martes, 30 de agosto de 2011

Jesús David Curbelo (Camaguey, 1965)



Jesús David Curbelo Rodríguez
(Camagüey, 29.12.1965)

Poeta, narrador, ensayista, crítico literario, traductor y profesor universitario.

Licenciado en Letras por la Universidad Central de Las Villas, 1988. Fue miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) hasta el año 2000 y, actualmente, es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

En su quehacer se ha desempeñado como:

1988-1993: Asesor literario en los municipios Najasa y Camagüey, en la provincia Camagüey.
1995: Editor de las Ediciones Ávila, en la provincia Ciego de Ávila.
1996-2002: Director de la Editorial Ácana del Centro Provincial del Libro y la Literatura de Camagüey.
2002-2004: Escribe una columna quincenal en la publicación digital Cubaliteraria, destinada a la reflexión crítica sobre la poesía.
2004-2010: De conjunto con Roberto Manzano y Susana Haug Morales, impartió el Diplomado Historia, Teoría y Práctica de la Creación Poética, en el cual explicaba la asignatura Historia de la Creación Poética; convertido hoy en el Proyecto Pedagógico “Laboratorio de Escrituras”, auspiciado por el Festival de Poesía de La Habana.

Además, tuvo a su cargo el diseño conceptual de la editorial Ácana y trabajó en el concepto editorial de la revista Antenas. En el año 1990, fue editor de la revista Antenas, que publica el Centro del Libro y la Literatura en Camagüey. Durante 1996 y 1997, se desempeñó como Director de dicha publicación y, desde 1998 hasta el 2002, laboró en ella como Subdirector.

Actualmente, desde el 2004, es Profesor Asistente de la Universidad de La Habana, donde ha enseñado Literatura General en la Facultad de Comunicación Social y Literatura Latinoamericana en la Facultad de Artes y Letras; desde el 2002 es Jefe de Redacción de Poesía en Ediciones Unión, La Habana; y es guionista y conductor del espacio televisivo A trasluz, dedicado a conversar sobre poética con poetas cubanos contemporáneos, que se trasmite desde el 2010 por el canal educativo, los lunes a las 6:45 de la tarde. Forma parte, también, del Consejo Editorial de la revista La Letra del Escriba, perteneciente al Instituto Cubano del Libro.

Ha impartido conferencias, charlas, conversatorios, y otras acciones de superación acerca de la edición de textos, tanto en los temas de gerencia y gestión editorial, como en el tema cuidado de la edición. Durante los años 2000 y 2001, formó parte del equipo de profesores del Curso de Edición impartido en la provincia Camagüey. Allí se ocupó de la asignatura Fundamentos editoriales, que incluía en su programa un amplio espectro tanto acerca del concepto editorial libro como sobre el concepto editorial revista. En 2003 participó en el Congreso Internacional Cultura y Desarrollo como ponente en el tema: Edición de libros, revistas culturales y creación literaria en Cuba.

También ha sido jurado de importantes premios y concursos nacionales tanto de poesía como narrativa y ensayo.

Libros publicados

POESÍA:
Insomnios (Ed. Acana, Camagüey, 1994)
Extraplagiario (Ed. Holguín, Holguín, 1995)
Salvado por la danza (Ed. Unión, La Habana, 1995)
Libro de cruel fervor (Ed. Capiro, Santa Clara, 1997)
Libro de Lilia Amel (Ed. Sed de Belleza, Santa Clara, 1998)
El lobo y el centauro (Ed. Capiro, Santa Clara, 2001)
Cirios (Ed. Ácana, Camagüey, 2002)
Apología del silencio (Ed. Extramuros, La Habana, 2003)
El mendigo de Dios (Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2004)
Parques (Ed. Capiro, Santa Clara, 2004)
Éxodo (Ed. Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 2004)
Aprendiendo a callar (Ed. Unicornio, La Habana, 2005)
Sonetos imperdonables (Ed. Ácana, Camagüey, 2006)
Cárcel, memoria y abrigo (Ed. Capiro, Santa Clara, 2008)
Las quebradas oscuras (antología personal, Editorial Letras Cubanas, 2008)
Lilia Amel (Ed. Gente Nueva, 2010)

NOVELA:
Inferno (Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1999)
Diario de un poeta recién cazado (Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 1999 y 2001; Conexión Gráfica, Guadalajara, México, 2002; Ibis Rouge Editions, Guyana, Francia, 2004; Éditions du Cercle, París, 2005).
Cuestiones de agua y tierra (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2008).

CUENTO:
Cuentos para adúlteros (Ed. Chau Bloqueo, Buenos Aires, l995; Ed. Letras Cubanas, La Habana, l997)
Tres tristes triángulos (Reina del Mar Editores, Cienfuegos, 2000)
• Las (di)versiones de Eva (Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2003)
Otros cuentos de amor, de locura y de muerte (Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2006)

TRADUCCIONES:
Poemas escogidos de John Donne, (Ed. Arte y Literatura, 2002).
El peor de la manada de Joachim du Bellay (Ed. Ácana, 2002).
Cantos de inocencia y Cantos de experiencia de William Blake, en colaboración con Susana Haug, (Casa de Letras, 2004).
Vida nueva de Dante Alighieri (Ed. Arte y Literatura, 2005).
Antología de Spoon River de Edgar Lee Masters, en colaboración con Susana Haug (Ed. Arte y Literatura, 2007).

Textos en ANTOLOGÍAS:
Jugando a juegos prohibidos (Ed. Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1992), Poesía.
El cuerpo inmortal (Ed. Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1997), Cuento.
Perverso ojo cubano (Ed. La Bohemia, Buenos Aires, 1999), Cuento.
Aire de luz (Ed. Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1999), Cuento.
La terra delle mille danze (Ibiskos Editrice, Florencia, 1999), Cuento.
The inmortal body (Ed. José Martí, Ciudad de La Habana, 2000), Cuento.
Palabra de sombra difícil, Casa Editora Abril-Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 2001). Cuento.
De Cuba te cuento (Ed. Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002). Cuento.
Conversación con el búfalo blanco (Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 2005). Cuento.
Las escamas del dragón (Editorial Lengua de Trapo, Madrid, 2005). Cuento.
Pequeñas Resistencias/Little Resistance: Antologia Del Nuevo Cuento Norteamericano y Caribeño, Pujol & Amado S.L.L., Estados Unidos, 2005. Cuento.
Kubánská čítanka: španělsko-české vydání (Labyrint) Praga, 2006. Cuento.
Cuba on the Edge. Short Stories from the Island (Critical, Cultural and Communications Press), Nottingham, Great Britain, 2007. Cuento.
New Cuban Fiction (Dalkey Archive Press), USA, 2007. Cuento.
El hacer poético (Ed. Veracruzana, Veracruz, México, 2008). Entrevistas sobre pensamiento poético en Hispanoamérica.
Más cuentos infieles (Ed. Unión, 2009).

Ha publicado poemas, cuentos, ensayos, traducciones, entrevistas y artículos de crítica literaria, de artes plásticas y cinematográfica en las revistas Casa de las Américas, Revolución y Cultura, La Gaceta de Cuba, Unión, Sic, El Caimán Barbudo, La Letra del Escriba, La Jiribilla, Amnios, Antenas, Ámbito, Quehacer, La Revista del Vigía, Alma Mater, Cinema, Videncias, Resonancias, Cauce y La Noria.

Ha colaborado también con poemas, cuentos, reseñas, ensayos y traducciones en algunas revistas extranjeras: Zurgai (España), Azahar (España), Cuadernos hispanoamericanos (España), Nuevo texto crítico (Estados Unidos), Niederngasse (Suiza), Blanco móvil (México), Alforja (México), La Otra Gaceta (México), Agulha (Brasil), Revista de la Facultad de Lenguas Modernas. Universidad Ricardo Palma (Perú), Literatur Nachrichten (Frankfurt, Alemania).

Sus poemas, cuentos, entrevistas, ensayos y artículos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, checo, neerlandés y chino.

Premios y Reconocimientos:
- “David” de Poesía en 1991 por “Salvado por la danza”.
- “Regino Boti” de Cuento en 1992 por “Cuentos para adúlteros”.
- “Emilio Ballagas” de Poesía en 1993 por “Libro de Lilia Amel”.
- “Adelaida del Mármol” de Poesía en 1994 por “Extraplagiario”.
- “Fundación de la Ciudad de Santa Clara” de Poesía en 1996 por “Libro de cruel fervor”.
- Revolución y Cultura de Cuento en 1996 por “Diez minutos de parada”.
- Beca de la UNEAC a proyecto de novela, 1997.
- “Bustarviejo” de Poesía, Madrid, 1998.
- “José Soler Puig” de Novela, 1998 por “Diario de un poeta recién cazado”.
- Beca de la UNEAC a proyecto de novela, 1998.
- “Reina del Mar” de Cuento, 1999 por “Tres tristes triángulos”.
- Distinción por la Cultura Nacional, 1999
- “Ser fiel” de Poesía, 2000 por “El lobo y el centauro”.
- Premio Nacional de la Crítica Literaria 2001 a su libro “El lobo y el centauro”.
- “Rafael Soler” de Cuento, 2002 por “Las (di)versiones de Eva”.
- “Fundación de la Ciudad de Santa Clara” de Poesía, 2003 por “Parques”.
- Premio Nacional de la Crítica Literaria 2004 a su libro “Parques”.
- Premio Silvestre de Balboa 2006 al conjunto de su obra literaria.

( Dirección de correo electrónico: jesusdavid@cubarte.cult.cu )


de “Libro de cruel fervor”, 1997
ANALECTAS DEL EXILIO

Miro al mar. Cuento monedas.
Siempre aquí se mira al mar.
Entre mirarlo y contar
monedas pasan las vedas.
Y las vidas: naces, quedas
preso entre leyes y reyes
que amputan, dictan las leyes,
tuercen cuellos y eslabones,
acuñan las ilusiones
y nos tornan perros, bueyes,
buitres del oro y la sal,
títeres, cerdos, vampiros
que se nutren de suspiros
en pos del bien, y hallan mal.
Miramos. La vista es cal
contra el muro del vacío.
Nuestro muro. El tuyo. El mío.
Ese que, airoso, se erige
en cerco. Y vigila. Y rige
la mansedumbre, el hastío,
la piedra en la boca, el humo
entre las manos, el paso
circular, el campo raso,
el acíbar para el zumo,
la sangre, el látigo, el grumo
que somos ante la ley:
putas, mendigos: la grey
que mira al mar sin auxilio,
monedas cuenta, y exilio
suplica, burlando al rey.

Pero la burla es un juego
de espejos: en el exilio
no hay salvación ni concilio.
Es otro yugo: el del fuego
de la nostalgia, y el ruego
por regresar a la tierra
donde comenzó la guerra
por elevarse, por ser
viajeros, por poseer
otra cárcel —la que encierra
en su red tiempo y memoria—
donde nada se vislumbra.

En el exilio no alumbra
más luz que la misma historia
infinita de la gloria
buscar del parto a la cruz,
errar, bajar la testuz,
seguir siendo un extranjero,
ver el mar, contar dinero,
y soñar con otra luz.

¿Qué es la luz? ¿Dónde está? ¿Dónde
encontrarla puede el siervo
de sí mismo? ¿Dónde el cuervo
que grazna y se marcha? ¿Adónde
va, maltrecho? ¿Dónde esconde
la luz su rostro divino?
¿En el mar? ¿En el cansino
repicar de las monedas?
¿En las carnes? ¿En las sedas?
¿En el oropel del vino
que nos coloca el destino
siempre lejos de la boca?
¿En la cárcel? ¿En la roca
que es, a la par, fe y camino?
¿En el silencio? ¿En el trino
oscuro que nos alienta?
¿En el muro? ¿En la violenta
liturgia que nos obliga
a ser caballo y auriga,
guerra y paz, perdón y afrenta,
hambre y mesa suculenta
que es, no es, está y no está?
¿Dónde queda? ¿Cómo va
hacia esa luz que lo tienta
el hombre? ¿Cuándo la enfrenta?
¿Y cómo? ¿Y por qué? ¿Quién gana
en tal combate? ¿La vana
confianza de ser hostil?
¿El hombre? ¿La luz? ¿O el vil
simulacro de un mañana?

Porque habrá un mañana. Diana
hará en él el hombre adulto
al prescindir de ese culto
al dinero, a la sotana,
al rey y a su ley. Qué sana
sensación de hallarse libre
lo inundará cuando vibre
todo su ser bajo el nombre
de Dios, que le diga: “Hombre,
búscate en mí, tu calibre
es ser tú mismo y ser Yo
que a tu existencia me afilio:
soy tu luz, tu mar, tu exilio,
tu hartazgo, tu ley, tu voz”.

Habrá un mañana. Es en Dios:
cúspide y sima del pozo
de existir: ese alborozo
donde duermo mi acrobacia,
despierto, pulso la gracia,
miro el mar y aguardo el gozo.



del libro “El lobo y el centauro”, 2001
CUARTA ELEGÍA DEL LOBO

…………………… a Rafael Almanza

Cuando yo digo agua creo que lo he dicho todo.
Digo aire, fuego, piedra, polvo, sangre.
Todo cabe en el agua,
nace de ella,
en ella se fecunda, o la fecunda.
La lengua saborea sus sílabas sedosas:
agua, digo,
y me recorre un río la garganta y las vísceras;
pienso, agua,
y me hundo, transparente,
en su alivio tan húmedo;
agua, suspiro,
y reaparece el fuego, el derrotado;
la piedra, la pulida;
el aire, macho rápido del agua;
el polvo, novio ardiente que la espera.
¿Y la sangre?
¿Y la usura más cálida que nos lleva a morder,
como si el diente no naufragara en la virtud del agua?
Agua y sangre se beben.
Bajo a beber al cuello y la laguna.
En el cuello descubro el polvo antiguo
del orgullo y la estirpe,
la piedra de la gloria,
el aire que macera la ignorancia,
el fuego donde arden la pulcritud y el grito.
Me aguarda en la laguna el fango torvo
donde mis patas se hunden, fallan, tiemblan
con la fragilidad del cazador que yerra el blanco
y se queda a merced de mis colmillos.
Agua y sangre pernoctan en mi boca.
Cuando yo digo sangre el mundo me penetra y lo penetro.
Digo músculo, hembras, huesos del vendaval que me calcina.
Todo canto es mi sangre y flota en ella
porque la sangre acata los clarines, los címbalos, la euforia,
y también la miseria del mendigo,
el llanto de la puta que soñó con ser reina,
las llagas del enfermo, sus humores,
la carne palpitante que habrá de ser carroña sin remedio.
Agua y sangre confluyen.
Por mi sangre navegan las historias del hombre y la manada,
del tigre y del rebaño,
de los bueyes que pastan su desidia y los premian con hierro,
de los caballos prestos a cocear en la frente al suplicio,
de los perros procaces que lamen siempre el sexo de sus dueñas,
de las castas, los clanes,
la espuma en que se asfixian la angustia y el recuerdo.
Agua y sangre se mezclan.
Son como un gran torrente donde nacen la perfección y el odio,
el perdón y los crímenes,
las guerras y las nupcias,
la paz y la leyenda de las patrias.
Agua y sangre en mi sueño.
Agua.
Sangre.
Cuando yo digo agua creo que lo he dicho todo.
Digo aire, fuego, piedra, polvo, sangre.
Las palabras que faltan son inútiles:
pues truecan agua en sangre y sangre en agua.
Yo sólo sé el secreto de mi idioma
y en él bebo el enigma de la muerte,
de la naturaleza y el vacío.
Mi sed es tan intensa como el fuego,
tan dúctil como el aire,
como la piedra, altiva,
como el polvo, recóndita,
infinita, inasible, tortuosa como el agua y la sangre.
Cuando yo digo agua firmo un pacto
y la sangre de un lobo nunca engaña
porque, ¿qué he de perder si ya no tengo
la pericia del aire,
la voluntad del fuego y de la piedra,
la sapiencia del polvo,
el candor y las náuseas de la sangre y del agua?
Cuando yo digo agua digo vida
y cuando digo sangre
entro en la eternidad, me instauro, gozo.


LA ORGÍA

La noche huele a sexos torrenciales:
machos, hembras, arbustos y animales
gimen, sudan, irradian, se consumen
en el lienzo infinito de sus pieles
que dibujan, cual lúbricos pinceles,
la magnitud de Dios, y su volumen:
Él cabe en mí, en ti, en ella, en todos:
es saliva, hoja, savia, leche: modos
de cópula, de azar, de ley ardiente:
la de esculpir, hacer, echar simiente
donde el aire, en su prisa, se derrama:
fatigosa carrera de retorno
hacia el origen único: el contorno
de la orgía perpetua que nos llama.



del libro “El mendigo de Dios”, 2004
ALGUNAS VARIACIONES SOBRE EL AMOR CARNAL

X

…………………………… "There will be time, there will be time
………………………….......................… To prepare a face to meet the faces that you meet;
…………………….....………... There will be time to murder and create".

………………………………………………....................….. [T. S. Eliot]

Lo fatal es perderse en el encontronazo de las máscaras, hacer del universo un carrusel teñido con licores, agruparnos al rostro de quienes son apenas huellas leves. Lo fatal es el hábito del doble, ese no ser que somos amparados en ellos, los más fuertes, los que blanden espadas, los que la luz deforman a su antojo. Adentro nos guardamos la confianza, el lema aprendido en el colegio sobre la voluntad, sobre el rigor del tiempo para hacer madurar los escorpiones. Por eso nos vestimos para el baile: nos ponemos la banda de la gloria, la levita vacía, la sonrisa escolar que no olvidamos; y salimos al mundo a regalar mejillas, a prepararlo todo para la cachetada, a que el prójimo encuentre un alivio en nosotros, cuando él es tanto escarnio como nuestra rutina, tanto truco en el aire, tanto miedo. Habrá tiempo, habrá tiempo, pero ¿cuál es el tiempo de los fieles?*, ¿dónde van a fundirse los venablos con el arpa, el rencor, las madres usurpadas por la reliquia de las fundaciones? Seguro que habrá tiempo, mas el límite existe y nos provoca: hace falta indagar en el signo de los procuradores, de las hembras tardías, de los soldados hechos para morir sin patria, de aquellos escultores con que nos seducían, al principio del hombre —fin de nosotros mismos— las estatuas. Lo fatal es no haberse maquillado, no elucubrar una barrera entre Yo, y Los Otros; lo fatal es querer estar unidos, formar un grupo inmenso, una horda feroz, indestructible. Habrá tiempo también para las soledades, el pesimismo, el llanto, para las miserias más lúcidas y audaces, porque el tiempo es tan cruel que es inexacto, finito, manuable como un arco para cazar insomnios. Entonces: fuerza y fe, disfraz y continencia, elegancia proscrita en cada acto; lo demás es historia, es conciencia, es legado, y no hay más libertad que sembrar hasta el crimen el amor que mañana puede sernos mortífero.

................................................................................................... * - León Estrada



del libro “Éxodo”, 2004
CIRIOS

(ceniza)

Todos los hombres que te amaron antes
amasaron tus ansias,
maceraron tu espíritu,
tras el ingenuo afán de poseerte.
Sin saberlo, te estaban educando
para llegar a mí. Yo te recibo
con la serenidad del último maestro:
te dejo ser tú misma,
que te aprehendas
en el duro ejercicio
de celebrar tu libertad total.
Si luego decidieras elegirme
como heredero de tus testimonios,
sería el dócil alumno que precisas
para enseñarle dónde empieza el mundo
y cuál es el destino de la especie.


(luz)

De ciudad en ciudad
vamos trazando
el mapa de este amor.
Cartas, citas, mensajes,
enlazan tu hemisferio con el mío
en la cartografía del espíritu;
sangre, saliva, semen y sudor
conforman los océanos
donde la carne baña
su continua inquietud de continente.
Acude a ambos bautismos:
unge tu cuerpo con mi aceite amargo,
el que destila el alma entre el tormento
de perseguir a su mitad gemela
hasta ese umbral en que la muerte funda
la ciudad infinita del amor.


PARQUES

(Plaza de San Juan de Dios. Camagüey)

Mientras caía el muro de Berlín, mis amigos y yo soñábamos con alcanzar el éxito.
Rafael quería obtener el Premio Nobel, Gustavo hacer un filme con la esencia abisal
de La Poesía,
Daniel tener un auto y publicar en Plaza, Néstor actuar en Viena,
Jesús poseer lo eterno, Oneyda aprisionar lo que escapaba;
yo adquirir un reposo donde el alma y el cuerpo se hermanasen.
Nos íbamos de noche hasta la plaza a reemprender el juego de querernos.
Había ateos, santeros, comunistas, católicos, y las conversaciones discurrían acerca
del poder y de la gloria,
de la necesidad y de la libertad, de la importancia de la conversión para salvar al mundo.
Amanecíamos siempre, al amparo de un mal alcohol casero,
creyéndonos los amos de La Historia y los reformadores del destino del hombre.
Las reyertas de entonces parecían no pasar de torvos simulacros.
Después, mientras crecían el hambre y la inconstancia,
mis amigos y yo trocamos las palabras y confundimos éxito y exilio.
Daniel se marchó a Miami, Jesús se fue a La Habana,
Néstor se escapó a Suecia, Rafael a su escéptico ostracismo,
Gustavo a sus películas, Oneyda a sus temores,
yo, al fondo de mis propias inmundicias.
Hoy, mientras se alza el muro de Internet y crecen el cinismo y la ausencia de diálogo,
mis amigos y yo apenas nos cruzamos un saludo consabido y prudente:
es demasiado el peso del fracaso, supongo, y no nos toleramos las excusas los unos
a los otros.
La plaza es sólo el símbolo de la ausencia de arraigo
y no la visitamos salvo para embaucar a los turistas con la paz del terruño.
Mañana, mientras don Rafael reciba el Nobel, Gustavo filme en yámbicos,
Daniel publique su novela en Plaza, Néstor estrene en Viena un drama de Ionesco,
Jesús se agencie al fin su salvación y Oneyda sus poemas inmutables,
yo seguiré buscando el equilibrio, y volveré del viaje hacia mí mismo para fundirme
al prójimo.
Otra plaza me espera. En ella mis amigos sabrán lo que yo sé:
el éxito es el éxodo: salir, unirse al todo, que es el Uno.


(Parque Agua Azul, Guadalajara)

He vivido el frecuente desarraigo de sentirme extranjero en mi propio país.
Me he sentido extranjero, mucho tiempo, bajo mi propia carne.
Ya no me asusta tanto existir en los límites.
La periferia tiene el placer raro de convertirse en centro alguna vez
y arrastrar al volcán a los fragmentos que entonces anden lejos de su cráter.
Estoy acostumbrado a sufrir el exilio que siempre entraña el gesto de la fe.
En México, no obstante, paseando con Edel entre las mariposas cautivas de Agua Azul,
perdí el temor de entenderme extranjero pisando un extranjero atrozmente geográfico,
porque ser extranjero es solamente un asunto espacial
y yo había asimilado el fundirme en el tiempo de aquel pueblo
con tal de acaparar la efímera belleza que acude a recibir al que despierta.
Nada era diferente de mi angustia habitual, y todo tan distinto:
la música, la luz, la lengua, los olores, las comidas, las hembras y los pánicos.
Yo, que huyo de mí y regreso a esconderme al principio del viaje
—porque ya el viaje mismo supone el precipicio de aprenderme—
tuve la sensación de que en el prójimo me aguardaba el futuro de la estirpe
y me dejé llevar por mi entusiasmo de único fundador:
salí a la muchedumbre para volver a entrar en el magma del mundo,
en la siempre anhelada patria de los sin nombre.
Desde tan buen refugio rescribo mis historias, descubro mis naufragios,
me siento a reposar —y a repasar— los argumentos de las jornadas próximas.
Ni el exilio ni el gesto de la fe me asustan como antaño por su misión de círculos;
ahora tengo un ardor que me hace humilde, pero también terriblemente sabio:
no volveré a sentirme un extranjero ni siquiera en el centro de la gracia.
Mi patria es el espíritu. Y ese manto ecuménico me (te, nos) cubre.


(Plaza de la Santa Croce. Florencia)

Recuerdo claramente los detalles de una vida anterior que no viví.
Me remomoro andando por Florencia a la luz de las últimas antorchas
que prendieran los güelfos mandados por Donati. Después vino el exilio.
Las ciudades de otros. El pan de los amigos. El duro azar de la supervivencia.
Y algunos libros ríspidos y amargos acerca del poder y la justicia.
Nunca volví a cruzar los puentes sobre el Arno. Me enterraron en Rávena.
Luego fui reencarnando en muchos hombres que admiraron mis versos
o el violento latín de mi prosa política (o poética).
Somos un gran ejército que sabe cuán poco importan reyes, militares y obispos
cuando se tiene el don de adulterar el tiempo, los sitios, las historias,
y uno renace en Londres, en Madrid, en La Habana, en Nueva York,
diciendo una verdad sencilla y mínima: una sabia mujer nos lleva al Paraíso.
Sabiduría, Beatriz, La Muerte, La Poesía, son sólo nombres, leves coyunturas
tras cuyos velos se emboza La Belleza, todo lo femenino que hay en Dios.
Hoy he vuelto a Florencia y veo la estatua al fondo de la plaza,
yo, que he sido Dante, William, John, Miguel, Francisco, Arthur,
Walt, Edgar, Charles, José, Rubén, Vicente, Jorge Luis, César, Pablo, Octavio,
no puedo menos que alabar mis hembras y dejarme guiar,
rebelde y dulce, hacia esa nueva vida que vendrá
en la esperanza de poder, un día, alzarme a las estrellas.


(Plaza de San Pedro. Roma)

Yo, peregrino, a estas alturas no busco a Roma en Roma
(aprendí de Quevedo y Du Bellay que entre sus ruinas puedo hallar el polvo de millares
de espectros),
sino la infinitud de lo mutable, la sensación de alivio que supone palpar lo que será.
No me importa el pasado como hallazgo, pues de algún modo es mío gracias
a la embriaguez de la memoria,
al testimonio que dejaron otros en su afán de asentar la tradición.
Ansío recopilar las piedras del mañana, la pizca de futuro que me toca para explorar a Dios.
Pero Dios se me esconde entre las piedras del ayer y del siempre,
entre las columnatas de Bernini y los áulicos muros del santuario,
entre la muchedumbre de turistas, beatas, frailes, monjas,
que comparten conmigo estos trozos de hoy donde me asfixio.
No atino a soportar la certidumbre de ser un rastreador de lo perenne,
y decae mi entusiasmo en la certeza de que Roma corrompe la dialéctica
y me impide alcanzar el absoluto: ese Dios acosado que me tienta a inaugurar de nuevo
verbo y acto.
Yo, peregrino, a estas alturas no invento a Dios en Roma,
porque he dejado de inventar a Dios y prefiero el ardor de la catástrofe:
admitir que no alcanza mi soberbia para poder tocar lo que se escapa,
aquello con que habré de edificar mi fe en lo fugitivo, que permanece y dura
por encima del ansia y la confianza de todos esos que seré y he sido.



del libro “Aprendiendo a callar”, 2005
MISIÓN

Vine
a preguntar
hasta ceder
la voz.


POÉTICA

Si acaparamos todas las palabras
descubrimos la lengua.
Es mejor abstenernos
de goce tan trivial
y que nos quede
la idea del poema
temblando en la visión del porvenir.


EJERCICIO

Si la palabra es
un acto de soberbia,
un desafío
contra el orden de Dios,
no hay mayor humildad
que aprender a callar.


INMORTALIDAD

Escribo sobre el agua.
Oigo fuera del aire.
Leo dentro del fuego.
Canto bajo la tierra.

Soy la misma pregunta
y la respuesta simple.


TESTAMENTO

Yo
también
puedo testar
ahora:

les doy
todo
el silencio.



del libro en preparación “La nueva vida o la poesía de amor explicada a los niños - y las niñas
FUGACIDAD

……………………
"sed mulier cupido quod dicit amanti,
…………………......… in uento et rapida scribere oportet aqua".
……………………………………………. [Catulo]

Lo doloroso no es saber que un día
te irás físicamente,
sino sentir como te vas marchando
a cada instante
detrás de las palabras
y los falsos requiebros.
Aunque quisiera
no alcanzo a retenerte,
y sólo intento rescatar,
escéptico,
los restos del naufragio
que la corriente impulsa hacia mi orilla.

Lo doloroso es comprender que un día,
harto por fin de atesorar despojos,
yo los pondré en el río,
y los veré alejarse, sin dolor,
entre el agua que fluye.


LEYES DE KEPLER PARA NUESTRA LÍNEA DE ÁPSIDES

Tú eres un cuerpo central no especificado (por discreción, por miedo).
Él es el periápside; yo el apoápside.
Según esta distribución altamente científica, podemos concluir que:

1- La órbita de mi vida alrededor de ti es un eclipse.
2- La línea recta que podría unir mi centro al tuyo pierde áreas desiguales en los desiguales intervalos de tiempo que me concedes para hacer mi recorrido. Por lo tanto, el otro planeta se mueve más rápido y penetra más en ti, en tu alma, porque está más cerca. Yo, más alejado, apenas puedo contemplarte y me muevo al compás del luego, otro día, ya veremos.
3- El cuadrado del período orbital de cada uno alrededor tuyo es igual en años al cubo a la distancia que media entre lo mucho que lo quieres a él y lo mucho que me utilizas a mí, todo eso calculado, por supuesto, en unidades astronómicas.


EL SER Y LA NADA

.................... "Io parlo in questa
........................ lingua che passerà".
………. ..…… [Andrea Zanzotto]

Hablo en esta lengua que pasará
desde este tiempo que pasará
sobre tu amor que pasará
con un Dios que pasará.

Pero no importa:
esta lengua
este tiempo
este amor
este Dios
son mis inaprensibles posesiones
las únicas que puedo
legar sin avaricia.

En el futuro
—que también pasará—
otro ingenuo ha de hablar
en su lengua
de su tiempo
de su amor
de su Dios
que igualmente se escapan
lo abandonan
lo hacen
un ser solo y distinto
en la fría vastedad del universo.


jueves, 25 de agosto de 2011

Moises Mayan (Holguin, 1983)



Moisés Mayán Fernández
(Holguín, 1983)

Poeta y narrador.

Licenciado en Historia y egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (2003), es miembro de la AHS.

Ha publicado los poemarios:
Fábula del Cazador Tardío (Ediciones La Luz, 2007)
El Monte de los Transfigurados (Ediciones El mar y la montaña, 2009)
Cuando septiembre acabe (Ediciones La Luz, 2010).

Aparece en la selección de jóvenes narradores holguineros Memoria de los otros (Ediciones La Luz, 2006), y en las Antologías Rapsodia para el Ché (Ediciones Capiro, 2007), El Sol Eterno (Ediciones La Luz, 2009), Como el fuego que está siempre (Editorial CE-CIC, 2009), Ciudades bajo un mismo cielo (Ediciones La Luz, 2010), Antología de la nueva poesía cubana 1970-2010 (Elefantes Editores, Perú 2010), El sagrado silencio del valle (Hidden Brook Press, Canadá, 2010), La isla en versos: cien poetas jóvenes cubanos (Ediciones La Luz, 2011) y en el disco El sol eterno (Ediciones La Luz, 2010).

Su obra ha sido distinguida con:
• Mención en el Premio David de la UNEAC (2007)
• Premio de Poesía Ciudad del Ché (2007)
• Premio Especial de la AHS en la XXXI Edición de la Jornada de Literatura y Artes Plásticas Regino E. Boti (2008)
• Premio de cuento “Batalla de Guisa” (2009)
• Primer Premio Gastón Baquero de Poesía (2010)

( Dirección de correo electrónico: promotoraliteraria@baibrama.cult.cu )



del libro Fábula del Cazador Tardío, 2007
LOS PIES DE LOS ENLUTADOS

De los cadáveres apilados en la fosa común fluye el miasma, esa sanguaza fétida que desprenden los muertos. Primero es un hilillo, un gotear, luego inunda todo el cementerio.
En los pies de los enlutados recorre los suburbios del país, las lujosas cámaras. Viaja en trenes y veleros. La noche cae sobre los muertos mientras el miasma llega a las distantes islas del sur, a los borrosos confines de la tierra.
De este modo, fluye a través del poeta, la verdadera poesía.


ELOGIO A LA PENÚLTIMA LÁMPARA

……………………………. Nos haces una falta sin fondo
…………………………………....…… [ César Vallejo ]

En el techo retozan menudos fantasmas/ abuela levanta el polvo de los siglos en los ángulos más secretos de la casa/ recuerdo los años sucediéndose como insectos/ las cabalgatas en esa escoba de cerdas artificiales/ Ha terminado para siempre la estación de sentarme en sus rodillas/ las historias de los pájaros extintos/ que anidaron el guano de su infancia/ la veo desordenar los muebles con torpeza/ leyendo el periódico muy cerca de los ojos/ lastimándose los dedos para que yo luzca camisas de pasarela francesa.

Abuela cuece viandas que saben a monte/ a épocas donde prendió el fuego con cortezas de almácigos/ cuando su madre le enseñó a disponer los aderezos/ y colar el café antes del alba/ Todavía se interna en las guardarrayas/ le sigo los pasos/ recogiendo cada frase que balbucea como por descuido/ para repetirlas a mis hijos/ crecí meciéndome en sus brazos/ ahora me corresponde vigilar su penúltima lámpara/ que se resiste a la oscuridad y al viento/ a veces tengo miedo/ un miedo atroz de quedarme solo.



del libro El monte de los transfigurados, 2009
OH POEMA CUÁNDO SERÁ EL DÍA…

Con los brazos sobre la mesa, como en un cuadro de Clauco Capozzoli, prometo a mis padres terminar con la poesía. No más los finos animales que se hunden en el té mientras escribo, no más las serpientes de pasos breves, las oscuras praderas que convidan… No más la exactitud del verso, su perenne vuelo de pájaro nocturno.
OH poema, ¿cuándo será el día en que sin ti logre salvar la insoportable levedad del ser? Cavo ¿cavamos? un orificio de sospechosa hondura para sepultar el cuerpo entero del poema. Cavamos y nos convertimos en seres impronunciables. Mis padres me abrazan, este hijo muerto era y ha revivido. Me abrazan, entre el sopor de las lágrimas y la pérdida agónica del verso. OH poema amado mío, semejante mío…
Demasiado espaciosa la casa se convierte en un país de sombra. Antes estaba el poeta caminando como sobre un hilo, pero nadie pensó que así se equilibraba el mundo. Antes estaba el poema y entorno a él cantábamos villancicos, pero nadie amó la palabra, nadie imaginó la sobrevida de la palabra. Ahora somos una familia de hombres y mujeres que se despiden, de niños que se despiden, de perros que se despiden ladrando en los aleros.
Con los brazos sobre la mesa como en un cuadro de Clauco Capozzoli trastorno los anteriores pronunciamientos. Es mi madre con una pluma de cisne entre las manos, “para que escribas”, dice, “para existir”.


EL ARREGLADOR DE SOMBRILLAS

……………….............……. ¿Nosotros los sobrevivientes a quiénes
………………. debemos la sobrevida?
.…………………….............…… [ Roberto Fernández Retamar ]

I
Mi padre despliega el oscuro paraguas de la abuela y corremos a refugiarnos de una lluvia imaginaria.
Han pasado los días más crueles de los noventa, las tardes donde mi madre era la vendedora de fritas, mi padre el pregonero de guayabas, y la mesa familiar era un sitio donde el pan se untaba con la sal de las lágrimas. Mi padre, con los tenis rotos, de pie, ante la fila de sus estudiantes de medicina, "corran hijos míos, corran". A veces con el disfraz de profesor de educación física, a veces con el disfraz de pregonero. Recuerdo que una noche a la luz propicia del único candil le escuché decir: "Cada día que pasa me voy pareciendo más a los retratos de mis tíos muertos". Yo lloré mordiéndome los labios.

II
En medio de la sala, cuando ni siquiera amenazan las lluvias, mi padre despliega el oscuro paraguas de la abuela y corremos a abrazarnos. El miedo cae desde el cielo en pesados goterones, pero mi padre como un patriarca, sostiene los ángulos de la casa y dice que nos aguardan días mejores. Es el hombre que devuelve las sombrillas ilesas. Le creemos con una fe ciega. Todos le creen.

III
El arreglador de sombrillas es mi padre. Casi una frase hecha. Han pasado los noventa, sus días crueles y tenemos esa felicidad de saber que alguien nos protege de las lluvias, de los soles sucesivos. Felicidad que compartimos, como se comparte el mucho pan con los hambrientos. Mi padre despliega el oscuro paraguas de la abuela, pero ya no corremos, sobre nosotros planean silenciosas, las alas invictas de Dios.



el libro homónimo, 2010
CUANDO SEPTIEMBRE ACABE

Llámame cuando septiembre acabe,
cuando los árboles recobren su verdor
y los pájaros entonen cantos menos desolados,
cuando las casas no sean espacios abiertos a la intemperie
y la música del amolador de tijeras imprima en los cuerpos
el filo de las espadas.

Llámame cuando prospere en los balcones
la flor de la acacia. Ahora no.
Ahora el hacha de Dios a la raíz del pueblo
muestra un panorama que termina humedeciendo los ojos:
la vida astillándose contra la precaria forma del hogar
como tronco de árbol hueco, (sostenido inútilmente
por las manos familiares).

La ciudad es un cuerpo obsceno que oculta la noche,
vientos tormentosos barren la algarabía de las calles,
no están los adolescentes que acostumbraban
a sentarse en los bancos del parque. Ahora alguien dice:
“Iremos a la ciudad si queda algo de ella en pie.”
Se sabe que la ciudad era otra antes de septiembre,
mas todo termina cambiando.
Vivimos con el miedo coagulado en la mirada,
como dura en el ojo de la presa la imagen del cazador
y le parece verlo en las inocentes sombras de los sitios
que frecuenta. El miedo. La onda expansiva del miedo
nos mantiene juntos, alumbrados por faroles,
masticando el filo blanco de las uñas.

Llámame cuando septiembre acabe
y en el bosque de arbustos desnudos
vuelvan a pastar los antílopes radiantes.
Yo fui de los que quiso sentir los vientos
agitando los ángulos de la casa. Incluso llegué a decir:
"Nosotros nunca hemos visto un huracán, el aire
que silba sus canciones mortales entre los rombos
de las celosías.
Si pudiéramos tocar el cuerpo vidrioso del miedo
mientras cruza el barrio, y apretados los puños
oír a los perros ladrándole a Dios."

La mañana siguiente mi hermano me convidó
a fotografiar la ciudad, pero la ciudad ya no estaba.
Fotografiamos sin embargo la forma incierta
que iba cobrando La Vida bajo el ramaje caído de los árboles.
Yo quise ver un huracán,
pero no sabía que la palabra Desolación
pierde su transparencia con los vientos
y se convierte en muro.
Infranqueable. Terrible.
(Aún para los adaptados a la verticalidad de los muros).

Déjame cerrar los ojos creyendo
que este mes nunca existió.
Otra mentira en el calendario.
Déjame soñar con las casas incólumes
que abren sus puertas en una tarde de sol.
No creo en los milagros. (Before and after
como en las revistas).

Llámame cuando septiembre acabe.

sábado, 20 de agosto de 2011

Almelio Calderon (La Habana, 1966)



Almelio Calderón Fornaris
(La Habana, 1966)

Poeta.

Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

Ha publicado los poemarios:
Fragmentos para un caballo de aire, Ediciones Extramuros, 1987.
Las provincias del alma, Editorial Letras Cubanas, 1991.

Además, su obra está recogida en diferentes revistas nacionales e internacionales.

Reside en Valencia, España.

( Dirección de correo electrónico: ameliocalderonfornaris@gmail.com )



del libro Las provincias del alma, 1991
ORILLAS

Los suicidios no llegan tampoco llega el amor
los amigos viven poderosamente entre los dioses
se entregan a todos los anillos
como se entrega Heráclito a la duda.
Siento sus nostalgias como siento la vehemencia
de la mirada del tigre de Blake
cada uno es una pequeña troya
se rebelan contra los muros contra los fuegos.
La existencia termina desangrándose en las
puntas de los dedos.
Los dioses tiemblan le brotan escamas.
Sólo yo puedo sostener este cielo con mi mano.


LAS MUTACIONES

Como dios de címbalo es el alma.
Como árbol que nos da un fruto es el alma.

La quietud se lanza contra el ojo.
Haz del ojo el límite de las alas.
Haz de las alas un cielo donde comience la solemnidad de un niño.

El destino que se deslice entre las líneas de las manos.
Sólo quedará una inocencia entre tantos gladiadores.



del cuaderno La cierta sucesión de las cosas, inédito
TENDRÉ QUE MORDER UNA ESTRELLA

De alguna forma yo tendré que morder una estrella
un silencio
poder hablarle de las palabras de los caracoles
que se posan en las nuevas gargantas de los hombres
para que las vocales no salgan torcidas
no con miedo
ni con forma de máquina ordinaria.
De alguna forma yo tendré que morder un Aleph
un papel
una piedra
un pedazo de camino con sus sombras
y sus papalotes de caprichos
una mirada
y una melodía que acompañe a los gatos
cuando piensan en cazar en la noche
De alguna forma yo tendré que morder una espina
una luz
un tiempo
a la misma mordida
de alguna forma yo tendré que morderme
no sé
porque el aliento no fue suficiente.


INFANCIA

A no sé cuántos años
de la caída de mi carne
pedazos de lágrimas
gritan
por una esperanza
que prefirió morir un poco más tarde.


DIALÉCTICA

Los que quieran saber la historia
que sepan la historia.
Los que quieran aprender a saltar
que aprendan de saltos.
Los que quieran decir que su corazón
es de arena que lo digan.
Los que quieran decir como Anaximandro
que el hombre nació de un pez
cuidado con los pescadores—.


otros poemas inéditos

LA CIUDAD DISPERSA SUS VOCES, sus vibraciones,
su virginidad.
Se disipan los días, me acechan en su quietud.
Se aproximan las nevadas.
La desolación enciende sus luces.
La longitud de un pájaro pasa trazando los enormes ríos
del atardecer y picotea algunos trozos de mi ser que he
olvidado sobre las paginas de un libro de Borges.

Afuera esta lloviendo y oigo latir una luz.

ooOoo

SEÑALES
UN INDIFERENTE Y DESÉRTICO CIELO NOS GOLPEA. Nada
sabemos de la muerte solo de sus cruces cuyas mirada recuerdan
la embriaguez de la noche donde
una luna violeta es el ojo de la ciudad que vigila.

¿Habrá redención para ésta ISLA?

Chapotean los soles.

ooOoo

HAY DESANGRES EN EL POEMA.
La escritura huye de la escritura.

ooOoo

NUBES

La muerte arroja del postigo a la muerte.
Un pájaro incendiado se desliza por mi sangre:
Su último poder me ilumina.

Como luna mi cuerpo rueda sobre un cielo sin color.

SE DESPRENDEN LAS ESCRITURAS LO MAS LEJOS
POSIBLE DEL HOMBRE.

Caen chubascos de luces.

ooOoo

(al final de la travesía)

EN ESTA CIUDAD SE VISLUMBRA otra dimensión, otra manera
de ser más poderoso que los dioses.
Ausculto su historia, mientras la noche asedia
las escrituras del infinito.

ooOoo

LA REALIDAD ILUMINA LOS TEXTOS DE
RIMBAUD: COMO LA QUIETUD DE UNA CRUZ
EN EL CAMINO ME DESLIZO ENTRE LOS DESIGNIOS
PARA ALCANZAR OTROS DESLIZAMIENTOS
AUN MÁS PODEROSO.

ooOoo

El tiempo es una sola narración del universo.

lunes, 15 de agosto de 2011

Antonio Armenteros (La Habana, 1963)



Antonio Armenteros Álvarez
(La Habana, 22.12.1963)


Poeta, narrador y crítico literario.


Ha publicado los poemarios:

Nastraienie, Casa Editora Abril, 2000
La Caída, Editorial Letras Cubanas, 2000
Los Estados Crepusculares, Editorial Letras Cubanas, 2002.
Casa Québec, Ediciones Extramuros, 2002.
La Cortadura y el Signo, 2003.

Y el libro de relatos País que no era, 2005.

Ha colaborado en diversas publicaciones culturales, entre ellas: El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba y Casa de Las América.

Su obra ha sido reconocida con:

• Premio 13 de Marzo, 1995.
• Menciones del Premio Luís Rogelio Nogueras en 1996, 1997 y 1998.
• Premio Calendario de la AHS, 1998.
• Mención Premio David de la UNEAC, 1998.
• Premio Pinos Nuevos, 1999.
• Premio Abdala 1999, auspiciado por la Unión Árabe de Cuba.
• Mención Premio UNEAC de Poesía Julián del Casal, 2000.
• Premio Nosside Caribe 2001.
• Mención Premio de Poesía de la revista La Gaceta de Cuba 2002.
• Premio Razón de Ser 2003, auspiciado por la Fundación Alejo Carpentier.
• Premio de La Gaceta de Cuba en 2006.

( Dirección de correo electrónico: dliamo@yahoo.es )




PLEGARIAS CONTRA EL MIEDO

……………………. ...Y como el miedo crea hábito, nuevas clases de miedo
han aparecido con los años...
……………………………………………………………[ Rafael Alcides ]

I
Tal vez será como alinearse
Alzar la mano en medio del rebaño
No creer las premoniciones.
Tal vez será como llegar
…………….—confesarme—
pedir la excomunión del alma
mirar fijo la bendición en los ojos del hombre.
Tal vez será como mostrar oscuras llaves
abrir la puerta
…………….y pedir auxilio.

II
Temo no ser el que querían.
Madre me palmotea suavemente:
"Pero hijo esa obsesión por las palabras".
Cristo me ve ríe en toda su imagen
alguna vez él y yo
…………...............…..jugamos a des-clavarnos
escupir frente a las cruces
no ser infinitamente normales. Ahora temo que el reloj se quiebre
la arena en mi cabeza estalle.
Junto al mar se alza/mezcla la tarde veloz.
De la fiebre surgió la música o viceversa
hay figuras entre la sal y el hollín de la casa
suplicando:
"No mojes los huesos"
de asegurar o imaginar que no giran
no rotan estos diez mil ojos.
Réquiem por esta noche de arenas movedizas
donde ella finalmente no está:
…….....………………Y es el deseo mayor
…………...............…………es sin carne (girando) aún
…………………….hasta que razono.


LA NADA / NADA PREFIGURA

Rogarle a la mano: "Por favor no ser mi mano".
¿Y si sucede?
Me tornaré irreal como los personajes
….......……de mis versos.
—Me encantaré con ellos.
He practicado el ritual de los obedientes y nada.
He practicado el ritual de los iletrados y nada.
He practicado el error de los sin nada... y nadie.
Como esas provincias que nada esperan enarbolo
…….................................el alma.
Rogarle a los nervios: "Por favor, no habitar
……………………..jamás la mano".


BALADA INCONCLUSA DEL HOMBRE GENTIL

O. A:Y.
"El diablo se ha metido en mi cabeza".

Tal vez un aire solitario de Vivaldi
sería la respuesta
…………………..pero el hombre
ocupa su lugar dentro del circo
y juega decidido su poca suerte
a los dados marcados de antemano.
Apuesta su sonrisa a la moneda
su voz …… en la moneda
a la moneda todo el corazón
hasta que el tedio
………..........................………….. sobre carta y jugador detiene la ruleta.


PROFETA DE CONSUELO

No sé explicarme el delta de esta mañana
pero se siente el fervor de los vencedores,
y observando mis débiles manos

los objetos yacen sobre ellas
sin facilidad / sin pasión

—hasta que se desprenden—

Mañana perderé a un amigo,
la ceguera de sus ojos me persigue.


DIMENSIONES

Dabamos vueltas sobre el disco mientras ella me succionaba
la tetilla —en círculos— expresando frases inabarcables.

Noto en vano como encajan las cosas en otras
—ajustadas y su rostro sin efecto—
aferrada a ese raro espesor de la tetilla con sus vueltas de lengua.
Expresando —sin frases—
ideales que no caían / cabían
en nuestra espiral diaria.

Nos íbamos desdibujando como si la estupidez
fuera otro estado del alma,
otra dimensión física.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Rafael Grillo (La Habana, 1970)



Rafael Grillo Hernández
(La Habana, 6.09.1970)

Periodista, ensayista, narrador y poeta

Licenciado en Psicología (1993), Diplomado en Periodismo (2002) y Diplomado Internacional de Periodismo (2004), es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

Actualmente es jefe de redacción de la revista El Caimán Barbudo y editor de la publicación digital Isliada.com ( http://www.isliada.com/ ) sobre literatura cubana contemporánea. Además colabora como redactor de la sección Isla de Letras en el medio digital Cubanow.net.

Especializado en temas culturales, sus artículos periodísticos han sido publicados en numerosas publicaciones cubanas y del exterior (España, Costa Rica, Chile, Francia, Argentina, Perú, Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos).

Ha publicado los libros:
Ecos en el laberinto (ensayo, Editorial Extramuros, 2005).
Las armas y el oficio (periodismo literario, Editorial Capiro, 2009).
La revancha de Sísifo (ensayo, Editorial Unicornio, 2010).
Asesinos ilustrados (novela corta, Editorial Extramuros, 2010).
Historias del Abecedario (novela corta, Editora Abril, 2010).

Textos suyos han aparecido en libros de varios autores como "Con las bases llenas" (crónicas deportivas, Edit. Científico Técnica, 2008), "20 aniversario de La bella del Alhambra" (crítica de cine, Ediciones ICAIC, 2009), y "Confesiones", antología del nuevo cuento policial cubano de próxima aparición por Ediciones Unión.

Además, su poesía ha sido incluida en varias revistas de México, Costa Rica, España, Cuba, entre otros países, y en antologías de joven poesía cubana publicadas en España, Italia, Argentina y Perú.

Por su obra le han distinguido con:
• Mención en narrativa breve Vórtice 2001
• Premio de Poesía Luisa Pérez de Zambrana 2004
• Premio de Ensayo José Antonio Echeverría 2004, con "Ecos en el laberinto"
• Menciones en los Concursos 26 de Julio de 2004, 2006 y 2007
• Premio Jorge Ricardo Masetti de Periodismo Internacional 2006, con "Vivos incómodos"
• Premio Jorge Ricardo Masetti de Periodismo Internacional 2007, con "El violento oficio de Rodolfo Walsh"
• Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2008 en Periodismo Literario, con ''Las armas y el oficio''
• Premio Luis Rogelio Nogueras 2009 en Novela Corta, con ''Asesinos ilustrados''

( Dirección de correo electrónico: rgrillo@enet.cu )


publicado en El ojo de la luz, Diana Edizioni, 2009
DE VUELTA AL DÍA DE TODOS LOS DÍAS

…………………a la memoria de Raúl Hernández Novás

De vuelta al día de todos los días
ingreso al hospital
con los demás
dementes.
El fantasma de una existencia anterior a los recuerdos
atraviesa el pabellón. Me invita
a seguirle, de nuevo, a través del hueco
que Faría el Abate cinceló en la pared para la fuga.
Niego con un giro de péndulo invertido
de mi dedo índice en estado erecto,
y dibujo sobre aire el conjuro:
Un círculo perfecto alrededor de mi faz.
Compruebo el nivel del agua en el vaso
que dejé sobre la mesita,
y solamente una pulgada
—para alivio mío—
se ha evaporado desde la última vez.
Maurice Blanchot, el enfermo
de la cama de al lado, no cesa
de hablarme de “la inminencia del
desastre”
la inminencia del desastre,
la inminencia
el desastre...
Letanía que suelo atender para no olvidar
cuanto menos, la oración final:
“Aprende a pensar con dolor”.
Si bien ese consejo alguien me lo regaló ya en otra
época remota donde no sirvió de mucho.
Toca al médico hacer la ronda.
Delante de mí se detiene, saca
la sonrisa del querubín y la pastilla del diablo.
Simulo tragar y guardo en el bolsillo bajo la lengua
a la que escupiré en cajita disimulada por la almohada
nomás se retire el enviado de los dioses claros.
(Consumir placebos produce raras indigestiones,
lo he comprobado).
Voy a la ventana,
una voz de adentro me exhorta a disfrutar el paisaje
y razones no le faltan:
Afuera caen bombas, iluminadas
como cristales de cuarzo.
Un elefante marca los pasos del actor que ensaya
el instante de la caída. Tinte carmesí le brota
por los agujeros donde se alojaban sus colmillos.
Luce en pose para la foto
el niño que llora sobre la madre muerta.
Imita bien a Terence Hill el adolescente
que hace dar volteretas al revólver y a seguidas
lo descarga contra la perrita del vecino.
Una mujer con rostro idéntico al de mi madre
prepara la cena trescientos sesenta cinco del año,
y se me escurre el hambre con visión tal:
Blanco arroz y huevo y col. Negro caldo de frijol.
Ying-Yang.
Harto al cabo de felicidad y belleza,
me tiendo a reposar.
Alcanzo todavía a gozar el blanco impoluto del techo,
aunque la imagen de una noche estrellada,
con luna y astros que titilan,
escapada de la pertinaz memoria
de tiempos idos,
amenace con inquietarme.
El tipo de enfrente ha puesto muy alto la radio.
Pero las melodías ayudan a dormir.
Hasta mañana.
Que es
el Día.
Y Todos.


GAME IS OVER

Encima del juego y los aciertos
en un cuadrado de estigma sin medidas
esperas el holocausto de la noche
sin zapatos con hebillas
en las copas en la inercia
que rebosa la intemperie
la jugada la estocada final
el artificio que te dará la ciudad
su madrugada que sabe de triunfos y renuncias
la mañana que sabes sin prisas
aletargada en una esquina
del reloj de la semana
como una esponja que absorbe todo sin razón
lo que quieres lo que no
lo que prometes cada vez que te marchas
encima del juego y los aciertos
a las preguntas que no se pronuncian
y escuchas el sábado casi inútil
el mismo el único
las preguntas que adivinan tus deseos
recogidos escondidos
protegidos del juicio y el desafío
en las copas en la inercia de una madrugada
que tentó a la mañana a la intemperie
que sabe sin prisas de los artificios
del reloj de la semana para plegarse
como esponja defenderse de la estocada final
de la última pregunta sedienta de vacío
de dejarte sin fuerzas en las primeras
horas de un domingo inútil como sábado
sin zapatos con hebillas
que hablen de obsesivos de rituales
de cuadrados como estigmas de señales
que digan cuando termina la espera
cuando empieza la noche del polvo
del iluminado que escucha las preguntas verdaderas
no sus deseos de triunfos y renuncias
aletargado en una esquina de jadeos y lamentos
de turbios esfuerzos como juegos
que absorben todo lo que quieres
lo que no es esta inútil madrugada de domingo
que empezó a tejerse el sábado en la noche
cuando pensaste "si fuera diferente"
diferente el olor y las pisadas
diferente el ritmo y los rostros
iguales las preguntas pero ciertas ya sabidas
empujado el holocausto de la ciudad
como juicio que se marcha cuando lo prometes
sin prisas ¿tanto sabe de esperas y de triunfos
o sólo anuncia la estocada final
la última pregunta el primer bostezo
y el último porque llega la mañana?
y te quedas a la intemperie aletargado
en una esquina en la inercia
rebosado de copas hastiado del juego y sus aciertos
¿tic tac? marca el reloj de la semana
y suena así
como una primera pregunta
como otro desafío
como la próxima renuncia.



publicado en Otras islas, CubeArt, 2008
EL QUE IBAS A SER ESTÁ ESPERÁNDOTE

……………………………Ya no basta la vida hay que viajar.
…………………………………. [ Raúl Hernández Novás ]

Regresa de la estación adonde alguna vez
se llevara a sí mismo por equipaje,
en la que tomara asiento en procura del viaje.
Trae en la solapa el tulipán negro que fabricó en un sueño.
Sobresale de su bolsillo, el pañuelo
con el que un sobrino duende le dio lustre
a la punta de sus zapatos.

Casi elige impactarse contra el poste del alumbrado,
al doblar la esquina, dividido entre:
evitar el coche marrón de los recién casados,
disciplinar los vaivenes de su pierna izquierda,
—exhausta ya, a partir de las seis de la tarde,
y zamparse a puros ojos el culo de la mujer
del cocinero de los altos.

¿Quién no bendice al hijo pródigo que regresa de colonias lejanas,
aunque traiga más embustes para repartir
que fortunas por contar?
“Traigo en los calcetines, manchones
del cieno de las marismas.
El mistral mediterráneo ha puesto
el color del polvo sobre mis cabellos.
Arrastro el dolor de mi perro devorado
por un oso en el Klondike.
La culpa del asesino me persigue
desde que degollé por Carmen en Sevilla.
La linfa de los toros a los que desafié a muerte
me enrojece las uñas.
Devoraba café y croissants con apetito de hombre,
la mujer de mi vida, y cuando adiviné que lo era
se la tragaban ya los pasadizos del metro de París.
Mi otro yo, el que a mi se parece como una gota a la otra,
es moro y mercader en Venecia,
Reencontré en Egipto a Alejandro,
el amigo de la infancia...¡quién lo fuera a creer!”.

Urde pasados su mente
mientras acaricia en su cuello
el recuerdo del duelo contra el tiburón:
Lleva de amuleto el colmillo del bruto
que le mordió pierna y balsa:
—quizás, de todo lo que porta, sea esto
lo único real.

Titubea, sin embargo, al llegar ante la entrada.
Se vuelve y enfrenta con la suya las miradas del vecindario:
Recelosas:
Aquella, la secretaria de la Asociación, la mujer del comisario.
Envidiosas:
La de enfrente, que codicia hasta las bóvedas del cementerio.
Ambiciosas :
Esa de al lado, la muy perra, que te regalaría ahora su cachorrita
como la vendió antes al hijo del empresario.

Pero no se distrae más. He knocks to the heaven doors:
“El que ibas a ser está esperándote”,
le habían advertido...
y ansioso está
por reencontrarse con el verdadero.


ALOJA LOS FUTUROS ESPEJOS INSONDABLES

…………………
a L.L., gallina ciega siempre al pie de algún abismo

Acuna debajo del ala la verdadera oscuridad.
Ha dejado que el contraste de sombra y suelo
confunda a las legiones cabizbajas,
amenazándolas con nubes de plumas y lombrices por venir.

Teje con hilos de Ariadna, fugas hacia el interior del gallinero.
Aloja los futuros espejos insondables en el nido,
ocultos bajo piedrecitas coloreadas y cadáveres de hojas,
y autografiados por enemigos que no volverán a serlo.
Empolla por vicio, con la misma obstinación paciente
que la caverna pare estalactitas.

“Aristóteles dixit, es la clave de su oratoria.
El verbo cosido a la carne petrificada del pico
ambiciona la sensatez de los muertos”,
ironizó alguno (poco antes de quedar aplastado
bajo el pisotón de un amante rival).
Cuando un gallo gitano indaga
sobre el paisaje tras la próxima colina,
le dibuja en respuesta el house, tree, person
alrededor del buche.

La ceguera, que le garantiza afectos y privilegios en el comedero,
no es simulada, mas la verdadera oscuridad...
¡Ay! Aloja los futuros espejos insondables...
ambiciona... confunde a las legiones cabizbajas...
pare estalactitas con la misma obstinación paciente... teje...
dibuja house, tree, person... Con tal despliegue poco tardará
en imponer la superioridad de las gallinas ciegas.



aparecerá en El Libro Verde de Cuba, antología ecopoética, Festival de Poesía de La Habana
FIN DE LA HISTORIA

Mañana
no regresarás
La naranja se detuvo a mitad del aire
entre la rama
y el suelo
Hoy comienza la eternidad
Será calurosa y seca
como este junio
forzado a no seguir
y el planeta varado
en medio
de cambio climático y
calentamiento global.
Por alguna avenida del ciberespacio
se embotelló
el email del amigo
Algo feliz se extrae a todos los finales:
el negro detritus del dinosaurio
no se agotará
en las entrañas de la Tierra
Nada más he de aprender
de mis padres
ni del naufragio de Colón en mundo nuevo
la guerra de Cien Años
y los cien de soledad
A la esperanza podremos, al fin
liberarla
y hacer borrón encima
del miedo a la muerte
No seré Cristo ni tú piedra
¿para qué
otras resurrecciones y trasmigraciones…
y emigraciones?
Caigo en cuenta que ya
hemos sido absueltos
Todos
hasta el líder y su revolución, salvados
de la maldición de la noria
Más allá no iremos
Tú y Yo
Inmóviles
hasta siempre Más Acá
Aunque no alcanzamos a descubrir
el rincón del alma
Eso a nadie importa
Ahora menos
cuando el existir sobrevive
a tiempo y lugar
Vigilo la tarde
el Sol en su ocaso perpetuo…
Ayer —me lamento—
no dije adiós a la última
Luna
Advenido el instante
Infinito
¿Todavía alguien dirá de un Dios?
¿Qué sinrazón propiciaría
—luego de esta—
que vuelva a
enunciarse
una pregunta?


viernes, 5 de agosto de 2011

Alberto Marrero (La Habana, 1956)



Alberto Marrero Fernández
(La Habana, 1956)

Poeta y narrador.

Licenciado en Pedagogía, URSS, 1979, y Master en Historia, en el mismo país, 1989; es traductor de idioma ruso y miembro de la UNEAC.

Fue director de la Editorial José Martí del Instituto Cubano del Libro (2006 - 2007) y Vicepresidente del propio Instituto (2007 - 2008). Desde el 2009 se desempeña como Subdirector de la Oficina del Programa Martiano, y es, además, miembro y coordinador del consejo editorial del suplemento literario “El Tintero”, del diario Juventud Rebelde.

Ha publicado los títulos:
Inclinación de balanza bajo (poesía), Ediciones Extramuros, 1986
El pozo y el péndulo (poesía), colección Pinos Nuevos, Editorial Letras Cubanas, 1994.
Último viento de marzo (cuento), Ediciones Loynaz, 2005 y 2010.
Los ahogados del Tíber (cuento), Ediciones Extramuros, 2005.
La cercanía infinita (poesía), Ediciones Unión, 2005.
Efecto Babel (cuento), Editorial Letras Cubanas, 2007.
El límite del tiempo abolido (poesía), Ediciones Unión, 2009.

Su obra poética y narrativa ha sido publicada en numerosas revistas nacionales, y ha sido recogida en diversas antologías nacionales y extranjeras.

Ha sido jurado de numerosos concursos literarios de carácter provincial y nacional, y por su obra le han distinguido con:
• Mención en el Premio UNEAC de Poesía “Julián del Casal”, 1991, con el cuaderno “La salvación y el eclipse”.
• Primer Premio de Poesía “Regino Pedroso”, periódico Trabajadores, 2001.
• Premio Nacional de Narrativa “Hermanos Loynaz”, 2003, con el libro “Último viento de marzo”.
• Premio “Luís Rogelio Nogueras” de Cuento, 2004, Centro del Libro y la Literatura en Ciudad de La Habana, con el libro “Los ahogados del Tíber”.
• Premio UNEAC de Poesía “Julián del Casal”, 2009, con el cuaderno “El límite del tiempo abolido”.
• Premio La Gaceta de Cuba de Cuento, 2009, con “La mansedumbre de los elefantes”.

( Dirección de correo electrónico: marrero@cubarte.cult.cu )




del libro “El límite del tiempo abolido”, 2009
MARINA

.............................................quien llora no es una mujer, es una roca.
..............................................................................[Marina Tsviétaiva]

Días antes de suicidarse, rogó que le asignaran trabajo como lavaplatos en comedor que se abriría en el Fondo de Literatura. No quería morir, sino dejar de ser, ya escribió lo que tenía que escribir, esta mujer pálida, de temprana blancura en corto y abandonado cabello, no podía más y lo sabía, no aguantaba más y lo percibía en paredes heladas, estufa muerta, alacena también muerta, hija que no regresaba, esposo que no regresaba, en verdad pocos regresaban, eso también lo sabía y pesar de su tristeza infinita, solicitó empleo para limpiar platos de colegas, bazofias de colegas oscuros o geniales, por momento felices de su suerte. No deseó culpar a nadie, tampoco se culpó a si misma, era destino, simple destino después de borrar toda cosa exterior. En Moscú no hubo un lugar para ella, un pequeñísimo espacio para ella. Es doloroso creerlo, pero Moscú no le dio tregua a su mente más rusa.


INEFABLES VENTAJAS DE LOS DESESPERADOS

....................................................................................a Rito

El hombre esférico es aburrido.
Solo los desesperados hallan fuerzas para tejer los hilos de la duda.

Este invierno no vale nada, aviva mi catarro.
Lo que veo apenas se parece a lo que siento.

¿O quizás lo que siento es tan banal
que ya no tiene sitio entre los hombres?

El cuerpo engañado por la lluvia,
la lluvia que no para de figurar mensajes,
las hecatombes dormidas, el juego de la espera.

Qué somos sino una brizna en el arreglo cósmico.

El hombre seráfico no sobrevive a las mutilaciones
ni al estornudo del cielo ni a las cifras tan acres como la muerte.

Solo los irritados pululan bajo carpas vacías, en atajos vacíos,
bajo el invierno simulado y las malditas lenguas del viento.


AMPARO, ESFERAS

La salvación puede estar en un leve giro hacia el azul.

Sabemos que las miserias cobran un sentido letal,
que la belleza es otro abismo.

Apenas sé silbar pero lo intento cada crepúsculo.
Es mi llamada al perro enfermo por el cual he cedido la paz.

No me avergüenza el trueque:
el hombre siempre ha sido un animal de trueque.

Entre pelambre y pústulas soy tan insólito que canto.

Abro ventanas para que escape la pesadumbre,
el espíritu tenaz de la ceniza.

Mi perro y yo somos simples esferas rodando hacia el azul.


DESGRACIAS

Debo lavar mi corazón, aliviarlo de penurias irrelevantes. Digo lavarlo como si restregara pústulas de idolatría, coplas de gente irritada. Las desgracias no vienen solas, dicen, traen visiones y ahora saltan cetáceos en la pantalla de vidrio, tal vez delfines acosados por máquinas y ojos parricidas. También revientan edificios y el polvo borra las caras que la desgracia exhibe como trofeos. Muchos se mueren sin conocer el alcance de su sangre, los misteriosos latidos de la felicidad. Los jazmines del barrio ya no esparcen su aroma al anochecer, comenta mi vecina en un arrojo de cursilería. La oigo y creo que ha subido escalones buscando corrientes que la calmen, soplos distintos. Bebo en jarro el rocío de la madrugada. Es un ardid para que la lluvia conquiste desde adentro, para que los jazmines retornen a abanicar la sequedad. Lo aprendí de una abuela que miraba con ojos de pájaro la amenaza del aire.


ENSAYO DEL NADADOR

Revivo al nadador que emerge con un pez rojo entre las manos. Bajo fiebre y escarceos de tensión, entro en el corredor de mi padre, en su pudor lastimado por figurillas de poder. Todavía me duele su ahogo en medio de un ajedrez de camas chirriantes: tubo de oxígeno en la boca, mirada que se extendía como brazos de despedida. La rabia de Ángel Escobar me hace subir a la azotea. Desde allí puedo entrever ese núcleo de albor que las voces no pudieron restallarle. Entre antenas y tanques de agua, el nadador que soy juega con el pez del antiguo poema hasta que éste salta al firmamento y es una estrella más.


HISTORIA COMUN

La primera muchacha que amé usaba un perfume común,
y un vestido común y unos zapatos también comunes.

En esa época todos usábamos cosas comunes.
Hasta nuestras palabras y caricias parecían comunes.

En medio de tanta igualdad,
la primera muchacha que amé decidió abandonarme
porque en el fondo no eres mas que un chiquillo común,
así dijo y echó a correr bajo el terrible bochorno.

Y tenía razón la primera muchacha que amé.

Al cabo de los años sigo siendo un tipo común
que escribe versos que a la postre no dejan de ser comunes.



del libro “Las tentativas”, inédito
CONEXIONES


..................................................................Yo no sé escribir y soy un inocente.
.........................................................................................[Gastón Baquero]

Ver pasar los pájaros y no estornudar. Debajo del pelo teñido de una mujer no se esconde el invierno. Al menos eso he comprobado acariciando la verdadera raíz y no el intento de reducir el desgaste.

Todos somos culpables, dice un tipo de mano manchada de aceite y aquel otro de mirada tupida lo confirma echando nubes por la nariz.

No sabría ser inocente: puedo escribir palabras que rocen la inclemencia En lugar de la arena escojo el reverso de viejos papeles, a veces pequeñas etiquetas desprendidas.

Todo es efímero como ese triángulo de pájaros que embiste el horizonte, me han dicho hasta la saciedad y uno obedece por esa extraña manía de siempre obedecer.

La idea me asusta, pero ¿qué otra cosa buscar sino esa corriente que viaja hacia una depresión que pocos sospechamos?

Los laberintos confunden y el árbol sin nombre permanece en la playa. Cuesta mucho emprender un camino no vigilado con insistencia.

Las conexiones del dolor están ahí como siluetas, pasan por encima de la mesa y alguien tiene la desvergüenza de negarlas.

Me acuesto sabiendo que mañana seré un poco más culpable de vivir, aunque no escriba en la arena mi desesperación ni este fallido proyecto de inocencia.


FRESCOS DE LA CAPILLA DE SANTA MARÍA DE LA ARENA

Gracias a la clarividencia de Giotto, por primera vez los seres divinos se acercaron más a los mortales. Maravillados, los devotos notaron expresiones y sentimientos distintos, el drama intenso de sus vidas.

En sus frescos las escenas transcurren en medio de un silencio expectante, bajo una impavidez figurada o una simpleza que conmueve. Los gestos son contenidos, pero debajo hay pliegues de dolor.

Contemplando La degollación de los inocentes he visto la impotencia de las madres, de todas las madres que han perdido y todavía pierden a sus hijos.

En El Beso de Judas, el semblante blando y enigmático de Cristo contrasta con la exaltada bajeza del traidor (con aires de primate), de todos los traidores.

En esta antigua capilla de Padua, despreocupados turistas accionan sus cámaras digitales. Sus rostros no reflejan el éxtasis de aquellos primeros feligreses.

Me marcho con la sospecha de que pocos reconocen la angustia de Giotto mezclada con firmes colores, el relieve de su mirada como el instante supremo, como depósito de lo que fuimos y aún somos, como el pecho desnudo de la desesperación.


LETANÍA DEL SOÑADOR

El sexo de la mujer que deseamos no es como lo soñamos
(ni sus senos ni su saliva ni su cara al amanecer).

La casa que conseguimos habitar no es como la soñamos
(no tiene balcón ni tan siquiera un pequeño jardín
donde plantar árboles, flores, hierbas medicinales).

Nuestros amigos casi nunca son como los soñamos
(un día se revelan tan pedantes que dan lástima).

Nuestros padres no son como los soñamos
(guardan secretos y alguna que otra vez fueron injustos).

El país no es todavía como lo soñamos
(el mundo mucho menos).

La dialéctica no explica toda la incertidumbre
que albergamos, todas las manchas que soportamos
(tampoco la metafísica ni el psicoanálisis).

Si embargo, la verdadera catástrofe ocurrirá
el día en que dejemos de creer
que todo puede y debe ser soñado,
aunque nada (o muy poco) al final sea como lo soñamos.


LA MOSCA EN EL CAFÉ

Desde el fondo de la taza sube una mosca. Nadie percibe que de mi taza humeante emerge una mosca con las alas mojadas.

La observo escalar con gran esfuerzo y alcanzar el borde. No me explico cómo ha logrado sobrevivir a la temperatura del café.

Hay tantas cosas que no me explico que pronto olvido el incidente.

Pero otras tazas de café llegan (también mi vida es una sucesión de tazas de café) y con ellas el recuerdo del insecto con las alas empapadas, y su voluntad de ascender, y el vuelo final, y mi mirada atónita siguiendo un punto negro que escapa por la ventana.


El VENDEDOR DE VINAGRE

Una vez al mes espero la llegada del vendedor de vinagre.
Sin pretenderlo se ha convertido en un acto casi instintivo,
una rutina que el vendedor me agradece
con reverencias que no sabría describir.

Es un hombre pequeño, de cara roja,
que viaja en bicicleta cargado de botellas.

Con voz estentórea se anuncia al pie del edificio.

A lo mejor un día le cuento sobre el soldado romano
que dio de beber a Jesús durante su agonía
un vino muy parecido al vinagre que me vende.

Era un vino ligero y agrio que los legionarios llamaban acetum.


EL TIEMPO CERO DE ITALO CALVINO

Ya conocemos la incertidumbre del cazador en el instante en que la flecha y el león se encuentran suspendidos en el aire, a casi un a tercio de sus respectivas trayectorias.

Se me ocurre suponer que ambos coinciden en el punto X (una de las probabilidades advertidas por el escritor).

El león cae abatido por la flecha y el cazador cree que ha ganado y corre satisfecho hacia su víctima.

Pero el león no muere de inmediato. Los leones son resistentes como las manchas amarillas de la memoria, como la tierra sedienta de las praderas.

Antes de expirar ahogado por su propia sangre, derriba de un zarpazo al cazador.


TIEMPO DE CUENTAS

No alcancé a ser un hombre nuevo, y ya es tarde para intentarlo. Tal vez me faltó valor para derramar el agua antes de entrar al desierto, como en el poema de Borges, o me casé varias veces y me divorcié otras tantas y fui infiel a todas las mujeres que amé, desatinado, frágil, egoísta, y tuve hijos con ellas que no siempre eduqué, y bebí ron y lluvia sin respetar la hora y ciertas normas, y vendí objetos que no debía de haber vendido, y dije mentiras que parecían verdades, y escribí versos que eran remedos de versos antiguos, y una noche tramé mi muerte cansado de tantas pérdidas y del círculo de hierro de la costumbre, y dudé cuando estaba prohibido dudar (y que conste que no fue tratando de caminar sobre las aguas), y al final estoy solo y feliz y sucio o casi limpio, qué más da, y hambriento de todo lo que veo y amo y toco y después maldigo.
En realidad, no sé si me importaba tanto llegar a ser un hombre nuevo.