sábado, 20 de diciembre de 2008

Alexis Castaneda (Santa Clara, 1957)



Alexis Castañeda Pérez de Alejo
(Santa Clara, Villa Clara, 1957)

Poeta, ensayista y crítico.
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Graduado de Historia y Periodismo, labora actualmente como especialista principal en el Comité Provincial de la UNEAC, Villa Clara; y mantiene una página fija en la revista Umbral (revista de pensamiento crítico y creación artística y literaria que mira desde la cultura y en la provincia de Villa Clara, fundada en 1969), así como es miembro del consejo asesor de la revista Signos (también fundada en Villa Clara/1969 por Samuel Feijoo).

De su autoría se han publicado los libros:
  • El sitio de la soledad (poesía), Editorial Capiro, 1999.
  • Yo simplemente hago o La Aventura de El Mejunje (testimonio), Editorial Sed de Belleza, 2001.
  • Un episodio desconocido de la Vanguardia Cubana: los murales al fresco de la Escuela Normal de Santa Clara (ensayo en coautoría), Editorial Capiro, 2001.
  • Vicios de la nostalgia (poesía en décimas), Editorial Capiro, 2001.
  • Revelaciones del silencio (poesía), Editorial Capiro, 2008.
Su obra también aparece en las antologías Añorado encuentro, Ediciones Extramuros, 2001; en Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana, Ediciones Ávila, 2003, ambas realizadas por Waldo González López; y en Silvio: te debo una canción, Ediciones Santiago, 2004.

Además, trabajos suyos de crítica artística y literaria han sido acogidos por diversas publicaciones cubanas, entre ellas: la Gaceta de Cuba, Revista del Libro Cubano, Signos, Umbral, Juventud Rebelde, La Jiribilla, La Isla en Peso, Areito Digital, El Habanero, Periódico Vanguardia.
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Por su quehacer literario ha sido distinguido con:
  • Premio del II Concurso Internacional de Poesía del Círculo de Collegno, Italia, 2000.
  • Becas de creación concedida por el concurso nacional Ciudad del Che, convocado por el Comité Provincial de la UNEAC en Villa Clara, a un proyecto de libro de poesía, 2002.
  • Mención Honorífica en el I Concurso Internacional de Poesía Julia Doreste, Instituto de Cultura Peruana, 2003.
  • Beca de Creación 2006 en el concurso nacional Ciudad del Che, esta vez a un proyecto ensayístico.

( Direcciones de correo electrónico: 17deluno93@cenit.cult.cu - ecapiro@cenit.cult.cu )



En el libro EL SITIO DE LA SOLEDAD, 1999
CARTA PENDIENTE PARA ANNA AJMATOVA

Vieja amiga
cuánto samovar ha sonado entre tú y yo,
cuánta dinastía ha estallado en la larga estepa
por donde nos hemos arrastrado
para ahora descubrir
que no solo erramos el mismo camino
sino que el fin de todos los caminos
tendía a ser el mismo
con la misma bebida
y los mismos rebaños.
Los que asaltaron la ciudad
creyendo decidir en buena hora
la herencia de la tierra
luego volvieron a su sombra
buscando las migajas,
descifrando en una historia
—ya muy antigua—
que aquellas no eran las señales, al menos todavía,
de esa estación que les dijeron
sino una primavera inventada por un dios
inventado a su vez por otros dioses;
que ellos también destruyeron lo soñado
porque no todo era odio de clases
sino también amor,
el inmenso amor de unos
por el sitio del otros.
Que en la mañana del juicio
fueron de nuevo sus espaldas
—aderezadas entonces para el júbilo—
las que soportaron el orgasmo,
porque ellos se quedaron por la puerta del fondo
esperando el hedor de las migajas
(ese acto donde el hombre siempre muere
y es el espectro de su hambre)
Pero tal vez no sea tan tarde, vieja amiga,
porque estamos tú y yo
tratarnos de encintrarnos
cuando los colosos
se han aburrido de apedrearse
y necesitan de los labios
como única manera
de cruzar el precipicio.
Estamos tú y yo, amiga
tratando de que por primera vez
en esta historia
el asesino no regrese
al lugar del crimen,
borrando las huella
para si vuelve
al menos no recuerde el olor de la víctima


PERDIDOS EN LA NOCHE

Yo tenía un patio,
algunas margaritas,
y un viejo tronco
que esperaba el buen tiempo para el retoño.
Todo aguardaba por el abono
que traerían tus manos
desde esa sombra donde crecías;
pero ha muerto tanta lluvia,
tanto invierno ha pasado hacia el sur,
y en qué medianoche podemos encontrarnos,
en qué sitio enterrar nuestro aullido,
si he perdido también
hasta mi puerta y mi voz
para invitarte.

Qué distancia nos queda hasta el disparo.


POSTAL DE BOLERO

..........................................................para Élsida González
.............................................................para Mercedes Borges
.............................................................para Amaury Gutiérrez

La calle Neptuno es el único lugar
donde acudo a llorar de madrugada,
sin que me moleste
el miedo triste de los transeúntes.
Qué me puede importar si en Los Parados
se ha perdido el polvo
con tantas copas insistiendo
en la garganta de Beny.
Todos pasan buscándolo,
pero una vez más
ha dejado el rumbo estelar de los casinos,
y como yo prefiere olvidarse en estos sitio.
Los violines
—estridentes en la alcohólica armonía—
proclaman por la esquina de Prado
que no puede perderse la oportunidad irrepetible de morir
en la fruición de driles
al compás de ese salmo susurrando
cha
cha
cha.
Las tiendas con sus bocas expectantes
provocan la orina y los abrazos
y un levísimo jirón del país
nutre sus memorias.
Calle Neptuno,
tu has podido enfrentar el mal de ojos:
brujeras, borrachos y travestis
se levantan,
exorcizan las aceras,
y las puertas más sucias
arrojan agua;
son los mismos que se asoman,
los mismos que nos pasan la carga
y se aferran a sus párpados,
a sus repisas llenas de postales,
y se niegan a creer que Beny sea
ese retrato
que más allá del mostrador
las moscas burlan.
Somos muchos ya
los que acudimos a llorar,
a exorcizarnos
de este escándalo,
esta humareda,
este polvo.
No importa que persistan los fantasmas
los traídos,
los que no han podido desovar en la nostalgia
tratando de engañarnos las esquinas,
las sombras y los portales,
a fuerza de sus ojos despintados-ausencias de domingo.
Porque muchos volvemos comprometidos
en este hermoso crimen contra el tiempo;
los mozos fieles
nos abren las puertas más secretas
nos sirven el santuario
donde acude La Habana a beber sus madrugadas.


SOLOS USTED Y YO, DULCE MARÍA

Dulce María,
solo usted y yo sabemos
cuanto vale una casa:
ese exilio irreductible
donde se pueden encontrar
todos los vestigios del tiempo.
Una casa es para usted y para mí
el sitio único y bastante para no robarle al prógimo
sus pocas ilusiones.
Con estas paredes tenemos
para ir y venir
por los recónditos espacios de la luz.
Solo usted y yo sabemos
a qué altura del sol o de la brisa
debemos abrir la puerta
y dejar pasar al visitante
que no viene a traer sino a buscar,
cuando más allá de la cornisa todo se acaba
y no se ha pensado en fabricar un arca.
Una casa
puede guardar todas las distancias cardinales
para salir o llegar
con la memoria precisa.
Una casa es también un poco sus vecinos
que esperan verla arder
o derrumbarse.
Pero una casa no depende
de los golpes del tiempo en su coraza
sino de la asepsia del alma que la habita
y eso, Dulce María,
hace mucho tiempo ya que lo sabemos, solos usted y yo
entre los cercos silenciosos de la herencia.


MOVIL DEL MAGNICIDIO

Tu no querías hacerlo David Chapman
fui yo a tu lado
quien te puso el espejo
y te mostró tu mismo rostro,
el mismo que en la navidad pasada
habías prometido suicidar para siempre.
Tu no sabías que aquel era su paso,
ni procurabas que fuera aquel día
tu cita con su historia.
Pero yo estaba allí
y dejé el exceso de comics en tu pistola
le enseñé el olor tierno de John.
No querías creerlo,
decías que solo era un espejismo
provocado por la sed de un viejo sueño,
solo un pretexto del Welfore State,
que cualquiera lleva espejuelos,
y el cabello muy triste.
Pero yo te lo mostré,
te ayudé a descubrir el halo de Lucy sobre su cabeza
en medio de un reguero de diamantes,
que el raro esplendor que lo seguía
era la sombra de un inolvidable submarino.
Viste tu mismo rostro
y otra navidad brotando en los anuncios.
Sabía que no podías perdonarlo
por eso te llevé hasta aquella calle,
hasta aquel exacto sitio
que no anotó ningún horóscopo.
No podías seguir viviendo el mismo sueño
y un invierno distinto cada año
cuando ya todos se cortaban los cabellos.
Fui quien te dio el secreto
y te dijo que aquello no era un arma
sino un cálamo encantado
que haría que John te mirara y sonriera.
Por eso lo hiciste,
por mi,
porque yo también lo amaba
David Chapman.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Alberto Sicilia (Cabaiguan, 1966)


Alberto Sicilia Martínez
(Cabaiguán, Sancti Spíritu, 18.08.1966)

Poeta y promotor cultural.

Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y miembro de honor de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de jóvenes escritores y artistas cubanos.

Tiene publicados los cuadernos de poesía:
  • El Camión Verde, Editorial Letras Cubana ,1994.
  • A favor de la roca, Editorial Luminaria, 1998.
  • Miniatura con abismo, Editorial Letras Cubanas, 2008.
Textos suyos han aparecido en importantes antologías y publicaciones periódicas cubanas y extranjeras como: las revistas Letras Cubanas, El Caimán Barbudo, Revolución y Cultura, La Gaceta de Cuba, La Letra del Escriba, La Jiribilla, Cubaliteraria, Árbol invertido; y las antologías Antología de la décima Canarias-Cuba, Retrato de Grupo, Nuevos Juegos Prohibidos, La Estrella de Cuba, Todo el Amor en Décimas (Islas Canarias), entre otras.

Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos:
  • Premio Día de la Poesía Cubana, 1987.
  • Segundo Premio de Poesía Fayad Jamís, 1987.
  • Premio de Poesía de la revista Revolución y Cultura, 1997.
  • Premio Regino Pedroso, 1998.
  • Distinción por la Cultura Nacional, 2005.
  • Diploma único de la UNEAC, 2006.
  • Sello XX Aniversario de la AHS, 2007.

Actualmente labora como chofer de camión, coordinando, además, las actividades del Taller Itinerante.

En el 2006 se publicó la antología Viajando al Sur, que recoge una muestra de 45 autores pertenecientes a los talleres de creación que dirige.

( Dirección de correo electrónico: albertosicilia@hero.cult.cu )


ORDENAMIENTO DEL CAOS
...........................................para Senel

Para que el censor no mancille
el poderío de la hoja,
dibujo una provincia,
sus tejados y el temblor de las aguas.
La noche, oculta bajo la exquisitez,
pasa, indagadora de su propia oscuridad,
sabe que el sol puede flotar, levísimo,
ordenando estas palabras.


FOTO BREVE

Y bajamos por la galería Este
hasta perdernos en un laberinto
de calles apagadas
y salir a los arrecifes de la costa sur
en la Boca o en María Aguilar
con erizos cobardes y barcos portugueses
tengo la grabación las palabras finales del discurso
y el sonido del mar que insiste
contra el borde de la isla
guardo la foto en blanco y negro de un cuerpo joven
con gotas de agua sobre el rostro
y en los ojos golpeante una gaviota

Los militares le negaron el saludo
y eran las once y treinta de la mañana
y era sábado más al sur
siempre pensando en el comercio del cuerpo y el pescado
lo negaron tres veces y como estaban desnudos
se masturbaron frente a la extranjera que parecía francesa
digo masturbándose a la francesa bajo el agua del sur de Trinidad
sólo por la risa destemplada
de aquella vieja y blanca puta parisina

Eran tres erizos sin uniformes
bebedores de José Arechavala
con los ojos inyectados de corales de fuego
mi recién esposa paría en un crucero
obediente de dios
intentando cruzar la piscina ovalada
y yo volví hacia ella y penetré en su interior
buscando una salida
y mientras buscaba
el mundo se sacudía por el este
y los lagartos cambiaban de color
yo iba penetrando
abriendo puertas y saltando ventanas
dentro de ella había frutas tropicales
que calmaban mi hambre y mi sed
afuera la oscuridad crecía
nos rodeaban animales más fieros
y paredes de agua turbia
algunas veces yo sacaba mis manos
para tocar sus pezones
y saber que allí estaban

Yo esperaba la paz de los senderos campestres
donde sólo se escucha el canto de los pájaros
y la brisa entre las ramas
yo esperaba la paz de los senderos
yo esperaba la paz.


POEMA

Bajo la siniestra nave,
toda de luz,
mi palabra arde.
La memoria, un absurdo miedo,
el pasillo caminante y la casa final.
Son las cuatro maravillas del recuerdo.

Pasadas las ocho,
oscuro ya el perfume del patio,
esa música sigue.
Idolidia estará llegando a algún lugar,
en su mano los anillos de Júpiter,
los anillos.

Infatigable, el reloj vuelve a decir,
cada ruido del mundo es un mensaje.
Esta pequeña estación es el asombro,
una réplica del sueño perdido,
un orden diferente que nos reúne.


LOS DÍAS Y LAS NOCHES

Mis días son necesarios al polvo,
con los anillos de sus luces
hago un nuevo escándalo,
y en las escaleras aún no construidas
espero para cerrar los ojos.

Puedo contar contigo, pequeña,
porque tu corazón no conoce ni odio ni locura.
En mí puedes confiar,
también he visto su parte en la huida.

Mis noches no son tan necesarias,
duermo con la primera sombra,
sueño con la última,
y puede parecer común
pero el alfa es y la omega.

Mi tiempo es como los editoriales
que escribe un fantasma
en el idioma de las máscaras,
falacia sobre el papel
para justificar mis días y mis noches.


jueves, 4 de diciembre de 2008

Norge Espinosa (Santa Clara, 1971)


Norge Espinosa Mendoza
(Santa Clara, Villa Clara, 22.05.1971)

Poeta, dramaturgo y crítico.

Graduado con título de oro en teatro por la Escuela Nacional de Arte, 1992, sus obras teatrales han sido puestas en escena por los grupos teatrales Pálpito y Teatro El Público.

Ha publicado los libros:

Cartas a Theo, Ediciones Vigía, 1990.
Las breves tribulaciones, Premio El Caimán Barbudo 1989, Ediciones Capiro, 1991.
Los pequeños prodigios, Premio Pinos Nuevos 1996, Editorial Gente Nueva, 1996.
Yorick, ¿teatro joven en Cuba?, en coautoría con Marilyn Garbey, Editora Abril, 1998.
Las estrategias del páramo, Ediciones Unión, 2000.
Carlos Díaz: Teatro El Público: la trilogía interminable, Premio Calendario 2001, Editora Abril, 2002.
Romanza del Lirio, Editorial Sed de Belleza, 2003.
La virgencita de bronce, Ediciones Alarcos, 2004.
La mágica y probable historia del cuento que se durmió, Ediciones Vigía, 2006.
Cintas de seda, Premio José Jacinto Milanés, Ediciones Matanzas, 2007.

Además, sus poemas han sido antologados en diversas compilaciones cubanas y extranjeras, entre ellas:

De transparencia en transparencia, Letras Cubanas, 1993.
La isla entera: poesía cubana de las dos orillas, Editorial Bethania, España, 1994.
El turno y la transición. Antología de la poesía hispanoamericana del siglo XXI, Julio Ortega, Siglo XXI Editores, 1997.
Novísima poesía cubana, Universidad de Salamanca, 1998.
Antología de la poesía cubana (IV Tomos), Editorial Verbum, 1999.
Las palabras son islas. Panorama de la poesía cubana del siglo XX (1902-1998). Instituto Cubano del Libro, 2000.
La isla en su tinta. Editorial Verbum, España, 2001.
La casa se mueve. Poesía cubana contemporánea. Diputación de Málaga, 2001.
Los parques. Jóvenes poetas cubanos. Editorial Mecenas, 2002.
Poemas cubanos del siglo XX. Editorial Hiparión, España, 2002.
El decir y el vértigo. Antología de la nueva poesía hispanoamericana, preparada por Rocío Cerón, Julián Herbert y León Plascencia. Filo de Caballos editores, México, 2005.
Island of my hunger, City Lights Publisher, New York, 2007.

Principales premios y reconocimientos:

• Premio El Caimán Barbudo, 1989.
• Premio único del Primer Festival de las Ediciones Vigía, 1990.
• Premio Abril de la UJC a su obra poética, 1997.
• Premio al mejor texto de teatro para niños y jóvenes del Festival Nacional de Teatro Camagüey, 1998.
• Premio Prometeo al joven poeta, UNEAC, 2000.
• Distinción por la Cultura Nacional, 2002.
• Premio José Jacinto Milanés de dramaturgia, 2006.
• Premio Dora Alonso de dramaturgia para niños y títeres. 2010.

Reside en la ciudad de La Habana.

( Dirección de correo electrónico: norgenator@gmail.com )


VESTIDO DE NOVIA

..........................................................Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman,
..........................................................................contra el niño que escribe nombre de niña en su almohada,
....................................................ni contra el muchacho que se viste de novia
...........................en la oscuridad del ropero.
.................................................................................................................[ Federico García Lorca ]

Con qué espejos
con qué ojos
va a mirarse este muchacho de manos azules.
Con qué sombrilla va a atreverse a cruzar el aguacero
y la senda del barco hacia la luna.

Cómo va a poder
Cómo va a poder así vestido de novia
si vacío de senos está su corazón si no tiene las uñas pintadas
si tiene sólo un abanico de libélulas.

Cómo va a poder abrir la puerta sin afectación
para saludar a la amiga que le esperó bajo el almendro
sin saber que el almendro raptó a su amiga le dejó solo.
Ay adónde va a ir así este muchacho
que se sienta a llorar entre las niñas que se confunde
adónde podrá ir así tan rubio y azul tan pálido
a contar los pájaros a pedir citas en teléfonos descompuestos
si tiene sólo una mitad de sí la otra mitad pertenece a la madre.

De quién a quién habrá robado ese gesto esa veleidad
esos párpados amarillos esa voz que alguna vez fue de las sirenas.
Quién le va a apagar la luz bajo la cama y le pintará los senos conque sueña
quién le pintará las alas a este mal ángel hecho para las burlas
si a sus alas las condenó el viento y gimen
quién le va a desvestir sobre qué hierba o pañuelo
para abofetearle el vientre para escupirle las piernas
a este muchacho de cabello crecido así vestido de novia.

Con qué espejos
con qué ojos
va a retocarse las pupilas este muchacho que alguna vez quiso llamarse Alicia
que se justifica y echa la culpa a las estrellas.

Con qué estrellas con qué astros podrá mañana adornarse los muslos
con qué alfileres se los va a sostener
con qué pluma va a escribir su confesión ay este muchacho
vestido de novia en la oscuridad es amargo y no quiere salir no se atreve
no sabe a cuál de sus musgos escapó la confianza
no sabe quién le acariciará desde algún otro parque
quién le va a dar un nombre
con el que pueda venir y acallar a las palomas
matarlas así que paguen sus insultos.

Con qué espejos con qué ojos
va a poder asustarse de sí mismo este muchacho
que no ha querido aprender ni un sólo silbido para las estudiantes
las estudiantes que ríen él no puede matarlas
así vestido de novia amordazado por los grillos
siempre del otro lado del puente siempre del otro lado del aguacero
siempre en un teléfono equivocado
no sabe el número tampoco él lo sabe.
Está perdido en un encaje y no tiene tijeras
así vestido de novia como en un pacto hacia el amanecer.

Con qué espejos
con qué ojos.


BREVÍSIMA APARICIÓN DE JOSÉ MARTÍ EN LA LLOVIZNA

Debieran pesar menos tus párpados, y el limo
de tanto verbo cívico ampararte en mejor modo.
Es larga la llovizna, y el paisaje que la mide
hierve ante tu nombre, que sabíamos Amado.

Estás
y no te vemos más que en el espasmo
que lo humedece todo, en su Constitución
que tantos generales firmaron muy de prisa,
urdiendo otra batalla, otro país,
Papel Moneda

Cárdenas. Bayamo. Ciudades que no viste
se empapan de tu nombre como de extremaunción
y ni los niños pueden, borrando la llovizna
marcar un tiempo apenas en que no estemos
habitándote.
Un parque, un mausoleo, repetidos como bustos
que doblan tu visión: eso devora la llovizna,
y los mapas siniestros que con ninguna brújula
desmentirán al mar, la soledad que nos rodea.
Llovizna, talismán, aparición, huida, encanto.
El mármol de un portal ya casi hundido te pregunta
por los antiguos fríos que te ofreció otra capital
que recorrías cegato, bizambo, desorejado
en pos de islas inciertas, casi humano temporal.

No se esfuma el olor tremendo de tu anécdota.
No cesa la llovizna
sino el mezquino tiempo que duró tu aparición.
Te vas antes de que abran sus mesas y sus manos
los húmedos civiles que supieron invocarte.
Te vas como se esfuma la silente Navidad,
y la fe cenizada con la cual sobrevivimos.
El día también canta, a su manera, los milagros.
Hoy, cuando quiero cerrarme en la llovizna
como un libro.


PENSAMIENTOS EN LA 22

Si extiendo los brazos de pared a pared
algo más que humedad estará en mí lacerando:
la historia del Otro, su terco perfil,
que en la noche el vigía procuró, persistente.
En la circular número cuatro, haciendo
el doble malabar de quien su muerte reconstruye,
juego a ser el reo, y en la 22,
celda de mi arcano, esto pienso y voy cifrando.

Prisión de la Isla en la Isla del cuerpo. Han borrado claves,
grafittis, memorias.
El techo se pudre, como la sensación
de ser el que Fue, tras las rejas, sin rostro.
Aguzo los filos de la sobrevivencia,
un cuchillo hay en mí que es mi lengua, y el Tiempo.
Mi piel es su tatuaje,
mi sed su persistir.
El hombre al que torturan lo que escribo ya conoce.

No sé, si tuviera la oportunidad
de cambiar esta Isla por las otras, qué hiciera.
No digo el domingo, pero en la 22
el tiempo vuelve a ser un torcido remanso.
Aquí tuvo el Otro su mujer imaginaria,
como tengo yo ahora un amante abstraído.
Quien se murió por mí en la ergástula
aquí hubo de hablar destronado y perfecto:
y aprendí a ser la víctima extendiendo sus brazos
de pared a pared, de una angustia a otra angustia,
de una Cuba que en forma muy menor se nos diluye.

En la tarde, el Presidio
no cierra sus compuertas.
Entro aquí con la misma obcecación que a un Oráculo.


KUBAS POETER DROMMER INTE MER

I
A la vuelta de unas horas, desarmada la trastienda,
encienden un cigarro, una mujer, una nostalgia,
que no podrán beber. Escupen unos pájaros.
Casal los acompañe. Y también Heredia,
para el desasosiego.
Van a cerrar las puertas para escribir a solas.
Traen su verso, su reloj; traen su pan y su enemigo.
Mancos, ciegos, sordos, mudos de golpes y candor
fingen abrazarse, celebrando en las revistas
el único disparo de quien pudo transfigurarles
sobre la nieve estoica donde guardan sus cadáveres
las patrias imposibles que Dios nos revelará.
Bajo la luz del fondo, mientras corren las noticias
como peces en un mar que da en la sangre sus reflejos,
vuelven los poetas a beber libro por libro
y hablan del novecientos cuando la noche los acoge.

La noche los recibe en los bares, en los cuartos
miserables del hervor que ellos resuman desde el puerto.
Rones del Atlántico les da, y brújulas, esferas
sobre las que escribir las juventud que los agota.
Exprimen unas algas, visten sedosamente
la forma terca y pulcra que sus versos van tejiendo
pero no pueden soñar; algo en la Isla les impide
volcarse en la blancura. Y es la niebla lo que cantan.
Cábala nacional
devuélvenos el párpado.
Cábala nacional,
la bitácora. El hastío
de un paisaje moribundo vacía nuestras páginas
que tan altas quisimos. Nos hacen desdecir
las últimas tertulias que la ciudad ha preservado
del lirio y de la costa, parpadeando bajo el trueno.

Qué pocas cosas nos defienden si la tormenta se avecina.
Las cartas del amigo son demoras en el trópico,
los daguerrotipos nos bendicen. Remembranza
de un tiempo por llegar, que no alcanza en esos versos
a ser tiempo posible; los poetas traen el sueño
que quisieran soñar o revivir en esas páginas
que el temporal agrupa, ilustra, ve, ilumina.
Los poetas cubanos fundamos en la noche
la cifra tan exacta de una Isla en la orfandad.
Urna, Mausoleo, Sala de Armas, Capitolio:
qué son esas palabras frente a la cerrazón.


II
Largo ha sido el temporal, Apóstol. Y nos escampa.
Se escucha en la trastienda su rumor, y nadie puede
volver a tus discursos, a tu paso, sin entrar
al rocío destrozado donde hallaste las visiones
que pueden sostenernos, aún en la tormenta.
Hambrientos desde e agua, flotando sobre el cáncer
de nuestras certidumbres, volvemos a tu nombre
no en las horas cívicas, Martí, para saberte
sino frágil y cercano al sangro que elegiremos.
Mujeres, niños, dioses del sueño de la Isla, repiten la tristeza
y el tráfago al saberte como ellos, aquí
junto a la mesa única de raras navidades
que despiden al siglo con perfiles de ciclón.
Libro de Cuba
que acaso tú entreviste,
en forma de diario hacia la exaltación. José,
cómo podemos no pensarte cuando sopla
en cada fundación una amenaza del desastre
Los poetas no podemos soñar, está obligado el ojo
a ver, a ver, a ver: no habrá un pasado
si alzamos contra el viento de la noche en que te hundiste
duda y sólo duda; pero en la habitación
donde nos reunimos para desarmar los versos,
los cuerpos del país, estaremos convocándote.
Isla y temporal, Libro de Cuba. Apóstol;
¿habrá para nosotros también claustros de mármol?


III
Cantar los mismos argumentos nos ha vuelto predecibles.
La Isla sueña y no el poeta que en la media luz pretende
ver contra la fronda, ser la flecha y ser el blanco.
La fuente amplísima de frutos es gozo que desdeñamos,
Pero su sabor rebota en la lengua de los negros
y los indios cautelosos que tampoco nos leerán.
¿Y es acaso que nos leerán,
va a poder escoger alguien la escritura de estos signos
donde todo va mezclando el esplendor y la ceniza,
y la celebración familiar en la promesa
de círculos de polvo, o ámbar que nos corona?
Los poetas juran, elogian los sonetos
perfectos de Zenea: es de románticos su estirpe;
y el mundo encima de sus bocas fluye
si beben en las fiestas los pretextos de la trova
y callan el hedor de las iconografías. Abrazados, son
nombre en el Nombre, Hijos en el hijo
que nos redimirá.

Verbo nacional,
revélanos las puertas,
las casas, el paisaje en que podía ser el parque
y su verde y el fulgor
el latir mismo de Cuba.
Verbo nacional, revela tu elegía
en que sonriamos y haya acabado lo terrible.

Ganas de soñar. Nos salvan esos álbumes
donde ordenarán los padres sus más recientes glorias, hechas de ingenuidad.

Y al volver de la necrópolis, otra vez en la trastienda
beberemos por nosotros el mismo, largo trago
que el ya ausente prometió.
Nos salvan esos días en los cuales nos entienden
los que van a llegar y nos desean perdonarnos
el azar estas preguntas de respuestas infinitas
bajo el árbol general al que vamos adentrándonos.
Los poetas cubanos ya no sueñan; en la noche
de la Isla entienden los cuerpos y el abismo, los libros y las armas
del silencio y el origen. Grande es la soledad
y el temor de ser apenas el verso que sobreviva
en el adolescente cuyo rostro no sabemos.
Hora nacional,
Dános el alivio
de alzar alguna página contra el sueño tercamente.

El sueño, pero no.
No el dormir si va cayendo
la lluvia entre nosotros y es de fuego y es de azufre
el peso de la gloria y no el de cada libertad. El sueño, pero no.
Los poetas se reúnen, leen el mediodía, desarman la trastienda
de la conversación
cantando estos presagios siempre en la media luz.
Y no pueden dormir. Y el viento sopla afuera.
Y así pasa el huracán, y pasa el siglo en nuestros nombres.


POEMA DE SITUACIÓN

Yo no necesito la muerte de los mártires.

No necesito de sus rostros en la ira de la muchedumbre,
no preciso sus voces que golpean en la pancarta,
en los muros, en las redes, en las piezas de domingo.
No me hacen falta sus nombres,
la sangre en que crecieron.
Sus ojos, sus gritos, no son angustias para mí,
no son las furias que hierven en las manos de los otros.

Me vale más saber que ellos rieron como yo,
que de mi edad sufrieron como yo ahora sufro:
Desnudo, Gris, Bebido e Insolente.
me vale más saber que somos gemelos de un tiempo
donde quizás sus mujeres lleguen a ser las mías
y podamos confundirnos en lo febril de las puertas.
Me vale más tenerlos como aporte de mis días,
como el almuerzo elemental gracias al que vivo,
y no en lo solemne, no en lo ya perdido,
donde ahora se pasean en un círculo de sombras
apuntalando con sus muertes la historia de un país.

Yo no necesito la gloria de estos mártires.


CEPA DE UN CUERPO

Que toda plenitud sea ese torso, y que los pájaros
nacidos de su piel tu compañía:
un día del verano será finalmente eterno
si yace junto a ti aquel a quien amábamos.

Piel, eternidad, plenitud, irisdicencia;
cifras de ese cuerpo que solo tú describirás
oscuro y entrevisto, en el mar, cuando la tarde
y el tedio y el amor abren una misma copa.

Copa levantada en el hervor. Las despedidas
serán el rito amargo demorado de cada página.
Que tanta soledad pueda de pronto quebrantarse;

te salvará ese cuerpo. Cuando te roce, vivirás.
Pétalo en el aire. Abrazo apenas sostenido.
Si la belleza es cosa cierta, sé que terminará cegándonos.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Isvan Alvarez (Caibarien, 1976)


Isván Álvarez Herrera
(Caibarién, Villa Clara, 1976)

Poeta y Médico.

Actualmente es residente de la especialidad Neurofisiología Clínica.

Tiene publicado los poemarios:

  • En la madera del viento (Premio Pinos Nuevos, Editorial Letras cubanas, 2005)
  • Desfiguraciones (Premio Calendario, Editora Abril, 2006)
  • Algunas cosas ciertas (Editorial Sed de Belleza, 2006)

Además, fue finalista del Concurso de Poesía de la revista La Gaceta de Cuba, 2007.

( Direcciones de correo electrónico:
isalvahe@gmail.com - isvan@giron.sld.cu )


EL ANZUELO

A la orilla del mar, o de la mar,
como prefieren los viejos pescadores,
me llevaba mi padre, escenas que la memoria funde
en un solo capítulo paradigmático.

Aprendí nombres, gestos viriles
esforzado por llegar a la altura de sus ojos
a veces en el agua absortos
entre los instantes que medía
mis ademanes, mi potencia para lanzar
las piedras planas que crecen en la orilla.

Se intenta acostar la piedra sobre el mar,
se lanza, y ella rebota como otro hijo de Dios
necesitado de caminar sobre las olas.
Las de mi padre, cuatro pasos, cinco,
para sumergirse; las mías buscaban el fondo
apenas rozar la inmensidad
como si el temor en mi mano al impulsarlas
las contagiara a ellas.
Parecía ganarme la vida en aquel juego.

Otros días llevábamos las pitas, el anzuelo
para tentar el deseo de los peces.
Quieto esperaba, con el mar dormido en el sedal.
Hasta que el nervio, de pronto tenso,
indicaba un renacer, un dolor
en el seno de la bestia húmeda.

Los peces aparecían por milagros.
Cobraba la pita: más interés ponía en las cabriolas
del pez, en su portento
que en la eficacia técnica del acto.
Quedaban quietos, con el relumbre salado del cuerpo
expuesto a la brisa que les cuajaba los ojos,
pequeñas agallas marmóreas temblando
como las ruedas dentadas de un reloj.
Yo imaginaba que para respirar
algo debía de dar vueltas.

Otros días alzaba mi cabeza mirando el aire.
Días en que mi padre podía no entender
qué me tornaba tan liviano.
A veces el aire se entreabría y aparecía el anzuelo
y yo mordía esas chispas en la claridad
pidiendo que algo me elevara
en el anhelo curioso de emerger en otra orilla del mundo.

Quién va a pescarme a mí, le preguntaba,
cuál anzuelo morderé.

Por la faja del mundo en que mueren los peces,
cuando cuento los anzuelos que en mi cuerpo afloran,
recuerdo a mi padre,
ya cansado de esperar en mí,
sin contestar, la mirada perdida
en la insistencia del oleaje, en su puño apretando
a otra piedra pulida, las respuestas.


MATICES

........................................................................¡A qué ceremonial nos obligan la gravedad de los sentidos
.........................y la seriedad del cuerpo!.
.....................................................................................................................................[ E. M. Cifran ]

Aunque esté oscura la casa
en su interior late un corazón despierto.
Aunque a nuestro lado caminen las criatura ciegas
levantaremos ofrendas por todo lo bello y todo lo lejano.

Y no importan las fugas que hemos perseguido
aferrados a algo que no deje de ser cuando se toca.
Cada uno abriendo en el deseo del otro,
espigas en un vaso, plenas de músicas calladas.

Quién ve los oros,
qué ven los otros si son invisibles los matices.
Cantigas, castigos de invisibles matices.

Somos bultos que no logra desleír la luz,
cuerpos mojados que escogieron la intemperie para redimirse.
Sufrimos el pedestal que nos esconde,
sobre el cual disimular tantos raudales.
Somos espíritus que han encontrado un camino
a cambio de la piedra en su boca.

Apretados en la misma ceremonia,
por la misma vena de la espiga ascenderá el castigo,
otra flor posible, simultánea, otro deseo dorado
que trocaremos en piedra.


DUDA

Lloro en soledad, siento que no hay amor que podamos compartir.

Podrá venir el Hijo del Hombre a decir su sermón,
pero comprendemos lo que somos, y es mejor acaparar reliquias.
En las puertas del templo otros también las preferirán,
no la bondad acusadora, no el polvo pisoteado de sus ojos
y la voz como nube desleída en tibio cáliz.

Lloro en soledad, siento que no hay amor
que nos redima, ni limpie manchas de sangre coagulada ha tanto.
Él puede pasar bajo la imagen del niño
que se resiste a caminar porque atiende
los deslices del aire que el padre endurecido no percibe.
Nosotros, condenados a vestir el cuerpo
y los ojos del hombre. A no ver. A castigar.

Son difíciles las pruebas. Lloro en soledad,
acepto todas las consecuencias de mi mal o mi ignorancia.
Es más difícil ser perfecto cuando los otros no lo son.
Si me abres los brazos, abriré los míos
y por un instante seré digno de Ti.
Si escupes a mi paso, desearé quemarte
aunque no tenga el poder de esterilizar la higuera.
O inclemente te dejaré saber mi perdón,
o cruel anunciaré las veces que me traicionarás.

Luego que el gallo cante, nada importa.
Déjame llorar solitario. Déjame negarme.
Para entonces no preguntes por qué te han abandonado.
También tú sentirás que no es suficiente el amor
que se puede compartir,
sino resignación;
de vez en cuando un buen cordero
y vino.


LA ÚLTIMA VELA

I
Otra vida, Señor, otra aventura,
otra gente cercana a quien no hiera
cuando soy el que soy, donde no quiera
yo otra vida, Señor, otra atadura.

Otra vida, Señor, otra atadura,
otro cuerpo, otro amor, otra quimera,
donde siendo el que sea, ser cualquiera
a quien baste su vida, su aventura.

A quien baste su vida, su aventura,
de mí lleno ser algo que no duela,
alguien que encuentre en vivir contentura,
no un ejercicio que apenas consuela.

Eso pido, Señor, bajo la oscura
penumbra que encendió la última vela.


II
Vuelve ciego al papel, al papel ciego,
del capullo del aire a su otra piel
a entregar lo vivido, incauto, infiel,
en soberbia maroma, también ruego.

Justifica tal vez en su otro juego
una escena, un equívoco papel,
frente al mismo auditorio que su hiel
derramó sobre él y olvidó luego.

¿Quién redime a aquel niño lastimado?
Solo en uno pervive, limpia espuela,
la memoria doliente, su otro lado.

En las formas esbeltas que revela
no se cura el mañana ni el pasado
ni se apaga la sed de su candela.


III
Salgo a mojarme el rostro en la mañana
aun crepuscular bajo un noviembre,
tablas toscas enjugo del pesebre
donde vahos del sueño me reclaman.

La aventura de un cuerpo que se afana
por armarse otra vez en la rompiente
a pesar del colmillo de la fiebre
la ilumina algún sol desde su rama.

Así, malsano, me ataca el nuevo día,
los pasados y a veces los siguientes
con un tufo lejano de perdones,
y mi sangre por la alcantarillas
se empapa de algodones y alfileres
con que se unta la muerte mis dolores.


IV
Mi bajel en el mar de las desdichas
o en el mar de la dicha, casi el mismo
—uno ignora el discreto cataclismo
que trastoca la suerte de las fichas—

navega hacia horizontes donde habita
otro ser parecido al ser que existo
—¡ojalá se presente un imprevisto
que me obligue a llegar tarde a la cita!—.

Aquel ser hondo y fijo que me aguarda
ya no escucha la voz de las sirenas
y en ningún sitio preguntan por qué tarda.

Eslabón terminal de mis cadenas,
mi ojo claro será pupila parda
cuando se ancle mi sangre entre sus venas.


V
Piedra de la confianza, qué edificio
se ha despertado lento de la nada,
solo con una voz y una mirada.
Sea esta vez la Casa, no un hospicio.

Solo con una voz y una mirada
se construye otra vez el precipicio.
Torna la soledad como el Alisio
a cercenar la espiga fecundada.

Del caracol entonces toma ejemplo:
una vuelta de espira más adentro
sus vísceras esconde desconfiado.

Yo, Señor, en sus dudas me contemplo:
¿cómo puede insistir en el encuentro
sin saber por qué le has abandonado?

viernes, 7 de noviembre de 2008

Rigoberto Rodriguez Entenza (Sancti Spiritus, 1963)


Rigoberto de la Caridad Rodríguez Entenza
(Sancti Spíritus, 5.11.1963)


Poeta, narrador, dramaturgo y crítico.


Graduado en Teatro y Literatura y Español. También ha cursado estudios de Periodismo. Pertenece a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y es miembro de honor de la Asociación Hermanos Saiz.

Ha obtenido, entre otros, los Premios Rubén Martínez Villena, Fayad Jamís, Eliseo Diego, Nosside Caribe, y Raúl Ferrer. Con su libro Otras piedras talladas en silencio, obtuvo Mención en el Premio Julián del Casal.

Ha publicado:
  • De tales amantes tal historia (Ediciones Luminaria, 1990).
  • Hombre colgando de un pie / del mundo (Ediciones Luminaria, 1991).
  • La mano y el silencio (Ediciones Luminaria, 1998).
  • Cuerpo de álamo (Ediciones Luminaria, 2002).
  • Sitios Cruzados (Ediciones Sed de Belleza, 2003).
  • Último día del naufragio (Editorial Letras Cubanas, 2004).
  • Otras piedras talladas en silencio (Ediciones Unión, 2006).
  • Manera obsesiva (Ediciones Luminaria, 2008).
Además, es autor de libros para niños como La señorita traga truenos y otros cuentos, la obra teatral Las 120 monedas, y el poemario A la orilla del sendero.

Su obra ha sido incluida en diversas antologías y, textos suyos aparecen en numerosas revistas como La Gaceta de Cuba, El Caimán Barbudo, Ecos del Norte, Octubre, Cauce, Vitrales, La pedrada, Esquife y Sic, entre otras.

( Dirección de correo electrónico:
elciudadanococo@yahoo.es )
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CÍRCULO
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.......................................................................A Manuel González de los Ríos
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El prisionero, a través de una diminuta ventanilla enrejada
ha mirado la luna. O seamos precisos: el prisionero
a través de una diminuta ventanilla enrejada
ha mirado un diminuto lago y allí la imagen de la luna.
Como de un sueño, bajo una luz fina pero intensa
sus ojos entraron y salieron. Luego deshizo una postal.
Es falsa, le había dicho el otro inquilino de la celda.
Somos vigías del olvido, solo eso es cierto esta vez.
Al amanecer un guardia repite cierta parábola.
La escuché anoche, dice y explica el sueño.
Después salen a tomar sol y un hombre, trazando
una parábola cruza el aire azul. Si entramos en la historia
y creemos en su profundidad seríamos ese hombre.
La aventura consiste en detenerse y no mover ni un dedo
ni decir una pregunta. Estoy en un hueco del mundo
ante mí mismo. Tropiezo conmigo. Soy el caos
de mi boca y el silencio que le brota. Las puertas no se abren
ante mí ni yo me abro ante el ruido antiguo de la gota de agua.
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JUEGO DE LA PUERTA

............................................................................Me extiendo por lo inmenso
...........................................................................................como las raíces de un árbol sagrado,
................................................................................como la música, como el mar.
............................................................................................................................[Octavio Paz]

Entro en la primera voz del árbol.
Con mi humilde traje rodeo la mesa
y mastico la música que escuchan todos.
El canto va al centro del óvalo
y su oro hacia la lúcida tarde cruza.
Un hijo anuda el silencio a su violín
a las formas perfectas y variables de la rosa
a los ciegos y apurados pedacitos de olvido
a las preguntas que reinan en el pudor de nuestras calles.
Mi lomo es un animal invisible.
El filo rígido de la soledad va hacia el fondo de mi ala.
Mi ojo en su mitad podrido es vuestro sueño.
La luz nos cerca.
Señor, dígale que soy como los otros
bajo el caos de un clavel herido.
Señor, hazle mirarse en la otra orilla.
Se balancea la costumbre.
Precarias sombras en equilibrio.
Ellos y yo estamos en el clamor.
El mar repliega las voces
hacia iguales palabras cómplices.
Somos el coro del verdugo.
Con su lengua de hierro
el hijo del rey nos ha marcado la cara.
El rostro y la herida somos.
El viaje envuelve ese peligro
y en la claridad se diluye.
Juego de la puerta blanca como la estrella.
Bajo un árbol habrá siempre esa verdad como principio.
Se incrusta el pie del animal en la tierra resbaladiza.
La realidad no es trigo ni paz sino un hombre allí.
Jadeo y no logro el otro paso.
Al apagarse la tarde
cada gota de sal entra en el crecido abismo
y yo con el rumor de mis anhelos y raíces
bendigo la mano que abre la puerta clara
y el aire que se sienta en el ojo del silencio.


POZOS

El pie dilecto se adscribe a la tierra.
Patina y suda su certeza.
Su ojo mitad pérdida, mitad sueño
insinúa la levitación.
No hay pasos ni palabras
sino juego y jadeo.
La luz reforma el borde rígido
y cada gota augura los pozos predichos.
A lo lejos se ve el color de un clavel en la boca de los lidiantes.
El que está solo avanza contra lo inextricable.
El escamoteo es su corona.
El clavel está mordido.
Su cero le niega la suerte de los posibles caminos.
Bajo el caos todos los reyes son blancos.
Si el hombre va hacia afuera se desdice.
No es la sílaba que roza la veracidad
y su mano.
El clavel es mi herida.
La mañana está abierta.
Desde allí puedo ver sus alas.
¿A quién dicen adiós?


JUEGO

...........................................esos muchos instantes y esos muchos días pueden ser traducidos a uno:
............el momento en que un hombre averigua quién es,
cuando se ve cara a cara consigo mismo.
......................................................................................................................[Jorge Luis Borges]

I
En los residuos del verano y el silencio
se salva siempre un pedazo mío.
He convivido con los golpes, sus llagas
con el tiempo, su penumbra.
En mi cuerpo habitan pequeñas pocilgas
noches podridas en la contemplación del sueño.
Toda vez que tramo las delicias
dono a los muros las palabras.
La respiración ha sido siempre un juego
un giro de páginas, menudencias de la historia.
Y de cada frase dicha recuerdo quien la busca.
Un círculo y el espejo discuten su puerta.
Los otros salen y no pronuncian las adoraciones.
Están en el coro de la casa y no encuentran su quién.


II
Nos recostamos a un pedazo de madera
y esperamos todo el trecho de un hombre a otro.
Las monedas que pagamos cercaron nuestras caras.
Íbamos entre cortezas y cadáveres.
¿A quién?
decíamos
¿Qué buscar en el que nos espera?
Meto las manos en su establo
y saco la pena, su canto
la sangre donde estabas.
Es mi mano figurada en cera.
Eres tú que también miras el silencio.
Hemos hundido el pie.
Yo me tapo los ojos con el vestigio que dejas.


LOS AMANTES

Los amantes bajan por la calle Cadena
hasta la vieja fuente donde bailan el augurio y el adiós.
Allí olvidan la historia la política
y en número absurdo de su identidad.
Suben a su silencio
se muestran abismos breves
estaciones
reinos
conjeturas de veranos antiguos.
Los amantes doran el declinar
y juegan en los íntimos puntos profundos.
Los amantes no han extraviado su transparencia
ni sus labios ni su ardor.
Los amantes van libres a favor de un verso.
Los amantes son la única esperanza.


DE PIEDRAS

Ante mis ojos hay dos caras cortadas por un hilo de luz.
Entre ellas un camino de piedras ambiguas. A su paso
el destino, el rostro íntimo del crepúsculo, la constancia
el péndulo que exhibe su paz. Sus golpecillos
van y vienen, perdiéndose en mí como se pierde la ola
en el secreto corazón del mar. A un lado y otro
las puertas, también dibujadas con prontitud
con la incertidumbre de un oscuro presagio. Tras una de ellas
el laberinto que nos toca. Tras una de ellas
el alma del país que se abre como una extraña noche.
Tras una de ellas el paisaje hacia el que has de saltar.
Las otras no se mueven, no se abren
como el tiempo que se agota pero es hermoso.
Una de esas puertas contiene toda ilusión.


LARGA ERA MI INOCENCIA

Yo no estaba
cuando empezaron a levantar esas casas.
No pude alzar mi mano a favor ni en contra.
El mundo sigue a medio hacer.
A veces miro el cielo de la tarde
mujeres y hombres pasan
con rostros color cielo despejado.
Miro los autos dentro del gran ruido de la ciudad
y no digo adiós ni digo nada.
Estoy tan cerca del abismo.
Soy un diminuto cuerpo en el vacío.
A nadie he de avisar cuando el sol se ponga.
Las caras cerradas
y los hijos de la ciudad
¿qué pueden?
Oigo sus rumores en el pozo
y los barcos navegan
en ese sueño plácido.
Y voy y vengo
y la luz abre mi espalda.
Pero no sé.
Estoy solo dispersando mi voz.
Pierdo el impulso tras el diario
que dice lo mismo
siempre lo mismo.
Yo estoy desorientado
loco.
Mis cuerdas no se ataron al amanecer.
Vuelvo al centro
el país me lleva
a su suerte.
Voy y me contengo.
Pregunto por esa voz.
¿De dónde?
¿Y por qué esa voz?
Yo no sé.
Mi oficio es cantar.
Mi canto es del país
y no debiera estar a favor
ni en contra.
Debiera callarme
o no sé.
Yo no sé.


OLEO DEL NIÑO SENTADO EN LA ACERA

En ningún sitio del mundo vi antes los ojos de aquel niño.
Estaba sentado en la acera, como antes lo imaginé en mi tarde eterna.
Me miró y extendió su mano tocándome algún recuerdo
pero yo puedo jurar que no lo había visto antes.
Aunque he cruzado a través del humo, perdiéndome en el cielo cómplice
y en mis horas de silencio suelo escupir sobre nombres famosos.
Aunque también suelo curar heridas invisibles
cortando justamente la carne para dejar intacto
ese pedazo humano que el tiempo desgarra.
Hoy solamente recuerdo la huella de aquel niño.
Aun me mira su insistente acusación.
Reduce mi vida a sus dos piedras castigadas.
Las notas de la prensa ni los salmos
ni los por si acaso ni los futuros.
Nada puede contra su paz seca.
Ese niño es nuestro revés.
Sin él fuéramos otros.
Ahora mismo tú fumas.
Fumas y hablas.
Exhalas tus dones y no puedes ver la cara flotando en el deseo.
Si encontraras el rostro de tu amor llorarías ante ese testigo.
No sé si vive o muere.
Sólo sé que su mirada pudo alcanzarme.
Solo sé que en su sitio estuviera sentado con placer.


ENCUENTRO

Al mirarse, la luz extendió su astucia hacia las calles
y una tras otra, las miradas escaparon hasta el fondo del viejo crepúsculo
crecieron sobre un balcón, bajo la inconstante luna
ante una plaza de promesas y abominables artificios.
También había un perro viejo, marcado por la sequía.
Teníamos que pasar, ¿lo recuerdas mi amor?
por entre aro del parque, teníamos que ir hasta sus confines.
Quemantes se escurrían nuestras palabras.
Ese silencio nos maldijo a todos.
No puedo entonces volver.
No quiero, entonces, volver.
Las aguas me lo cuentan todo.
Desde un árbol escucho hasta del pájaro su cantar.


ooOoo

No escupas mi tarde
dijo el pequeño árbol.
El que jugaba echando
sus modas y su olvido
volvió a tirar su herencia.
No
insistió.

decía el otro y vaciaba más
sobre la inocencia.
Entonces el árbol
pudo empinarse hacia el cielo
frondosamente.


A ORILLAS DE UN RÍO

Mis ojos se desplazan sobre el paño de agua
y como cualquier testigo lanzan sus preguntas.
Dos diminutas piedras atestiguan la vastedad del mundo
en la cómoda certeza de lo que no alcanzan.
Mañana podré ir hacia un lugar de la casa
y beber vino dilecto en las caricias
frescas del don elegido por una verdad.
Una palabra bastará para sentarme ante la transparencia, el alivio.
Es lo poco que ahora puedo descifrar.
Echaría mi carne para alimentar la esperanza
de otro pero eso no servirá de mucho.
El otro también ha perdido esa costumbre.
Ya no solemos mirar las horas
y los libros como una tarde.
El otro también ha olvidado ciertas palabras.
Va hacia la cocina y contempla la olla
creciendo para la tarde que se clava sobre la mesa.
¿Qué habrá hoy sobre la mesa?
Salen a reintentar un duda en el tiempo.
Mordidos como misterio ante el paso
se quiebran y no dicen ni una palabra más.
El silencio es el golpe.
Hemos visto arder el sueño
y en el los deseos furtivos de la niña.
Ella lee la página y canta.
Su libro ajado muestra un mapa.
Sobre su blanco empiezan a crecer las sombras de algunas palabras.


TARDE

La tarde alcanza la cima.
Tras el paso devela una razón y sus palabras.
Mi niña se asoma conmigo a la ventana
y abre su felicidad como una fruta.
No puedo decirle tres o cuatro palabras.
Se cruzan y chocan en un corredor oscuro.
No voy ya a decirlas.
De nada me sirve escarbar en esos nombres o en sus lanzas.
Allá a lo lejos se desata el color naranja
y los ojos de mi niña siguen siendo una posta de eterna navidad.
Bajo un antiguo álamo vamos a crecer.
La madera nos iluminará
con el olor de los días sobre caballos perpetuos.
Todo esto es más que un fin.
Los hilos labran las horas
y la fe entra en un país de cristal.
Allí beberemos también el café del alba
de la ciudad libre como una mujer libre.
Esas son las antigüedades.
Las miramos como únicos testigos
como raíces de esas piedras iluminadas
por el espeso oro que en junio desgrana la tarde.


LA ULTIMA HOJA

La última hoja del olvido
está en la mano. Huele
aún
a juego
y a muerte.

Las caras flotan
en el adiós.


FIN

El señor lee el final de un poema.
El señor lee el final de una historia.

El aire bate las ramas de un árbol.
La luna crece entre pájaros que duermen.
El hombre llega a una puerta.
Alguien responde del otro lado.

El lector recuerda y discretamente llora.


lunes, 20 de octubre de 2008

Arlen Regueiro (Ciego de Avila, 1972)



Arlen Regueiro Mas
(Ciego de Ávila, 27.06.1972)


Poeta, narrador, dramaturgo y promotor cultural.



Es, desde 1992, miembro de la Asociación Hermanos Saíz, de la cual fue Secretario Ejecutivo y Vicepresidente en la provincia Ciego de Ávila durante los años 1998 y 2006.

Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Trabaja como Director del Centro de Promoción Literaria “Raúl Doblado” en su ciudad natal, además de escribir libretos para programas culturales de la emisora “Radio Surco”, de esa provincia cubana.

En reconocimiento a su labor como intelectual y promotor cultural al servicio de la cultura cubana se le hizo merecedor del Diploma y la Medalla XX Aniversario de la Asociación Hermanos Saíz en el año 2006. En febrero del 2007 la Asamblea Provincial del Poder Popular, en el marco de la XVI Feria Internacional del Libro en Ciego de Ávila, le confirió la Moneda Conmemorativa de la Ciudad por sus aportes al desarrollo de la cultura en el territorio.

Ha publicado los siguientes títulos:

  • Páginas del agua, poesía, 1998.
  • Memorias del cuerpo, poesía, 2000 y re-edición en el 2004.
  • Identidad para el silencio, poesía, 2003.
  • Tan frágil como el vidrio, teatro, 2006.
  • Pronósticos del mirlo, poesía, 2006.

Textos suyos han sido publicados en diversas revistas nacionales e hispanoamericanas, y su obra ha sido recogida en numerosas antologías de poesía contemporánea.

Premios y menciones obtenidas:

  • Premio “Semejante a la Noche” de la UNEAC, 1993.
  • Primera Mención en Premio “Ávila” de Poesía, 1994.
  • Premio Nacional en Encuentro Debate de Talleres Literarios, 1996.
  • Mención Concurso de poesía “Revolución y Cultura”, 1997.
  • Premio Poesía de Primavera, 1997.
  • Premio Raúl Doblado del Rosario, 1997.
  • Beca de Creación Rubén Martínez Villena, 2002.
  • Beca El Caballo de Coral (Proyecto de libro de cuentos) del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, 2003.
  • Beca de Creación Fronesis (Proyecto de Novela) de la AHS Nacional, 2003.
  • Mención Especial en el VI Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén, México, 2004.
  • Premio en el Concurso de Poesía Modesto San Gil, 2004.
  • Premio de la Crítica Avileña, 2004.
  • Premio “La Llave Pública” de Cuentos, 2005.
  • Mención en el Premio de Poesía "Reina del Mar Editores", 2005.
  • Finalista del Premio Popular de Poesía “Ciego de Ávila", 2007.

( Dirección de correo electrónico: arlen@ciego.cult.cu ).

.

del libro Páginas del agua, 1998
TATUAJES DEL ALMA

yo he de nacer de mí
socorriendo a la madre que se avecina imposible
como imposible hade ser el vértigo mismo
por la errante mortaja de la arena

yo no soy de esos que aman a su madre
cuando la noche aventura un ojo impúdico
desde el invierno que la piel ilumina
sobre los rastros del polvo

yo no soy de esos travestidos de lluvia
donde el estío es tránsito calculado
ausencia de sí en el sepulcro de la casa

mi madre puede ser un perfil semejante
muriendo cada tarde los tatuajes del alma
y no ser padeciendo mi vientre solo huesos


PRONÓSTICOS DEL MIRLO

padre
recuerda que también has pronosticado el mirlo
has cosechado la ausencia
y yo no puedo más que elegir
acostumbrarme a ser la rosa de signo oscuro
o morir una extraña levedad de todo

padre
puedes volver a las columnas
a los techos acendrados en la noche
por la fugaz penumbra de los adulterios

padre
puedes partir seguro
jamás robaré tus cigarros
jamás beberé tu vino


PÁGINAS DEL AGUA

Ven, hermano, mitad de mí. Incompleta es tu carne que me desconoce; porque nombrar la luz sería como matarte la mirada, tenerte ciego a pesar de todos los días que puedo resucitarte; cuando sea domingo.

Mi jardín será otro juego de la memoria, sin la costumbre obligada de conocer el camino.

Hermano que no quiero que seas mío, para poder amarte como amo a otro; ven a escucharme todo este silencio, las caricias que me impido pensar en tu rostro.

Ven, hermano de mi entraña; a negarme el fuego. Proclama la edad del agua, ahora que somos piedra, el tiempo indiferente.

El viento ha de ser como una aurora muerta, el vaso herido al borde del café, cuando no brotas reflejo, más que en el recuerdo.

Por eso quiero que seas, hermano mío, carne solamente de mi padre, como si mi padre te hubiera engendrado de sí mismo, y te abortara frente a las nubes donde nunca danzarán, porque nunca serás objeto de la danza, más bien del descalabro.

Páginas del agua son éstas que escribo. Palabras fundadas por toda su impotencia, para bebernos el miedo, el terrible pudor de un beso.

Pero no, hermano, quiero también que sepas cuán imposible son los desnudos, cuán horrible me parece que seas el verbo de mujer, que tengas madre como ésta, la mía, que censura el riesgo del agua, con la parte de mí que no soy yo, porque eres tú.

Ven, hermano, a compartir el vicio de los insomnios, para hacerme dormir sobre tu sombra cada tarde, sobre mi propio semblante marchito, prohibiéndome el sabor de la arena.

.

del libro Elegías del miedo (inédito)
AMHERST. MASSACHUSSETS. 19 DE DICIEMBRE DE 1848

Que tarde nos acoge el cierzo
cuando peldaño a peldaño caen las horas
y hay tras la ventana una migaja de voz
que desnuda su vuelo en transparencias.

Nos ciñe la noche
con su gesto todo de ver lo indiferente
de estar cerca del álamo esperando.

Cuando llegue el azul quiero estar viva
ser una pálida intimidad entre su mano y mi boca
un distante silencio.

Déjenme sola aquí con su mirada
Donde hay un cierto sesgo de la luz*
que nada importa.

........................................................................................(* Emily Dickinson)


ELEGÍA AL MIEDO MIENTRAS ESCUCHO UN POEMA DE JIM MORRISON


De ningún cuerpo de cadáver se ausentan nuestros flacos vientres. El hambre nos guía hasta la fragancia del viento. Extranjero, viajero, observa atentamente nuestros ojos y traduce el horrible ladrido de los antiguos perros.
[ Jim Morrison ]


Impostora es la noche que al graznido asoma
ahora que el delirio cerval es costumbre
páramo erguido en medio de la estirpe
Impostora la multitud ardida entre los peces
donde vomita su ronda el próximo suicida
incapaz de bordar un sol a su costado

…………………(Tiemblan los espejos
……………………..........................................….las parejas que fornican en los bancos del parque
…………………..................................…….mientras el rey Lagarto celebra su impudicia)

Le temo a tus ojos Jim Morrison
al relámpago estremecido en tu carne
como al bullicio de ese hombre que te finge
que inyecta en mi tórax el brillo de su muerte
La navaja divide un polvo insondable
el oficio con que mi abuela incrustaba el arroz
y esparcía correctos designios
al degollar palomas sus manos implacables.
Yo esperaba crecer mis cabellos dividirme
ser grumete en las olas promisorias
para no saber que un héroe avocado
lamía la traición arbórea de mi entraña

……………………….(Tiemblan las puertas
………………...........................……….los relojes obliterados por el tiempo
…………………...................................…….donde la muerte posee un lirio deleitable)

Me espanta el tejido cristal que nos circunda
cuando llega la cosecha del amor
y los palmos de amapola y mezcalina
fragmentan el accidente lumbar
…………………………………................….la hecatombe
que mi aventura cierne sobre sus huesos.
Huyo a los antiguos porteadores de la sal
a la penumbra sediciosa que nos irrumpe
que anerva esta longitud de escarchas
allí donde la bitácora del sudor nos olvida.
Odio la palidez infinita de lo azul
terriblemente hermoso para cercenar tus dientes
esta arcilla donde bebemos la esperma
cada cicatriz frecuentada por el hambre

………………………(Tiemblan mis dedos
……………………......................….las palabras que ayudan a mentir
………………….........................................…….cuando el sigilo de un cigarro me sorprende)

Cómo acallar la latitud del pavor
esta gruta muscular que se avecina
al coágulo de escorzos sembrado entre las algas
cual un vientre marino
…………………........……putrefacto
………………………........…………iridiscente
que desde antes de morir
ya existía.
.


.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Pedro Peglez Gonzalez (La Habana, 1945)


Pedro Julio González Viera (Péglez)
(La Habana, 11.07.1945)

Poeta, periodista e historietista.
.


Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), y de la Asociación Cubana de Humoristas.

Actualmente trabaja en el semanario Trabajadores, donde ejerce la crítica literaria.

Tiene publicado los títulos:
  • Canciones de abril y julio (poesía para niños), 1983.
  • Hacer y hacer (poesía para niños), 1984.
  • La ciudad como testigo (poesía), 1986.
  • Glosa por ti (plegable de poesías), 1996.
  • Los estertores del agua (poesía en décimas), 1998.
  • Viril mariposa dura (poesía en décimas), 2001.
  • (In)vocación por el paria (poesía en décimas, Premio Iberoamericano Cucalambé), 2001.
  • La noche es ella (poesía en décimas), 2001.
  • El ácana diluvia (poesía en décimas), 2001.
  • Tribulaciones del arca (poesía en décimas), 2002.
  • Paflagonia de noche según el condenado (poesía en décimas), 2003.
  • Cántaro inverso (poesía en décimas, Premio Iberoamericano Cucalambé), 2005.
  • Últimas puertas podadas por la nieve (poesía), 2005.
  • Donde dice primavera y es otoño (poesía en décimas), 2007; y segunda edición en el 2008.
  • Rumor de pan (poesía), 2008.
Poemas suyos aparecen en diversas selecciones en Cuba y el exterior.

Además de su quehacer en prosa y en dibujos, por su obra en versos ha recibido varios galardones, como:
  • Primer Premio del Concurso 2 de Diciembre, 1967.
  • Mención en el Concurso 26 de Julio, 1968.
  • Premio Iberoamericano Cucalambé de décima escrita, 2000.
  • Premio Extraordinario del Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso, 2001.
  • Premio del Concurso Nacional de Poesía Regino Boti, 2002.
  • Premio Iberoamericano Cucalambé de décima escrita, 2004.
  • Premio de Décima en los V Juegos Florales de Matanzas, 2006.
Preside el Grupo literario Ala Décima ( http://www.peglez.blogspot.com/ ), con sede en Alamar, Ciudad de La Habana, Cuba.

( Direcciones de correo electrónico:
peglez@enet.cu, peglez@gmail.com )


en el decimario (In)vocación por el paria, 2001
PARA UN RETRATO DE YAZMINA

Los cuerpos que se aman jamás son los
cuerpos reales, sino otros que suscita
y proyecta la imaginación de los amantes.
[Severo Sarduy]

En tus ojos algún dios
se está tomando un café
Sentado está en su porqué
donde urgen dos llamas dos
Por el pliegue de la voz
(siempre es doble) no le avisto
el pudor
No sé si es Cristo
o Atabey Ochún o Pan
Juana de Arco o Gengis Khan
Sor Juana Inés o Mefisto

Por el pliegue de tu voz
la luna filtra un visaje
de Julieta
Algún tatuaje
lubrica idilio y adiós
Todo en uno Todo en dos
cuerpos que liban la piel
con la renuncia
Y en el
agua que lame tu fuente
se baña Fanny indolente
posponiéndote la hiel

Hay un orgasmo en tus pies
otro en tu puerto en tu oído
en tu azul y la libido
te erige en reto otra vez
Todo en una en dos en tres
derrotas de la costumbre
El mástil arde en tu lumbre
La Marteuil y Mesalina
nos rocían la opalina
extremaunción de la herrumbre

Luego Gioconda te alcanza
¿Qué me pides desde dónde?
¿Qué desacato se esconde
en tu esfinge que me avanza
la ausencia?
¿Qué trunca danza
deja en tus ojos la voz
desabrochada en la tos
de Margarita Gautier?
(En tus ojos el café
se está bebiendo a algún dios)


NUPCIAS

Se nos quedó tendido el lecho
sobre el anuncio de la luna
La miel fluvial cuajó en alguna
abeja triste
El dulce acecho
llovió de viernes un helecho
arrebatado a Boinayel

Se oye una sed en el dintel

Baña Atabey tu oculta rosa
y unge con una mariposa
mi boda antigua con tu piel


AVE EVA MÍA

Novia mía que estás en la altura
del silencio
Dios te crucifique
feliz bajo mi cuerpo
Abre el dique
de la sombra y venga el agua pura
a nuestro reino
Vuelva mi dura
flor a tu aire
Venga a nos la vida

Novia mía que flotas vestida
de malva sueño y azul encaje
Dios te devuelva pamela y traje

Novia mía que duermes vencida
de victoria
Véngase tu gel
al derramado elixir de tu hombre
Santificado sea tu nombre
por mi lengua
Venga a nos lo infiel
que Jesús congeló en mi pincel
sin tu lienzo sin tu ardido velo
(unción de María contra el hielo
de los mitos)
Véngase tu frente
sobre mi costilla Eva durmiente

Novia mía que estás en el cielo
de mi esperma
Líbame las redes

Novia mía que bajas desnuda
a mi altar
Perdónale la ruda
indolencia al Señor
Tú que puedes
nacerme otro dios cuando concedes
tu géiser sobre mi labio
Ven
Viólame niño en Jerusalén

Novia mía que muerdes la aurora
Ven abierta a mi pesebre
Ahora
y en la hora de nuestra lluvia

Amén



en el libro Donde dice primavera y es otoño, 2007
ONEIDA SE ESCRIBE CON H

II
Lo que pasa por suerte...............es que el agua se olvida
es que la lluvia rueda....................la seca un elefante..........
uno la pone en veda.....................y apaga su semblante....
como de ayer inerte............ .......cancela su mordida.........

Pasa como la muerte.................que se murió de vida.....
oculta entre su quilla...................como una mancha rubia
de sol y uno se ovilla..................uno olvida la gubia.........
obvia el propio pasado..............se duele de otra huella...
.prescinde del costado.................y su muesca en la estrella
olvida la sombrilla......................la lágrima y la lluvia........

..

.
en el decimario Cántaro inverso, 2005
POR EL PRIMER MALDITO

Este es el barco François
Te lo entrego como trueque fugaz
de hiel por heces
Tú me darás a cambio
(pierdo a veces) esa torre de Meung
Mi voz de ciego en el puente de mando
es sólo un pliego que atestigua la cruz
Somos malditos François
malditos de la sal
contritos por ofender a quién
Somos pegasos con las alas flameadas
por acasos que nos vienen
de dónde de qué gritos

(Es mi barco François no el de Rimbaud)

Un beau bateau assez grand
(Qué maravilla qué ternura esgrimir
la otra mejilla)
No es beoda esta nave ebrios tú y yo de la sed
Toute la vie est ce grand bateau

Te lo entrego François
parte y escampa de pluvial muerte
boga entre la estampa de la bondad
apura la virtud de ser arnés

Yo espero en la quietud de la torre
tu vuelta de la trampa


A LA SOMBRA DE UN TAL MAIAKOVSKI

Vámonos
Valodia
al año de las banderas

No vuelvas la pierna al hoy
a estas selvas de estroncio

Quédate paño rojo
Reescríbeme El Baño en el índice
Yo puedo disolverme
en el denuedo
de apuntar sin tu escapada
futurista
Al camarada aquel regrésalo
al ruedo de la lumbre
Tengo miedo de quedarme
sólo en foto de mi padre
sólo en voto de castidad
Tengo un dedo
sólo un dedo
Te concedo su vértigo
y su clemencia
Yo no quiero
en la inocencia ser la tapia
Yo conjuro el dolor
que empuja el muro
contra el ónix
(La demencia es no estar
loco de ausencia)
Conjuro el óbice
al puma
al errático de espuma
la espada de la imprudencia
(perdóname Ilich)
la esencia del proscrito
y del postrero
Valodia
vpiriod
No quiero olvidarme
que te olviden
No dejes
que te suiciden
otra vez
porque me muero


PALABRAS AL CHOLO DE SANTIAGO DE CHUCO

Salve César
perdona te hable tanto de los viernes
Perdona que estés muerto teniendo tantos panes
en mi huerto sembrados por qué golpes
por qué santo y seña del pesebre
Es el espanto de no acostarse todavía
Son las puertas no tocadas aún
Perdón perdón
que la calígine me es tanta que no consigo
hornearte en la garganta
pedacitos frescos del corazón
Ave César
perdona este saludo imperioso de Roma
sin cuadrante cantábile
Perdona al bogavante que rema con sus brumas
con su nudo entre el labio y el pez
Perdona al mudo locuacísimo
orando en el estero
Yo no quiero ser playa
Yo no quiero Pero debo saber
si soy escualo
o me falta un rabillo de somalo
para no ser París con aguacero


en el poemario Últimas puertas podadas por la nieve, 2005
EL MANZANO

Los surcos y el bisonte llevan todos los brazos
los sudores juntísimos
contiguos.
Pero ¿y el pecho del guerrero?
¿no lleva acaso un solo cuello?
¿a su brillo sin doble otro cansancio
no le está prohibido?

El héroe es un manzano
que crece solitario en el centro de un hombre.
Puede abrazar sus ramas a las de otro
pero no su raíz
el géiser de sus venas
su pulso fascinante.
Pero ¿y las flores?
¿y las lágrimas dulces del manzano?


LA DANZA DE LOS FANTASMAS

........................................A Yazmina Calcines

Ahora de espalda al bosque
quiero esperar un rito
no sé bien si de hormiga o plenilunio
no sé bien si descalzo
que me abrevie este horror
de praderas huidizas
a fuerza de quién sabe qué preguntas
qué cataclismo roto inconocido
qué entretela del antes.

Ah mis hermanos nuevos
¿y les doy a beber trigo de este costado?
Ah mis hijos antiguos
¿cómo endulzar su sed si extravié las colinas?
Ah mi hermana mi hermana
costilla de mi raza
¿qué libélula remienda
mocasines a una sombra?
¿Cómo premiar tu tiempo de los melocotones
así con esta puerta tan turbia de avellanos?


PALABRAS AL PEREGRINO

Si llegas a la puerta de mi tipi
si llegaras escaso y maldolido
el pecho entramado de algún cuervo
y la risa de espaldas
y el tomahawk en veda
no hace falta que diga
un hilo de mis venas te coserá las lluvias
y te preguntará
si no has comido
alguna vez de las estrellas
y te pondrá en las sienes algún sorbo
de ciertos espejismos que conjuro
desde el labio del pájaro.

Ni qué decir un soplo de laguna
con su cisne y con todo
deslizará su estera bajo tu áspid
(quizá convide incluso a tus espumas
para llevar los rápidos del río
a otro desfiladero
donde pastan los peces menos cuerdos)
y hasta puede suceder se te llenen de pronto
las mejillas de conejos
(son tan pocas las trampas en mis prados).

No importa si al principio
somos sordos o mudos
o si al final nos damos cuenta de que fuimos.
(La lengua de las manos
esa que nos iguala al pie de nuestra madre
la pradera
anda despacio y calza muchas veces
mocasines trasnochados).
Lo que importa es que luego descubrimos
que siempre un arco iris
clamaba por tu nombre a voces desde un punto
que jamás conoceremos.

Si llegas a la puerta de mi tipi
no olvides regresar:
dentro se queda mi áspid
mis espumas
mis lluvias
mis cuervos todavía.


sábado, 20 de septiembre de 2008

Teresa Fornaris (La Habana, 1971)


Teresa Mercedes Fornaris Marrero
(La Habana, 1971)

Poeta y escritora.
.

Graduada de Ingeniería Química, es miembro de la UNEAC y de la Asociación Hermanos Saíz. Trabaja actualmente como especialista principal en el departamento de Creación del Centro Cultural Dulce María Loynaz.

Obtuvo el Premio Pinos Nuevos en 1999, Mención en el concurso Luis Rogelio Nogueras 2004, Premio Eliecer Lazo, Premio Especial de la AHS Regino E. Boti, y Premio José Jacinto Milanés en el 2005. Fue ganadora en el concurso internacional Nosside Caribe 2005, Premio Cauce de poesía en el 2007, con el cuaderno Circularidades, y Premio del Concurso Nacional de Literatura Hermanos Loynaz en el 2008, con el poemario Elocutio sine nomine.

Tiene publicados los poemarios:
  • Aqua-sex (Ed. Letras Cubanas, 2000)
  • Raya X (Ed. Letras Cubanas, Colección Poesía, 2004)
  • Encima de chapas de refresco (Ediciones Aldabón, Matanzas, 2007)
  • A propósito del Fast Track (Ediciones Vigía, 2007).
Antologada en Palabras en la Arena (Ediciones Libera, México, selección de jóvenes poetas cubanas, 2006); y Queredlas cual las hacéis, jóvenes poetisas cubanas del siglo XXI (Editora Abril, 2007)

Sus poemas y reseñas han sido publicados en diferentes revistas de Cuba y el extranjero.

( Direcciones de correo electrónico:
fornaris@loynaz.cult.cu - creacion@loynaz.cult.cu )



del libro Encima de chapas de refresco, 2007
. TRAS EL CRISTAL

…el absoluto silencio en la limpieza de las cosas
la máquina infame
sus partes móviles o vivas

Los que están detrás de las máscaras
me observan de otro modo
creen que los acuso
y los acuso de veras
Analizo sus pulgares chasqueando
y adivino el sonido que los embobece:
el líquido cayendo
........................................................interminablemente
la caja de metal
el brazo también interminable

Siento un placer malsano
en la observación de las esquinas
en escuchar sus pobres comentarios
blandidos como espaditas vegetales
a los que soplo el viento frío de mis argumentos

Pero soy tan frágil
como el cristal que nos separa
—más que la máscara que ninguno advierte—

Hago el camino de regreso
otra vez el silencio
Las palabras no son lo que ellos imaginan.


SEMEJANZA

.............................................................Y he pensado en sus ojos
..................................................................y en sus pies numerosos…”
............................................................................[ César Vallejo ]

Una araña en la pared
muestra la decadencia de sus patas
sus patas
ocho
....................................................—su octava decadencia—
el infinito erótico
armándose en la penumbra de su movimiento
No salta
se fricciona entre las grietas
escondiendo su cuerpo
dejando fuera la misma punta siempre
Esta araña no me indica nada
también yo me escondía
para mostrar mis ocho extremidades
y friccionarme entre las grietas
tampoco saltaba
pero buscaba el infinito erótico
armándose en la penumbra de cada movimiento.


ESTA ES TU CASA ALTA
.
Esta es tu casa alta
frente al mar
frente a la vida de otros que corren por tus venas
donde los adolescentes descuidan sus pasos
..........................................y se besan en las ruinas
Esta es tu casa alta
cerca de los marineros anclados en la tierra
cerca de las ideas que hacen de la playa un desembarco
cualquiera podrá agitar el uniforme
......................................................gritar que quiere paz
..........................................................y besarse en las ruinas
..........................................frente al mar
Esta es tu casa alta
aquí falta una idea
una bandera blanca
un beso.


SENCILLEZ

Vi con los ojos de un muerto
el ataúd y el carro
—con el ojo cerrado de los muertos—
la imagen del cristal pegado a mi vieja nariz
las flores
la marcha despaciosa
indiferencia de los que siguen
................................................................—raudos—
a sus ocupaciones habituales
miran a los lados
se persignan
Lo he visto todo con los ojos de un muerto:
la simple ausencia del dolor
la simple ausencia de todo.



del libro Raya X, 2004
RAYA X

Escalo el pensamiento
Mato palabras
Callo.


RAYA XXIX

La porcelana rota
ha caído otra vez
Recojo las partes
una a una
las enmiendo
y vuelvo a colocarla al borde de la mesa.



del libro A propósito del Fast Track, 2007
. A PROPÓSITO DEL FAST TRACK

.................................................a Teresa Melo

Mientras mi novio observa
un par de muchachas/muchachos
jugar track
yo leo unos versos de Curbelo
y espero la hora del atardecer
Tomamos algunas cervezas
a las que les falta una mujer con mi nombre
y apellido brasilero
Se ha ido
........................................— nos decimos—
bebemos otro sorbo
y nos acompañamos de otras cosas

Nuestros vecinos apuestan
por la homosexualidad de las muchachas
Nosotros
hablamos de una feria en otro sitio
de la poca falta que hace un libro
pero tener un libro más
nos encadena
adosa palabras al nombre
que ponemos en las plicas
..............................................................— un renglón más—
y luego quedamos
para averiguar si a los jurados
gustarán nuestros textos

Esta manía de encantar a todos

El poeta es en sí
........................................................sin sus jurados
...................................................ni sus libros
El poeta es el ser
que observa a una muchacha/muchacho
no en su erotismo fisiológico
sino en la simple violación de la mentira.

ooOoo
.
Sobre el rectángulo de aire. Una expansión. Sitio donde morder la ficha. Ya estoy aquí. Ya estoy aquí. Una rapidez para colar por la abertura. Intento o equilibrio. Perdiste la línea. El contrario. El salto.
.
ooOoo
.
Falto en el lugar de mi contrario. Track en el sonido y la deliberación de la medida. No podrás saber en lo que estoy pensando.
.
ooOoo
.
Como de pasada voy cubriendo los puntos por donde corre el aire. Golpe seco. Costado tangencial. Aproximarse a la pata de la cama. Desatar el nudo. Tendrás suerte de no buscar lo que no encuentras.