuman la tarde del domingo
allí aflora todo el misterio que tienen el final de las cosas
en Angatuba Lucio recoge su chilenas su barbeador
el agua de colonia en su maleta y parte de nuevo
a las computadoras anuncios de neon al agua hervida
a su buró donde la primera gaveta
con letras obsesivas guarda un sueño:
Angatuba próximo fin de semana
el verano que viene viaje a La Habana.


Tango en Montevideo

Me recibe el tango en Montevideo
La uruguayita Lucía recién regresada del exilio
Lee la prensa en el Sorocabana
Julio Sosa entra a la ciudad por alta mar
Le mira a la muerte su diente leche
Desde la otra orilla porteña llegan
Las misivas de los emigrantes
Que todas las noches ven Montevideo
en la pantalla del televisor
Razzano friega su guitarra en Pocitos
Y Gardel tiene que cantar solo
En el Mercado
Estamos con Francisco Canaro Froilán Aguilar
Alberto Alonso y Matos Rodríguez celebrando
La página en blanco que superó José María Aguilar
En las cenizas de Medellín
Pasa una muchacha por 18 de Mayo hermosísima
como tantas orientales
Es de noche
Cae una lágrima:
Se fue la juventud,
La vejez es un hecho consumado,
Montevideo me dice la verdad.

.

Raquel

Esta muchacha de quien la primavera no se despide jamás ,
debía ser Alcaldesa o Reina de Montevideo,
es tanto su entrega a los demás,
al prójimo que calienta su corazón en los inviernos
de Montevideo, Quilmes, o Buenos Aires.
Qué maravilla serían tus manos laboriosas
en el pan diario de los pobres.
Yo la conocí ocultado sus lagrimas del exilio,
contando los centavos cotidianos,
cuidando el silencio
para que el poeta escribiera la belleza y la verdad,
Alimentando a la prole,
forrando las libretas escolares,
Repartiendo la equidad cada día en la rústica mesa.
Es la Raquel de corazón tan bueno
Que la familia quisiera un político como ella
para que levante al Uruguay,
Ese pequeño país,
Que ríe como ella,
Sueña como ella,
Hermoso como ella.

Pero, qué bueno, la Raquel
No es ni Reina ni Alcaldesa.


viernes, 16 de noviembre de 2007

Edel Morales (Cabaiguan, 1961)



Alberto Edel Morales Fuentes
(Cabaiguán, Sancti Spíritu, 7.08.1961)


Poeta, narrador e investigador.

Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana, 1984; y Master en Promoción Cultural por la misma universidad, 1992.

Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y Miembro de Honor de la Asociación Hermanos Saíz de jóvenes escritores y artistas (AHS), ha sido Director Nacional de Literatura y Vicepresidente del Instituto Cubano del Libro (ICL), desde hace más de una década coordina el Programa Literario, Académico y Profesional de la Feria Internacional del Libro de La Habana, y es el Director fundador de la revista de literatura y libros “La Letra del Escriba” y del Centro Cultural “Dulce María Loynaz”.

Ha publicado los poemarios:

Viendo los autos pasar hacia Occidente, Editorial Letras cubanas, La Habana, 1994.
Escrituras invisibles, Editorial Letras cubanas, La Habana, 1999.
Lejos de la corriente, Editorial Globo, Islas Canarias, 2002; corregido y aumentado para Ediciones Unión, La Habana, 2004.
Otro color, otras figuras geométricas, Ediciones Pleamar, 2007; Ediciones Unicornio, 2009.
El juego de la memoria (o Bajo el árbol del mango), Editorial Benchomo, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, 2009.
Con cierta elegancia, Editorial San Librario, Colombia, 2009; Editorial Letras Cubanas, 2010.

Además, para la Editorial Letras Cubanas seleccionó y prologó la antología/catálogo de jóvenes poetas cubanos "Cuerpo sobre cuerpo" (en conjunto con Aymara Aymerich), 2000; y la muy importante muestra de poesía cubana contemporánea "La Estrella de Cuba. Inventario de una expedición", 2004, reeditada en Venezuela por Monte Avila Editores, en el 2005.

Como narrador ha dado a conocer el relato testimonial “Los pies en la tierra” y la novela “Que te vuelva a encontrar” (Editorial Letras Cubanas, 2009; Editorial El perro y la rana, Venezuela, 2010), con la cual obtuvo el Premio Razón de Ser que otorga la Fundación Alejo Carpentier a proyectos de libros.

Por su obra le han distinguido con:

• Primer Premio del Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso, 2008, convocado por el periódico Trabajadores, con el poema en décimas “Cambio de época, ¿cambio?”.
• Primer Accésit del Premio Nacional de Literatura José María Heredia, 2008, convocado por la UNEAC de Santiago de Cuba, por el libro de poesía en décimas “El juego de la memoria (o Bajo el árbol del mango)”.
• Premio de Poesía en la X edición del Concurso Literario Félix Pita Rodríguez, 2008, por su cuaderno: "Otro color, otras figuras geométricas".

Ha impartido conferencias y realizado lecturas en Alemania, Argentina, Cuba, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Puerto Rico y Venezuela. Sus artículos, entrevistas y textos poéticos y de ficción aparecen en numerosas antologías, publicaciones periódicas y sitios digitales de la isla y de otros países. Le fue conferida la Distinción Por la Cultura Cubana.

Reside en La Habana.

( Direcciones de correo electrónico: edelmorales@loynaz.cult.cu - albemfuentes@gmail.com )



VIENDO LOS AUTOS PASAR HACIA OCCIDENTE

En las pequeñas ciudades del centro de Cuba
las calles, habitualmente bulliciosas y dulces,
se quedan vacías en los meses de invierno.
Yo he vivido esa pesada quietud.
Los estudiantes se han marchado a descubrir el mundo
y una paz, una extraña y larga ausencia,
llega hasta las paredes y penetra al interior de los edificios.
Los clubes, las casas de cultura, los campos deportivos,
semejan un set, cuidadosamente preparado,
que espera el regreso de los actores para continuar la filmación.
En las pequeñas ciudades del centro de Cuba
todo es ausencia y espera en lo meses de invierno.
Yo he vivido esa pesada quietud.
Noches de febrero en la esquina vacía de Libertad y Paseo,
viendo los autos pasar hacia Occidente.
Como quien ve a una muchacha de piel muy limpia y cabellos negros
pasar gustosa hacia otro hombre.


PISOS HÚMEDOS

Vuelves a estar en los pisos húmedos de la casa lejana
de donde en verdad nunca has partido.
En su florescencia de marzo
los altos mangos iban también en esos viajes,
picoteaban las aves tu café de las seis en el patio de lajas,
era la sonrisa de tu hermana lo que iluminaba las postales
y recogía en los espejos el humo del padre,
los silencios de la madre, la ausencia de Miguel.
Todo iba contigo por el mundo.
Todas las cosas simples
donde aprendiste a encontrar tu nombre.
Todo iba contigo en esos viajes.
Vuelves a estar luego de veinte años en los pisos húmedos
de Masó 151 —que no es avenida al mar— sino calle que termina
en el agrio movimiento de las vegas de tabaco.
Todo lo que en este tiempo has visto
era hermoso y extraño: los distintos lenguajes de los hombres,
el gozo de tocar las nubes y vivir la paz del cielo,
los cuerpos que se ofrecían gustosos y sueltos
en las escaleras de los night clubs.
Todo se te oculta frente a la claridad de este instante.
Vuelves a estar en el tono azul de los cuadros de familia
y ya sabes qué significa partir,
qué te esperaba más allá de las fantasías de neón,
qué encontrarás en las próximas ciudades.
Toda esa belleza extraña y ajena, toda esa sabiduría
—y la iluminación que pudiste gozar en los sitios lejanos—
entraba en ti para que reconocieras la humedad de estos pisos.
Pero no culpes al mundo por eso: sin el placer y el dolor
que en tus manos pusieron estos largos veinte años
nada hubiese sido claramente tuyo,
nunca hubieses podido decir: por encima de todas las cosas
el tono azul de los cuadros de familia,
la florescencia de marzo sobre las aves del patio.
Todo se te oculta frente la claridad de este instante.
Y aún así, vuelves a estar de espaldas a la puerta,
vuelves a escuchar tu adiós en los pisos húmedos,
vuelves a buscar en nuevos viajes esta casa lejana
de donde, en verdad, nunca has partido.


CON CIERTA ELEGANCIA

Cierta elegancia
en la boca, cierto desacuerdo,
conviene —corresponde bien—
al modelo que predomina
y triunfa. En la ciudad abigarrada.
En los festines —sexuados—
de sus bares y casonas, conviene:
cierta elegancia en la boca,
cierto desacuerdo.

En las playitas privadas,
en los puentes de una sola dirección,
en las antiguas plazas —solitarias—
que frondosamente te reciben,
conviene mostrar: cierta elegancia
en la boca, cierto desacuerdo.
En la piel seductora de sus hijas, conviene.
No olvides ese dato.

Te recibe amena. Abre
para ti sus galerías. Se entrega
sin reservas —un cuerpo
arreglado para la especulación.
Pero exige. Se entrega y exige,
un resguardo seguro: cierta elegancia
en la boca, cierto desacuerdo.

Conviene: un poco
de travestismo. En la lógica
virtual de los internautas, conviene.
En las rápidas avenidas luminosas,
conviene: bajar velocidades. En
la extensa tradición comentada
por los libros —que vuelven a ser época—
conviene: cierta elegancia en la boca,
cierto desacuerdo.

No olvides ese dato.
Corresponde bien al modelo
que predomina y triunfa.



del libro LEJOS DE LA CORRIENTE, 2004

I
Y mientras la luna eclipsa:
¿quién escucha mi canción?
¿Alguien oye mi canción
mientras ya la luna eclipsa?
Bien, escritura, elipsa
la doble sombra y conjuga
la bruma: cansa, arruga
sueños el gran mago de Oz.
Escribe un texto sin voz
y escribe: La luz se fuga.


II
Dicta, silencio dador,
de la luz la doble fuga.
Dicta, silencio, la oruga
lame todo el esplendor.
El Verbo del Hacedor
pone su límite oscuro:
no estarás nunca seguro
de que vives lo que vives.
Sólo si un día lo escribes:
La luz en que yo perduro.


Toda la noche la casa ha estado vacía,
viajaba en esa oscuridad:
Babilonia, Atenas, el Cuzco
—ciudades que invitan a vivir otra vida
en calles trazadas para el ejercicio y el goce del amor.

Echado en la cama durante toda la noche
mira al techo vacío de la casa:
es blanco y está totalmente limpio de significados.
Pero hay tanta promesa de vida en la contemplación,
tanta posibilidad en las preguntas
que la incertidumbre y la blancura de un techo aceptan.

Barcelona, Buenos Aires, La Habana
—ciudades que ha visto pasar desde siempre
en el tiempo de la meditación que impone una casa apagada
(ni demasiado suyas, ni demasiado ajenas,
ni demasiado iguales)
invitándolo a vivir una vida distinta
en calles trazadas para el ejercicio y el goce de la libertad.

Las mira desvanecerse mutuamente
después de habitar en ellas durante muchas horas.
Sabe que volverán en el próximo corte de luz.
Como vuelve en el techo iluminado de la casa
el tiempo de la realidad y de la poca acción.


El universo expande la finitud de sus cuerdas:
no hay bordes. Es de noche alrededor.
Y de estos versos —escritos para precisar un instante—
nada quedará, finalmente. Lo sé, intentan
una imagen imposible del suceso.
Perdura en ellos la magia antigua del cazador,
su fiebre por encontrar la huella en la espesura,
su destino entre el bien y el mal.
Los acontecimientos se revelan demasiado visibles,
demasiado vergonzantes para una escritura
sumergida en el smog y en la frialdad
de la época contemporánea.
Lo sé, conozco las escuelas y sus dogmas.
Nada quedará de su impulso cegador. Nada
de la intensidad y la fiebre de esa singularidad desnuda.
Es de noche. El Universo se expande. No hay bordes.
Pero sí finitud en las cuerdas
y en la antigua magia del cazador para cumplir un sueño.
En esa fría indeterminación hago lecturas.
En ese caos preciso un instante —La Habana, año noventa
y sucesivos—y traduzco para un amigo estos versos:
hechos con una rara claridad que los condena
y los aleja de cualquier estética al uso.
Serán barridos hacia otro horizonte, lejos de la corriente.

Lo sé. Como sé que ninguna sustancia
escapa a la intensa gravedad de los agujeros negros.
Ni siquiera la luz.


Para qué te sostiene
para qué se desgasta inútilmente
mi psiquis
—que alguien menos triste llamaría sin eufemismos
mi alma—
en vitalidades carentes de provecho.
Para qué me infarto.
Para qué retorno en paz a ese futuro
anulado antes de ser
—los libros, los nietos, los caminos—
con giros y palabras
que igual pronunciaría en el más árido desierto.

Por más estoicas que sean sus previsiones
nada significan en tu argot
los amables gestos —incomprendidos siempre—
que mi ánimo intenta proponer.
Carente de emoción está tu vida, seca.
Desolada y fría está tu especie, recelosa del bien.
Como el arroz marchito antes del sol de su cosecha.
Como los capiteles muertos tras el paso de los siglos.
Así es mi miedo a perder por inacción
—o por ausencia elemental de forma y de sentido—
lo que siempre supe definir: lo más amado.
Así es el nervio de mi entrega.

Pero pasan los días y las noches
y otra vez los días marcados de la fiesta
sin que mi voz te encuentre preparada.

Para qué te sostiene, me pregunto, para qué.
Si la ciudad se expande y me seduce y canta.
Para qué se desgasta inútilmente
mi alma lamentable.



del libro EL JUEGO DE LA MEMORIA (o Bajo el árbol del mango), 2009
XXIII (the mango tree)

Homenaje a Hart Crane. ......................... ...... ...................
.................................Para José Antonio Taboada y Carlos Augusto Alfonso, en los diálogos de La Estrella


1
Entre pinos y mariscos
cantaba el árbol del mango,
en versos que le dan rango
de pilastras y obeliscos.

¿Varó su cuerpo en los riscos
de alguna costa perdida
o aquella carne fue roída
por un pez entre las olas?

Sufrió las lunas a solas
y eso selló su partida.

2
Ironía vil de un destino
que enfrenta sin paz el hombre:
hondo sumerge su nombre
en el denso remolino.

Y un mundo que es masculino
desde la palabra al hecho
apenas propone un lecho
en el agua a los suicidas

sin sexo ni salvavidas
que estrujar contra su pecho.

3
Acometió un poema épico
donde encarnara la América
mística, and hemisférica,
sobre aquel The bridge acético.

Viajaba desde lo estético
hacia amores hibernados:
Voyages bien trasvasados
en secuencias de este tiempo.

The mango tree que a destiempo
lanzó a los acantilados.


miércoles, 7 de noviembre de 2007

Alex Fleites (Caracas/Venezuela, 1954)



Alex Fleites Rodríguez
(Caracas, Venezuela, 7.05.1954)

Poeta, narrador, editor, crítico, guionista de cine y periodista.

.
Ciudadano cubano y residente en Cuba desde su infancia, es Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana, 1980.
.
Traducido al inglés, ruso, italiano, francés y portugués. Incluido en importantes antologías de poesía cubana contemporánea.

Ha publicado los poemarios:
  • Primeros argumentos, Ed. Extramuros, La Habana, 1974.
  • Dictado por la lluvia, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1976.
  • A dos espacios, Ed. Unión, La Habana, 1981.
  • De vital importancia, Ed. Abril, La Habana, 1984.
  • El arca de la serena alegría, Ed. Universidad de La Habana, 1985.
  • Memorias del sueño, Ed. Unión, La Habana, 1989.
  • Ómnibus de noche, Ed. Unión, La Habana, 1995.
  • Un perro en la casa del amor, Ed. Unión, La Habana, 2003.
  • La violenta ternura, Ed. Letras Cubanas. La Habana, 2007.


( Dirección de correo electrónico: alef54@cubarte.cult.cu )
.

MONÓLOGO EXTERIOR VIENDO PASTAR LOS VIVOS

...............................................................The mortgage of the dead is known.
....................................................................................[Carson McCullers]


..............................................para José María y Oilda, que, sin mirar, me ven


Los muertos no saben que lo son
hasta que se asoman al espejo;
hasta que hunden las manos en el agua;
hasta que exigen su lugar en la mesa,
la música querida, los vencidos retratos

El azogue les devuelve otro rostro;
el agua no los alivia –ni siquiera los roza–;
y en la mesa los jóvenes beben con profundidad,
escuchan discos estridentes,
se toman instantáneas

Los muertos no sienten ya rencor,
no experimentan placer
si el viento, inútilmente, intenta despeinarlos

Los muertos no leen sobre el hombro,
no codician la mujer del hijo,
no cruzan la calle a contramano,
no se arrepienten, no besan, no se dejan odiar,
no sorben, ruidosos, la sopa indefinible
Los muertos no pueden asentir,
no se dejan querer
–mucho menos invocar–

Los muertos pierden la preferencia del color,
pierden la acidez del sexo,
los deseos de derribar una puerta a patadas

Los muertos son inofensivos,
no pueden votar, no se pronuncian en congresos,
no marchan por las calles gritando soledad

Los muertos los miramos vivir, enternecerse,
los escuchamos fingir que todo ya está dicho,
los comprendemos, con sonrisa cómplice,
desde el fondo de los espejos,
desde el recuerdo de la calidez del agua,
desde los compases del vals que bailamos
cuando los soñábamos a ustedes,
desde los amarillos, ilegibles retratos
donde esperamos para siempre.

.

del libro A dos espacios (1981)
AMABLE LECTOR, NO SE CONFÍE

En la octava línea de este texto
una paloma está agonizando,
pero usted puede no mirarla
Aguarde mejor en la palabra cuarta:
ha llovido, y justo allí, dique inocente,
un niño juega a detener el agua

Ya sé que no vale la pena
un par de alas abatidas
ni el encendido pico
que ahora sorbe, ansioso,
la frescura de la tinta;
pero sucede, lector,
que hacia el final del poema
una muchacha se baña
desnuda en la playa

Si viera, hay tanto azul
y oro en el paisaje
Sus senos desafían en la espuma
y todos los aromas del mundo la regalan
Mas qué le digo…
Usted está sentado junto al niño
viéndolo navegar sueños adentro,
mientras piensa con horror
en una paloma que agoniza

Quédese ahí, no sufra en vano,
después de todo, una muchacha
no vale lo que un sueño

Al final, sólo un detalle:
no se confíe,
la belleza más bien es una espada
Lo que corre a sus pies, puede ser sangre,
y si se fija bien
quizás alcance a distinguir
un desvalido barco de papel
de un ave herida que la corriente arrastra.

.
.
del libro Ómnibus de noche (1995)
.TERPSÍCORE HABLABA UN IDIOMA EXTRAÑO

Virginidad perdida. La mano a la cabeza
La música, un lamento. La música, el tiempo de no estar
parado ahí viendo gotear las hojas

Entran y salen los hombres a exponer su fulgor
Quieren probar que toda penumbra los imantará,
que la claridad ha de limpiar sus huesos

Ella baila de nuevo para mí
Ella salta de nuevo fuera de la luz
Ella extiende los brazos hacia donde sabe
alguna vez estuvo mi sonrisa

Humo en el hogar
Humo en las bocas que se cubren de espuma
Es la canción de los viejos marinos
que han perdido los ojos
y ahora dicen su glorioso dolor

Ven al extremo donde todos golpeamos la mesa
Asiente así, como si reconocieras esa música
que apenas deja respirar

Al final del siglo
somos los jóvenes más viejos de la tierra

¿No la reconoces? Es Terpsícore
Se está ofreciendo a ti. Se está ofreciendo
para que nos rajemos con ella la garganta,
para que nos comamos los puños,
para que nos lancemos al asalto
contra la alegría de los otros

Esta noche el cielo va a morir
Cantaremos de la mano su alabanza
Desde esta taberna patearemos su cadáver.



del libro Un perro en la casa del amor (2003)
COMUNICACIÓN MÉXICO-LA HABANA, O
ANTOINE DOINEL A AMBOS LADOS DE LA LÍNEA

........................................................................................................................para Álvaro


Hermano Antoine, solos, indefensos
ante el arcaico impulso de abrazar,
sorteando las precisas máquinas de guerra,
sentados en el límite, los pies hundidos en la noche,
qué nos queda sino mirar con cierto aburrimiento

La gente no comprende La gente hace hijos
La gente va al zoológico y tiembla de pavor
si se descubre en una jaula más vasta,
limitada por la ilusión del horizonte

Nosotros comemos las amargas fresas de la hora
Nadie nos ve Nadie quiere saber de los dos

¡A la ciudad, bajo la lluvia, a la ciudad!

Un hombre besa despiadadamente a una mujer
Un perro vira con rabia los tachos de basura

Alguna relación habrá
entre dos personas que se aman con dolor
y un pobre perro

Alguna relación, entre el final del Siglo,
sus temblores, este Antoine ensangrentado
que va de una a otra pared,
y el teléfono, insistente, que nadie hace callar

Querido y viejo amigo:
a la salida del colegio nos reconoceremos
en la transparencia del mar,
nos saludaremos con el gesto
de quienes comparten el silencio
en el que duermen hipocampos y anémonas

No dejes de patear las piedras del camino
Y si no hubiera, lanza alegremente
el corazón contra la puerta del mundo

A tu hora, también convocarás a un nuevo Antoine
También te sentirás lleno de culpa
También, como un poseso, esperarás una llamada
para escucharte del otro lado de la línea..

.
.
ALTERNAS VIBRACIONES, GOTITAS DE MISERIA

Quien mira a lo alto de la ciudad
descubre en el cielo su rostro envejecido
También el entramado
de los cables y las hojas
cediéndose alternas vibraciones

Entre ramas y hollín
aquí pasaba, urgente, el verano
Insectos laboriosos
acarreaban polvo,
gotitas de miseria
que caían como nieve
sobre las cabezas
de los impávidos viandantes

Sobre la ciudad se alzaba la ciudad
Y sobre el magma de los sueños, versos

Pero llegó el día
que Dios se puso malo:
cerró el negocio
y se echó a dormir sobre su sombra

Nosotros, los muchachos de siempre,
los coreutas amargos, con rosas en los labios,
acudimos corriendo a los templos
y rompimos las puertas a patadas
Queríamos que no terminara la función,
un trago más,
visajes obscenos de las últimas danzantes
Que los capellanes
nos devolvieran las palabras
y los olores perdidos,
los años que cantamos
despreocupadamente entre las ruinas,
fingiendo que todo daba igual,
que ya amanecería

Pero adentro sólo había ángeles rendidos,
embrutecidos apóstoles borrachos,
jabalíes hozando entre las piernas
de las vírgenes eternamente mancilladas
Y nada de la felicidad
que prometiera el Padre

Todo en esta ciudad
donde a veces miramos a lo alto,
y los hijos se olvidan de sacarnos al sol
Esta misma ciudad
que nos deja vivir porque nos mata.
.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Luis Manuel Perez Boitel (Remedios, 1969)


Luis Manuel Pérez Boitel
(Remedios, Villa Clara, 10.08.1969)




Poeta y abogado.

Es Licenciado en Ciencias Jurídicas, y miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Ha publicado los poemarios:

Unidos por el agua / Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara (1997)
Bajo el signo del otro / Premio Pinos Nuevos (1999)
Los inciertos dominios del escriba / Premio Calendario, Asociación Hermanos Saínz (1999)
La oración del inquilino / Premio Sed de Belleza (2001)
Aún nos pertenece el otoño / Premio Casa de las Américas de Poesía (2002)
No llames en la noche / Premio Desiderio Macías Silva de Poesía, México (2005)
Memorial de invierno / Premio Casa de Teatro, República Dominicana (2006)
Para no quedar en el andén (Editora Capiro, 2006)
Nunca preguntes por la gloria (Editorial Letras Cubanas, 2006)
Un mundo para Nathalie (Ediciones Cauce, 2007)
En esta extraña circunstancia (Editorial Letras Cubanas, 2008)
Las naves que la ausencia nombra (Editorial La Garua libros, Barcelona, 2008)
Conversaciones con máscara (Littera libros, 2009)

Sus textos han sido publicados en antologías y diversas revistas y portales en la web de Brasil, Chile, Colombia, Cuba, España, México, Puerto Rico, República Dominicana, USA y Venezuela, y colabora con diferentes publicaciones periódicas cubanas como: "La Letra del Escriba" y "El Caimán Barbudo".

Otros premios y reconocimientos obtenidos por su obra:

• Medalla de Plata y Bronce en el Festival Nacional de Artistas Aficionados de la FEU en los géneros de poesía y testimonio, respectivamente (1994)
• Premio de Poesía en el Concurso Abel Santamaría de la Universidad Central de Las Villas (1996)
• Premio Regino Pedroso (1998)
• Primer Accessit del Concurso Internacional de Poesía "Bustar Viejo", Madrid, España (1998)
• Mención Especial del jurado en el Premio Miguel de Cervantes, Granada, España (2001)
• Premio Especial de Unión de Reyes en el Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso (2001)
• Premio en el Concurso Nacional Poesía de Amor de Varadero (2002)
• Premio Ser Fiel (2002)
• Premio Internacional de Poesía Nosside Caribe, Italia, (2004)
• Premio III Certamen Internacional de Poesía Marius Sampere, Barcelona, España (2007)
• Mención en la XI edición del Premio Literario Félix Pita Rodríguez, género Poesía (2009)
• Primer Premio de la I Bienal Literaria Bambamarca: Voces de la tierra (2010), convocada por la Representación Internacional de Venezuela de la Casa del Poeta Peruano, con el cuaderno “Algo parecido a un ciprés”.
• Primer lugar del I Premio Internacional de Poesía La Venta de las Palabras, Tarancón, Cuenca, España (2010); con el cuaderno "El tiempo de Ireneo".
• Primer Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa, Honduras (2010); con el cuaderno "Hay quien se despide en la arena".

( Dirección de correo electrónico:
boitel@cenit.cult.cu )



CAMINO DE SAUCE

..........................................................Iba y venía, delicado y fatal, cargado de infinita energía,
...........................................................del otro lado de los firmes barrotes y todos lo mirábamos.
................................................................................................................[J. L. Borges]

En un abrir y cerrar los ojos la luz serpentea
bajo los árboles y me conmina al silencio. Difícil ha sido
en esta otra temporada rehacer lo que va quedando,
suponiendo que quede lo mínimo. Lo indefinido. Algún indicio.
Cierta cosa pretendo cuando descifro en el dibujo de Miró
la angustia de los cuerpos, un camino de sauce, unas curvas
que vierten sobre mí un largo hechizo. Hechizo de la mano,
providencia esta, hechizo de lo que no pudiera domesticar
en ese paso por la comarca. Llegar - por ejemplo - a Barcelona
y no detenerme en la colina de Montjuïj, sería impensado;
cuando miro atrás sólo queda la Plaza de España, un bosquecillo
por el que voy subiendo, sin percatarme, sin contrarrestar
lo que fue el invierno más cruel. En un abrir y cerrar los ojos,
imagino que esto es España, un camino de sauce, el rostro
irreverente de Miró con una máscara y un espejo, y yo
sólo voy caminando, sólo me dejo llevar, descubro el sur,
cruzo un puerto, no estoy aquí, veo que en la colina
alguien se despide y llego hasta un punto
donde alguien pronuncia mi nombre.



I
las sombras cobijan
el rostro de los leñadores, el tiempo cubre el dúctil espacio,
las canijas luces sobre el acantilado. suponía el incógnito
transitar entre los bebedores de cerveza.
ya nada sabré de la Estigia. había olvidado a Sócrates:
—Conócete a ti mismo.
pero los navíos ya cruzaban el temporal. y solo quedaban
las sombras, el rumor de las sombras, como si fuese poco.


II
gustaba de los vinillos
en el festín. la acomodadora nos indicaba el sitio perfecto.
alumbrándonos el paso silencioso entre la ciudad, reconocía al paseante.
a deshora, uno puede jugar para reconocerse, y quedar frente al espejo
\ como el héroe que toma una flor en el jardín de Obsidiana
y llega después a simular el acto, a no reconocer
el sitio del encuentro porque es demasiado el otoño o porque no hay otoño
palpable después de todo.


III
si pudiera llegara con el amante
al inhóspito sitio. desde un ciprés escribo cosas
que nadie logra equiparar. suponía un barco, las carpas de un circo
entre la multitud, y creo que hasta Dios pudiera imaginar
la dureza del cuerpo, la sed del cuerpo.
desde un ciprés pretendo revivir la llegada del San Miguel Arcángel,
mientras otros buscan en la trastienda algo que no tendría solución,
la fragancia de un geranio, o el canto de un pájaro que se pierde
\ después del trigal. ahora.


UN DÍA ACABARÉ SIENDO LA NADA

quizás vestía de blanco y era aquel hombre acercándose a la multitud de un parque de provincia. buscaba, tal vez, entre los ralos árboles una noche de invierno, un sendero que no conducía a ningún sitio posible. el incoherente paisaje que me advierte de un raro fingimiento, de una utopía, nada tiene que ver con aquel hacedor buscando el soliloquio, el velamen. en la vorágine de un tiempo, un día acabaré siendo la nada, el despertar de un hombre junto a lo extraño, quizá fue un signo de mala suerte. según el ángel de la guarda, nada pudiera contra el que me desconoce entre las caravanas de una ciudad invisible. vestía de blanco, y te­­n­­ía un nombre me­mo­rable y una casa en las afueras pintada de cal y figuras de yeso. cuando amanecí reconocía en el rostro de Rimbaud un sueño parecido, un hombre es siempre un sueño parecido, el sueño dentro del sueño, el hombre dentro del hombre. un poema nos sumerge en el convite, más allá del convite. entonces salgo de la historia, y queda afuera la ciudad irremplazable, el nombre que no tuve, el amigo que llegó para ocupar el sitio. si me dijeran cuál es mi nombre verdadero, yo fuera entre la multitud de un pueblerino parque y me sentara como si fuese domingo, como si fuese un desconocido que escribe un poema para concebir el hierático paso de la noche.



..........................................................Nadie habrá de suponer
..........................................................que esto es de gran importancia para la nación
..........................................................................................................[W.C. Williams]

mi madre fuma Marboro Light, como si fuese una amenaza
pública. mientras descubro que en la calida habitación duerme
un gato siamés, me olvido del Empire State
y confundo las postales. la observación que hago
de las cosas dispuestas al límite, es irracional. el ser que soy
se diferencia de lo irracional, del negativo?
deambulo. tengo adicción por los breves momentos.
pretender que un instante anterior me nace,
se reproduce en mi sino, es justificar
ese humo que a ras de la cabeza me sostiene,
como la trastienda. y corre marzo sobre el cuerpo.
el fantasmagórico ¿cuerpo del otro?
así fue la impresión que nos dejó ver los peces
en el mercado central.
mi madre mira de soslayo la avenida
donde el que va delante tiene su cuartada y la razón;
parte de la razón. (viendo que la razón es un supuesto
juicio que provoca un ideal abstracto).
el sacrificio es admitir en el otro que la reducción
de tales espacios nos provee de felicidad.
luego se evaporó el gramófono y las cartas
(¿tus cartas?) fueron el pretexto
para adueñarse de lo que quedó.
tengo mal dormir y entre la ventana y el cuadro
del abuelo las cosas fueron desapareciendo.
todo está en marcha cuando busco
en la prensa nacional aquellos otros peces
y la bitácora. Nadie habrá de suponer que esto sea
de gran importancia para la nación.
mi madre fuma Marboro Light y desmiento
cada una de las postales del ilusionista. cada una de sus jugadas
que parecen perfectas. a simple vista es descubrir
cómo se empolva la memoria o parte de la memoria,
y hasta los discos de los Beatles. aquellas fachadas
parecen de mal gusto y enrarecen la quioscos de la multitud,
aún cuando hemos perdido el tiempo. mi madre reconoce
que existe la posibilidad de doblegar ese espacio,
cuando en la calle nos detenemos en un punto preciso
(¿en el mercado?), sólo ella y yo nos damos cuenta
que por un minuto algo de nosotros había cambiado
de repente.


VIDA DE POETA

.................................................Et je m´en vais/ Au vent mauvais
........................................Qui m´emporte/ Deçà, delà,
....................................Pareil à la/ Feuille morte.
............. ...............................................................[Paul Verlaine]

recordando el Boulevard Saint-Michel,
la tarde se perdía. después de apostar por el otoño
próximo. Verlaine cubría el banquillo húmedo
frente al bar donde los poetas pierden sus anhelos,
quizás. cruzamos unas palabras para distinguir el órfico
enigma. y nada nos pareció tan práctico
como aquel hombre que nos invocaba al poeta.
tenía cierto orgullo por la música que provenía
de los bares de costumbres. allí pasamos la noche.
la incierta morada fue un lujo y el desconocido
nos auguró salvarnos. tenía un papel en sus manos,
que repasaba como algo necesario. la luz de aquel
paraje, por ejemplo, delataba al poema que no pudo
ser diferente. Verlaine a esta misma hora estaría
por aquí, con sus sombrero, y la sombra fantasmagórica
de Rimbaud. ellos tenían una conversación
a orillas de aquel refugio. no me asombré. así
es la vida de poeta. y me voy –igual que Verlaine –
con el viento malo, que me lleva, aquí, allá,
semejante a la hoja muerta.


BELLA ÉPOCA


un día en medio del sendero
alguien te preguntará por el advenedizo
hombre que llevas y habrá un silencio.
una demoledora paz cubrirá
en apretado instante la arboladura del verano. los pastos que cubrían
la cabaña donde el fuego se debatía en cubrir
tanta soledad. el incienso nos proveería de la súplica
y sólo habría una abertura para recordar al padre
que dispuso en un páramo, la hora del te.
la renovada imagen de un Dios que se asegmenta y nutre,
entre promontorios, la imagen misma, la falta de lumbre.
cabría decir, son tiempos difíciles,
pero en un poema algo hay de neutralidad;
de esas imágenes que la artista nos impone
en medio de un tiempo. el despertar, sus saudades
como marineros que se aíslan, como cuerpos dispuestas
a la noche o al comienzo, en lo irreverente,
como pudo ser la mano poderosa que se deposita
o la fatiga del viaje. La artista conoce de las sombras
y solo nos enmudece ante la época, el rostro
equidistante de los hombres. son tiempos difíciles.

ellos tomaban vino de Rusia y yo me quedé
pensando en el ocaso donde un cuerpo desaliñado
me convoca. cae la tarde. al final
no estoy tan solo en la cabaña.
vuelve la fe al centro de la mesa y es la hora precisa,
la supuesta hora. ellos beben en vasos de cartón sus glorias
terrenales, sus dudas. podría admitir
que marzo no fue el último reducto, ni la plegaria.
por la filigrana que me conduce al sitio de reposo, admito
la bella época, es decir, el invierno.
no creo que se haya caído
una rama del árbol milenario, por azar. un cuerpo pasa a ras
del poema y enmudezco
para no reconocer su breve estancia.
cabría decir, son tiempos difíciles, pero no me atrevo
a confirmar lo imposible, a ir deletreando un nombre,
en el supuesto nombre. y cae la tarde
con sus mejores luces desde la cabaña donde los cuerpos buscan
el estío, lo efímero del sitio. ellos referían épocas
antiguas donde la lumbre
era la mejor opción. bastaría escuchar en medio del sendero
al hombre que llevas, y habrá un silencio enorme, una demoledora paz.


AL FONDO EL AGRESTE PAISAJE. LA INUSITADA NOCHE

hace unas horas, me asomé a la ventana. saldremos de un sitio para entrar en otro, nos ratifica la tarde. deletreo el espectáculo del que somos inseparablemente los cuerpos (¿los únicos cuerpos?). el umbral. la inteligible morada. a nada he renunciado cuando a ciegas descubro al niño que corre detrás de su pelota. y veo al ómnibus cerca. la muerte. en la ventana un geranio se aferra a la frontera por donde las voces penetran agujereando todo lo material, develando el vacío. gustaba de tomar esos vinillos a la hora de la cena. con posterioridad mi mano no pudo alcanzar la pelota y el niño sigue donde antes. al fondo el agreste paisaje, la inusitada noche nos devuelve la arboladura. a ciegas tomo un candil para desmentir el universo que penetra, la desnudez que me abriga. he tenido demasiada suerte de que la lluvia sea irrepetible. un salto. el vendaval. siento el gemido de las ánimas cuando parsimoniosas cruzan la penumbra en desasidas imágenes como un soplo de luz por la ribera.

los días van transcurriendo.

aparentemente gustaba ver en los pastos al pájaro meciendo la neutralidad (¿su neutralidad?). laceraba el antagónico y abrupto relieve, el áspid, donde yacen todos los sortilegios del mundo. la filosa huella que consterna al hombre. ni la nieve ya ronda el ocre de la foto donde la noche penetra los juncos derramados y se escuchan las voces de los muertos. también tuvo suerte el ruiseñor pero una advenediza imagen nos hizo a otros sitios, ya invisibles. si pudiera abrazar la demoledora razón que nos habita, y nos arroja al fuego de estos años, como pétreas máscaras, como torpes animalejos dispuestos a morir en una obsesión que va más allá de los límites, de ese indescriptible aroma que nos impone el nogal, las aguas de un río, o la palabra eternidad.

los días van transcurriendo.

por la ranura admito el vértigo. las canijas luces del Oráculo de los hombres, donde una vez resurgían las sombras, la ceniza, y la tierra del anacoreta era un sitio de reposo. allí hubiera repasado estas –mis- palabras, como ahora deletreo la mano arrugada y temblorosa frente a este sosiego que me impone el mar, el reflejo de las aguas que alguna vez cubrieron esta Isla. el mapa que se distiende invade el lúdico escenario. gustaba tomar esos vinillos a la hora de la cena. la multitud seguía impenitente. la fatiga ha devorado los contornos de un árbol, los trasnochados aromas de una estación que nunca pude precisar. los temores me encumbran y veo que estoy solo en la fachada de la foto, justo donde el ocre se adueña de los que compartían el sitio. adentro hay sombras, y palabras, y algo de luz (¿pudiera ser posible?). afuera, apenas sucede el mediodía y queda, quizás, el rocío entre los geranios del patio. cansado miro el horizonte donde advierto el canto de un ave, el gemido de un animal nocturno, y siento que alguien se acerca y merodea el sitio de reposo. esperanzado, descorro las cortinas.

los días van transcurriendo.


UN POEMA SOBRE UN BANCO DE PARQUE


Amada, déjame decir tu nombre
recóndito y misterioso como las aguas
que abre el círculo de la cuaresma.
Pedro Llanes Delgado
ahora que estoy en el vórtice
donde los danzantes esperan
junto al despeñadero la imagen
de la muchacha que cierra el Oráculo
de Delfos. no mires al lebrel,
no sientas el paso de las aguas del río.
olvida el fulgor que traen
las auroras por estos recónditos parajes.
en los ojos del flechero
hay algo de culpa, como hay algo de culpa
en el corazón del espantapájaros, en su argamasa.
no te atrevas a invocar a las nereidas. el otoño
regresará sobre un banco de parque,
para borrar los recuerdos (¿tus recuerdos?).
amada, deja en el laurel la epifanía,
el eco que has descubierto por estas
praderas invisibles donde Dios
nos abandona entre los astros.
ahora que estoy en el vórtice,
en el círculo de la cuaresma,
donde los potros salvajes
recuerdan los adagios de la estación,
y siento cómo escurridizas luces
me penetran, y me roban las palabras.


ANTIGÜEDADES (EN UNA VASIJA DE PELTRE)


rehúso definir las líneas de la mano.
me admiro por la permanencia, afuera
cuando no hay nada que perder. yo, desnudo
dejo la abertura. y la luz confunde el arco total
¿desde el alféizar? (exacto punto equidistante)
ángulo mínimo desde el espectáculo
que hace mi cicatriz junto a los promontorios.
una foto sepia estrujo, en fin
las cosas han quedado como aquel poema
que hablaba sobre la posteridad. y el territorio
sin mapa definido donde alcanzar ¿el premio?
el tiempo anterior que ya me inquieta,
apenas existe. en la bitácora de los años
volvería sobre aquel verso y el sonido de la piedra (cayendo)
desde el baldío sitio ¿(im) personal? fuimos a esos senderos
ensayando las palabras que se olvidarían.
mientras yo era aquel adolescente
de rostro advenedizo. nada me hacía esperar.
en la neutralidad del poema mi voz escapa,
a menudo. siento los picos de los pájaros aferrados al caos,
a la maraña del verso (inquietos, podríamos decirlo así).
fijo sobre aquella tempestad lo que materialmente dejarían
estas antigüedades (en una vasija de peltre)
que ya no serían el lúdico espacio arrebatado
por el hombre; el péndulo cayendo sobre el oficio.
la aguja del tiempo y esta otra sombra irrepetible
en la confirmación del sendero (mis manos desde la utilidad
de aquellas cosas antagónicas)
mientras yo era aquel adolescente de rostro
advenedizo, aferrado a la travesía.
– nadie pudiera decirme exactamente ¿por qué?


CARTAS DESDE FRANCIA, 1989


en el vaivén de las hojas
que ya no serán más del árbol y la primavera,
otra cuerpo se distiende en el desgaste
de las cosas (in)tangibles. otros días
volverán a la subasta de lo efímero
y otra noche (para ser más exacto) aguardará
el éxtasis que tus ojos ocultan. en vilo
por los senderos menos transitables
leo (cartas desde Francia, l989) apenas
tuve fortuna junto al límite. un animal
enjaezado a mi vientre recubría
toda esta tierra flotante de espíritus.
ya no podré más detener las palabras,
en la evasión de sus golpes dejo silencio.
junto a lo advenedizo o inmaterial
llega a su término lo menos lúdico, lo menos
aparente. en el vaivén de las hojas
la neutralidad semeja el invierno tardío.
ahora que nadie escribe cartas
hay demasiado afán despojado de palabras.
más allá del Boulevard Saint-Germaine
el polvo ciega la fe (había señalado en el Diario).
definitivamente, todo lo memorable nos pertenece.