viernes, 30 de enero de 2009

Maylen Dominguez (Cruces, 1973)


Maylén Domínguez Mondeja
(Cruces, Cienfuegos, 14.02.1973)

Poeta, narradora y editora.

Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

Ha publicado los poemarios:
  • Historias contra el polvo (1998).
  • Estancias en lo efímero (2001).
  • Bajo la noche inmóvil (2004), Premio Raúl Doblado, 2003.
  • De lo que fue dictando el fuego (2004), Premio Pinos Nuevos, 2003.
  • Noche magna (2007), Premio Calendario, 2006.
  • Pero fue culpa del cuento (2007), mención en Premio Abril, 2005 / Premio La Edad de Oro, 2006.
  • Los días sobre el polvo (2008).

Y los textos de narrativa para jóvenes:

  • Evangelista y los recuerdos (2001), Premios Calendario, 1999 / La Rosa Blanca, 2002.
  • A San Francisco no llegan los aviones (2006), Beca Ciudad del Ché, 2004.
  • Los poderes de Antonina (2008), Mención Ismaelillo, 2006.

Ha obtenido, además, mención en los concursos nacionales: Regino Pedroso, Poesía de Amor Varadero, América Bobia, Raúl Gómez García, Félix Pita Rodríguez, entre otros.

Tiene en proceso editorial el poemario Los días sobre el polvo (Letras Cubanas), y aparece en las antologías poéticas:

  • Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo (Letras Cubanas, 2000).
  • Mujer adentro (Editorial Oriente, 2000).
  • Los parques (Ediciones Mecenas, 2002).
  • La madera sagrada (Ediciones Vigía, 2005).
  • Una mirada (Ediciones Luminaria, 2005).
  • IV Centenario del Quijote (Grupo Aldaba, España, 2005).
  • Palabras en la arena (Ediciones Libera, México, 2006).
  • Rapsodia para el Ché (Ediciones Capiro, 2006, 2007).
  • El poeta eres tú (Letras Cubanas, 2007).

Ha colaborado en publicaciones como El Caimán Barbudo, La Letra del Escriba, Juventud Rebelde, Catauro, Signos, Umbral, Ariel, Alhucema (España), El Cuervo (Puerto Rico), Carta Lírica (Estados Unidos), Revista de la Universidad (Honduras), Lote (Argentina), y Diario Colatino (El Salvador), entre otras.

Es coautora, junto a Noel Castillo, de la antología de jóvenes poetisas cubanas Queredlas cual las hacéis (Casa editora Abril, 2007).

( Direcciones de correo electrónico: mdm@cubarte.cult.cu, maylen.dominguez@gmail.com )


CONFIESA UN CAMPANERO

.......................Notre Dame de París 148...

Quasimodo:

Nunca sabría qué hacer con el sonido
que las campanas repiten en mi alma.
Pude agitarme también como los otros
y sin un beso esperándome en la puerta,
sólo el secreto de Dios,
sólo esos ruidos
que fui dejando pasar por mi piel dócil.
Con tanta ausencia ya me he quedado sordo
pero hay un grave escuchar bien hacia adentro,
algún crujir donde la ansiedad y el polvo
rompen la humilde oración de ver el alba.
Yo también quise elegir
aunque al final prefiera el campanario
su languidez de esas tardes en que el miedo
me hace vagar infantil por los zaguanes.
Con tanta ausencia olvidé cuál tiempo exhibe
mi oscuridad en los pórticos gastados,
he de invocar siempre aquí a la fe del mundo,
y son mis manos tan frágiles, Dios mío,
éste mi cáliz tan nítido que un gesto
vería en mí las verdades más eternas.
Nunca he sabido qué hacer con el sonido
que las campanas repiten en mi alma,
yo, criatura sin un rostro sagrado,
cuán ignorable bajo la extensa ropa.


SEIS AÑOS MALDICIENDO

Aquellas bibliotecas murieron con mi calma.
Yo tuve que aprender los vicios incurables,
huir con los amigos.
Oh Diablos, los amigos.
Yo tuve los amigos más breves de este mundo,
de esos que se desprenden y llevan siempre un Dios
................................................................................................................../ para no ser culpables,
y vi las bibliotecas más tristes de este mundo
pero se me hizo tarde para entender que al fin yo era
............................................................................./ quien mentía:
no había que venir tan lejos por un libro
no había que romperse mirando el pizarrón de bordes
........................................................................................../ mal gastados,
el aire del maestro.
Dura expresión del agua,
no van a perdonarme seis años maldiciendo.
Yo hablé de las ciudades,
hoy puedo imaginar la edad de algunas casas
pero bien poco he visto,
yo sólo sé que al fin me voy de los pupitres
y ya no puedo dar con la verdad exacta.
Aquellas bibliotecas tal vez nunca existieron
quizás yo nunca fui la alumna necesaria,
pero qué mal maestro,
qué duro el tropezón con nuestros años breves.
Y yo, que aún creía
porque yo estaba lejos
juraba que sí había elegido las palabras.
¿Por qué este mal perdón para no desafiarme?
Seis años puede ser un tiempo indefinido,
la paz que se abandona,
vivir para saber que temo a cada instante.
Yo vi las bibliotecas más grises de este mundo
y juro haber soñado que huía para siempre.
En el sueño mis amigo gemían por no haber besado
............................................................................/ otros lugares
y yo también gemía
pero ya había jurado escaparme para siempre.
¿Por qué tanto desorden,
qué gano con romper mi cuerpo en la aventura?
¿Y a dónde voy a irme,
qué salto puede ahora curarme del delirio?


.


en el libro NOCHE MAGNA, 2007
OCULTO EL LASTRE
con que solía buscar tras cada puerta un equilibrio;
dulcifico mis mundanas asperezas,
en el minuto de darnos la oración.
Pero es inútil pactar
con estos sueños roídos por la espera,
palabras que no salvarán de ser lo triste, lo fiero, agotable,
cuerpos ya hastiados de caer.
Son días duros,
endeble toda esperanza,
de mí a tu gesto cansino,
de ti a mi modo circunstancial de dar.
Cuándo abrirán las profundas alamedas,
los días resueltos,
nuestra alma presta a vivir la plenitud.
Cuándo tu puerto caminaré sin prisa
siendo la especie que puede amar con fe.


Quisiera estar en un sitio hecho de cosas que no recuerden nada,
inaugurarte
sin este ruido en el pecho
ni los rencores que ahuyentan al amor.
Ingenuo diste la coordenada que pretendí ignorar,
mi horror a ver los motivos milenarios con que eres todos los hombres;
tu estela pasada y recurrente,
la consecuencia de tu debilidad
siempre abocándose.
Quisiera estar donde nada me ensombrezca.
Pero tendría que hablarte,
de cualquier modo
para que asistas a ver lo que en mí crece
cuando soy cálida al fin.
Si fuera dulce y tenaz mi idolatría,
si fueran justos mi voz, mi ardor,
mi acento,
y no un embozo de la desesperanza,
un canto fatuo
que lanzo porque vengas a creer en mí
como que soy la razón, yo, y no las otras:
sagradas, milenarias,
que te conducen al sueño elemental,
la vida elemental.
Qué sería de mí torpe y silente,
cómo se harían mis noches insulares
sin este canto que abriga a algún dolor
aunque no salva,
sin este grito,
que puede adoctrinarte
desde su fondo rabioso y aterido.


INVENTARIO

He emprendido muchas veces el camino de retorno a Casa
—zona imprecisa en mis vagas mutaciones,
leve en su mugre,
deshecha, confiscada—,
donde la demasiada sombra forma otras paredes con la muerte.
Querría callarme,
atravesar las soñadas alamedas
olvidando el fracaso y la penuria,
la finitud del amor.
Pero he aquí mi intemperie,
la pesadumbre,
mi extrávica pobreza,
la resaca de todo lo querido,
mi desarraigo,
las hambres,
la demencia,
mi hijo (que no comprenderá),
mi fatalismo,
mi mundo,
mi utopía,
mi desatino,
mi sed,
mi fe.
Querría salvarme,
anclar el gesto feliz,
decir: Sitio Seguro, Resguardo,
Permanencia.
Pero he aquí mi intemperie,
al fin de todo,
mi vida entera.


LA TARDE SIMPLE
..........................................................................................para O, en la inasible estación que nos acoge

Mientras contemplas el mar con inocencia,
la tarde simple…
me entretengo en hallar un silogismo.
Ya he visto mucho esas aguas
—te digo.
Hace diez años
amaba esta ciudad que ahora me aturde.
Mucho he mirado ese mar irrepetible,
cuánta esperanza dejé sobre los muros,
para después añorar,
país adentro,
pues la ciudad era intensa
y deseable.
¿Comprendes la incertidumbre que doy?
Mi ambigüedad
hoy nada tiene que ver con lo perdido.
De haber buscado verdades más sencillas
entendería,
agradeciendo esta hora humanamente,
que una ternura
puede alegrarlo todo.
Así de simple.

sábado, 10 de enero de 2009

Dolan Mor (Pinar del Rio, 1968)



Dolan Mor
(Pinar del Río, 30.01.1968)
.
Poeta y narrador.
.
Este poeta juega en sus obras con una escritura de ficción a través de las falsas autorías, el cambio de identidades, o el uso de heterónimos diversos.

Ha publicado los poemarios:
  • El plagio de Bosternag, 2004.
  • Las historias de Jonathan Cover, 2005.
  • Seda para tu cuello, 2006.
  • Nabokov’s Butterflies (Premio de Poesía Delegación del Gobierno en Aragón, España, 2007).
  • Los poemas clonados de Anny Bould (Premio Internacional de Poesía Miguel Labordeta, 2007).
  • El libro bipolar (Premio Santa Isabel de Portugal, 2008).
  • La novia de Wittgenstein (Premio de Poesía del XXIV Certamen Internacional BACAROLA, 2008, convocado por la revista de creación literaria homónima en Albacete, España).
  • El idiota entre las hierbas, 2010.
  • La dispersión, 2010.
A finales de este año, 2010, saldrá en Francia y Rumanía su poemario Desperdicios.

Además, algunos de sus textos aparecen reunidos en las antologías:
  • Los chicos están bien: Poesía última (2007).
  • Poesía para bacterias (2008).
  • Reedición 2008 de Las cuatro puntas del pañuelo: Poetas cubanos de la diáspora, galardonada con el Premio de Cuban Artists Fund, 2003, con sede en Nueva York.
Colabora en revistas españolas e hispanoamericanas como Quimera, Turia y Letralia.

Textos de su autoría han sido traducidos al inglés, francés y polaco.

Desde el año 1999 reside en Zaragoza, España, y es miembro de la Asociación de Escritores Aragoneses.

( Dirección de correo electrónico: dolanmor@yahoo.es )


EN UN VIAJE A ALEMANIA ME HE CONVERTIDO EN GOETHE

A orillas de tu pelo la nieve Margarita escribe una canción en mi fino
portátil que habla de un viaje en tren a Dresden Alemania / Su melodía lleva
un silbido de plata el humo que abrillanta la música en mis dedos el sonido
de plomo que se mueve en mis manos temblorosas las letras en mitad de la niebla
(porque tu nombre en latín significaperla”)
Los cristales ahumados en los meses de invierno inician este viaje que sale
de Ginebra / tu rostro (porcelana) contra la ventanilla cenizas en el cielo
las nubes pasajeras cucarachas azules tus ojos infinitos páginas de periódicos
el polvo que se enquista mientras silba el metal en mis manos la nieve el viento
de la tarde que ensucia la estación los andenes repletos de bultos bancos suelas
oficinas que venden en seis ordenadores mi viaje hacia Alemania desde Gare Cornavin
Más allá de un discurso te nombro Margarita porque tu origen (flor) suena
bellis perennis entre los abedules que rodean el tren (son abedules secos pero en este poema
son árboles perfectos sembrados para ti) vuelo entre varias obras de escritoras que firman
tu diadema de reina tu nombre de princesa en páginas de libros al salir de Ginebra
(porque tu nombre en mi memoria significaperla”)
Imagino la escena: vagones que se marchan el humo la distancia que abrillanta
tu rostro posado en el andén como una mariposa mortal oscurecido por la tela
de araña que deja su diamante tejido sus mil capas de aroma ese veneno vaporoso
el invierno destilando su amor al salir con mis libros de la estación Cornavin
En lápiz azul-negro te escribo este poema para la eternidad (tal vez para la muerte)
su magnitud (en bronce) el arte de lo bello la nieve que ahora reza detrás de ese cristal
el viaje hacia la noche de un tren que se diluye como un río en la hoja digital del portátil
viajeros que se duermen no saben siempre ignoran hacia dónde se mueve el reloj
apagado que deja en estos versos tu perfume (Chanel) unos lagos quemados por la palabra
tiempo y el amor ese tizne que sale de estas letras cual hilos de un gusano
cansado de escribir con seda una canción invisible lejana que habla de tu belleza
Sin embargo me ignoras pero yo te menciono al partir de Ginebra Margarete Margarita
(porque tu nombre en la distancia significaperla”)
Como si fuera un muerto dentro de una novela que escribiera Bulgakov a orillas
de esqueletos sin ramas (abedules) va el tren hacia Alemania el humo
que despide mi corazón del tuyo colillas de la tarde mientras pienso en Celan
(él escribió un poema que hablaba de tu pelo tu cabello encendido como llamas
de oro) estambres que se duermen me golpean tus labios la canción
Margarita el silbido el amor que se agita en mis venas el viento entre mis dedos
tus labios que se mueven me arrastran cucarachas azules son tus ojos la memoria
y la niebla que pasa Margarita esta niebla el poema termina sin tu olor
(por cierto tu cabello es marrón no dorado: se equivocó Celan en su Fuga o poema)
y te alejas no vuelves porque yo escribo ahora que estás muerta tu nombre
se borró ya no existe la realidad se impone más allá de mi texto o es sólo una metáfora
de Google que Darío escribió en su palacio de mármol hace un siglo con la luz de una vela.


A LA SOMBRA DE UN VIOLÍN PIENSO QUE SOY ANNE SOPHIE MUTTER

1
Veo una corneja que brilla sobre la rama de un abeto
mientras pienso en tu apellido (oh Franz Kafka) y medito:
............................................a) en tu familia sin dinero
.................................................b) en la empresa del cuervo
.......................................hacia el negocio
.....................................................................c) en los alambres de tus cejas muertas
................................................................d) en tu semblante enfermo taciturno
.................................................................e) en tu cara de ave que me observa
..............................................delante de un espejo
...............................................................f) en tu nariz acaso el pico hundido
....................................................................bajo la carne que destruye la vida.

2
¿Cuánta distancia existe entre tu muerte de escritor y un jardín
que florece con sus huesos o entre un bello cadáver que se viste
de lino y la palabra indescifrable “corvus“?
¿Cuánto silencio
.....................................................grumos en papel
..................................libros
...................................textos
.................................................rosas portland
......................................escritos
..............................................................................maldiciones de tos en sanatorios
para darnos al fuego sin sentido en misivas de amor
porque ese ha sido, oh corvus monedula, nuestro oficio?

3
Escucho una canción en alemán
.............................................................................es un violín con alas
porque, sabes, yo soy Anne Sophie Mutter que me hablo a mí misma
de unos lagos en los bosques de Viena, del sol que se refleja
en el verano que buscamos, que huye como liebre
.......................................................................................salta
sobre las aguas
.......................................................................se diluye como pez en el tiempo.

4
A esa liebre, como dijera Wittgenstein, la busco, la persigo
en mis poemas, pero yo sólo veo la corneja posada entre las ramas
del abeto, aquí, lejos, en Rusia, a miles de kilómetros de Cuba,
a millones de polvos de tus huesos a cenizas de letras
que me arrastran a contemplar la luna tu apellido posado
en ese árbol contra el cielo cubierto por la nieve.

5
Al pronunciar tu nombre como un cuervo, graznar
hacia la noche tu apellido, salen las plumas negras de mi boca,
se clavan como agujas en mis dedos, escribo y sale viento
de mi mano, un aire que sacude las palabras te busco
como un niño que se pierde en un bosque de noche y sólo escucha
la corneja tatuada en el camino la corneja del Cid
(que es la de Pound) el viento de la niebla, sólo un niño
bajo un árbol de noche es un desierto al que llaman Milena,
un nombre sin sentido que no es nombre y vuela salta del suelo
hacia la rama y te pronuncia “Kafka” .

6
Doy mi vida por amarte
.............................................................junto a la chimenea
.............................................................a orillas de la estufa
de esta noche en Moscú, huyendo de la cárcel, de los hierros,
herido por la voz de la familia que llama por teléfono,
me encuentran siempre triste alguien dijo mi breve dirección:
“está al norte del Volga, al sur del aeropuerto, llegó bien, pero hay hielo
de muerto en su mirada”. Y las voces oh Kafka me recuerdan
a ti entre la penumbra redactando tus obras
para darlas con Brod al vano fuego.

7
Entonces la corneja que me mira y yo siento tu voz en su discurso,
familia eres del cuervo y yo contigo arrodillado tiemblo en la cocina
de un mal apartamento aquí, en Moscú. Digo “frambuesa”,
devoro una tostada sin caviar y aparece la rama despejada,
el ave permutó, se ha ido lejos, hacia dentro, como yo de mi tierra,
para siempre, perdido en unas fotos, en flashes de miradas
que separan a un pájaro de otro, una señal maligna
en el camino del hombre hacia su muerte.

8
Puede que un día:
.........................................................a) quemen tus relatos
...................................................................b) los tiempos ya no existan
..................................................................c) se confundan tus padres
.................................................................................d) familiares ya no estampen el sello
..........................................................................................de tu ilustre apellido en los paraguas
....................................................................en membretes correos,
pero tú, Franz Kafka, demonio de los cielos destruidos,
siempre estarás posado en la distancia, aunque a veces los ojos
nos engañen y pensemos que vimos la corneja,
.....................................que te vimos a ti

....................................................................................brillar sobre el abeto.


SAN PETERSBURGO

Viajé a San Petersburgo para hacerle el amor al cadáver
lampiño de la niña Edith Södergrand. Quería poseerla
siendo impúber, antes de que creciera o se hiciera una bestia
enferma que escribía sangre de tos y fiebre
al vapor tembloroso de las fuentes, en Peterhoff.
Pero sólo encontré las cúpulas de oro y unas calles y abrigos
que menciona en sus versos y una niebla de fango
como una gelatina dormida en los canales, sobre el agua del Neva.
Tuve que conformarme con prostíbulos rancios
y con la proyección de una peli, en francés. Más tarde, al regresar
del cine —en el hotel— me leí una revista de mujeres desnudas.
Hasta que terminé dormido en el sofá, después
de masturbarme sobre un ramo de orquídeas.


CONFESIONES

Al principio yo anhelaba ser el príncipe de la poesía, el rey
de las palabras, un ministro de los poemas con una medalla
sobre mi oscuro pecho, una corona de oro alumbrando
con su dorada luz mi noble cabeza. Después, bajé mis metas
y me propuse ser un licenciado, un doctor en gramática,
políglota, un James Joyce, usar barba, un abrigo negro
hasta los tobillos, las gafas circulares, la pipa entre los labios
recitando los versos de Charles Baudelaire. (Recuerdo
que tenía la foto de Vallejo debajo del cristal de mi mesa
de noche y, mirándola, apoyaba mi rostro y mis manos
cruzadas encima de un bastón con el puño de plata,
en forma de león, para creer un instante que mi nombre
era César. —Incluso estuve preso por parecerme a él).
Me decía a mí mismo frases de Kierkegaard: “
para el hombre
que aspire a triunfar en la vida existen dos caminos: ser César
o ser Nada
”. Y yo lo repetía con la convicción de que era
(sólo faltaba tiempo) un dios o hijo de un dios. Sin embargo,
las cosas han cambiado y mi punto de vista se cayó en un
abismo. Ya no aspiro a ser príncipe, ni ministro, ni rey,
ni políglota un día, mucho menos deseo ser Joyce o Baudelaire
porque ambos están muertos, y un hombre, si está muerto,
vale menos que un perro. Ahora aspiro a las cosas sencillas
de la vida. (Me lo dijo Ray Carver y nunca lo entendí). Miro
el agua de un río sin pensar qué es el agua, me acuesto
entre la hierba y disfruto del sol. Pienso, respiro, siento
cómo limpia el oxígeno mi sangre, mis pulmones, late
en mi corazón. Soy feliz con vivir sencillo, aspiro a eso:
Posado, como un pájaro, sólo quiero una rama para cantar
mis versos, también una ventana para mirar el mundo,
aunque no tenga un piso, ni un palacio, ni un templo. Un marco,
una ventana para asomar mis ojos, humilde, con asombro,
sabiendo que soy polvo, y, debajo del cielo, un animal o nada.


ARTE POÉTICA
.
“No hables en tus poemas del ruiseñor
de Wilde, ni menciones amor, perfume, labio o rosa
—me dice en los manuales Ariel Rivadeneira—
y yo evito poner en cada verso escrito
un ala, algún jardín, la luna de Virgilio,
y hasta a veces me niego, sentado
en el alféizar, a mirar las heladas
del invierno en España, porque queman
las ramas de los árboles todos y la niebla
me invita a escribir con nostalgia
“y ese signo, nostalgia, —me dicen
los manuales— es señal del pasado,
y se debe escribir sin alma, con estilo,
igual que si torcieras el cuello
de una garza con desprecio en tus dedos”.

“Habla de cibernética y de física cuántica,
menciona blog, pantalla, correos
electrónicos” —me aconsejan los críticos—.
Y yo sumo las cifras o despejo ecuaciones,
digo leyes, neones, sistemas invisibles
que arman genios, científicos.
También menciono genes, vídeos,
ordenadores, y hay instantes, incluso,
que hablo sin meditar y construyo asonantes
al decir aeropuertos, submarinos, aviones
y algún laboratorio (...), móviles, cines, clones.

Pero aunque logre versos posmodernos
siguiendo los consejos de sabios
que hablan de poesía como hablar
de la historia, de mercados, teoremas
que establecen los pliegues en las cuerdas
del tiempo, no he logrado escribir
el poema perfecto, e incluso
cuando leo alguna línea aislada
de Wilde entre las sábanas, y todos
mis maestros (con diplomas de masters,
y perfil de doctores) se divierten
en bares o en los pubs de internet,
yo lloro como dama sin remedio
y me jode el viejo de Quevedo,
y me arriesgo, en la cama, a que digan
los críticos en los post o en revistas:
“¡qué anticuado y qué griego se volvió
Dolan Mor leyendo a los antiguos!,
si hasta le creció un día, encima
de las cejas, (en lugar de la gorra
ladeada sobre un piercing) un ramo
de laurel...
Pero logró dos cosas: pasar
imperceptible delante de los hombres,
como dijo Epicuro, y escribir con la espalda
inclinada en la hoja, sin cederle la mano
al influjo variable del tiempo y de las modas".
.
.
LA HABITACIÓN VERDE

Sentados en la terraza, hacia la noche
(cuando los pájaros brillan
como diamantes vivos en las ramas
y el sol duerme sobre la piscina)
una taza de té frío nos acompaña,
tu cabello inclinado contra mi hombro,
pensamos en la muerte y la sentimos venir.

No se puede morir ahora” —decimos—
mientras suena una canción en la gramola,
y nos quedamos, a la vez, descalzos,
los pies en calma sobre la mesa,
en el sofá verde que parece un banco
sembrado de hierbas, uno a orilla del otro,
esperando que la noche
nos encuentre pálidos: los labios
húmedos por el aroma de la taza,
los ojos llenos de los árboles del jardín,
el cuerpo perfumado, casi ebrios
del tesoro que absorben los sentidos.

No se puede morir ahora que ha venido
el amor a curar nuestras vidas
” —decimos—,
pero si viene la muerte a cubrir nuestros rostros,
que nos encuentre así: con la taza
de té helado prendida de los labios,
tu cabeza ya muerta posada en mi hombro...
¡Y esos pájaros (esos diamantes vivos
que brillan en las ramas de los árboles)
que no paren de cantar ni en el Infierno!
.