viernes, 30 de marzo de 2012

Jamila Medina (Holguin, 1981)


Jamila Medina Ríos
(Holguín, 1981)

Poeta, narradora y ensayista.

Graduada de Licenciatura en Filólogía, perteneció al grupo Vórtice, y cursó el Taller de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en 2002. Fue editora y codirectora de la revista Upsalón, de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. En la actualidad funge como editora de Unión.

Ha publicado los libros:

Huecos de araña (poesía), Ediciones Unión, 2010 (Premio David 2008).
Primaveras cortadas (poesía), Proyecto Literal, México DF, 2012.

Posee inéditos los poemarios Anémona y El arte carnal.

Como cuentista ha publicado Ratas en la alta noche (Malpaís ediciones, México DF, 2011) y Escritos en servilletas de papel (Ediciones La Luz, Holguín, 2011).

Además, ha sido distinguida con Premio Alejo Carpentier de Ensayo, 2012, con su obra Diseminaciones de Calvert Casey.

Reside en La Habana.

( Dirección de correo electrónico: editora@uneac.co.cu )


del libro Huecos de araña, 2010
LANGUSTIA

Textos textos textos
tejeduras
lanzaderas
te (a)saltan sus gritos sobre la cabeza
te brotan de ella como pétalos
y de pronto: tienes toda la testa coronada
espinada de palabras

no es saludable (pare)ser un girasol
–dios no amanece
y húrtante el sitio de mirar
camino
desolado–
no es saludable la cabeza laureada
se deshoja después
como rama segada desde el invernadero
y los cristales que habían crecido en ella
quiébranse callados
apáganse: de velas
chisporrotean hacia dentro oh llama
demasiado arrimada al ventanal
abrupto
abierto

dejarse crecer la cabeza hacia dentro
–anahidrópica–
cierra todas las bocas que te hablan al oído
las venas muerdan(te)
huye de las compuertas los poros el encaje
cuida retrato de ti

si continuas dejando que te bailen
esos textos textos sobre la cabeza
que no te acabas de cortar
de hacer una sangría para extraer lo otro
si dejas se te prendan
ataduras al cuello
hilos que te indican pasadizos afuera (out of out of)
carne haciafuera de ti
si dejas que se aten cada uno a tu mano al pie
la mejilla (ofrecida):
repicarás en cien pedazos disgregado
–carnero
partícipe–
ojos colgando carafuera

es lasfixia lo que debes construir
hacia ti has de inclinar tu frente tuya
desdoblarte hacia ese espejo que has dejado empañar
enlutado (harto de barro)
la boca abierta la mirada
como lapa al cristal
–observante del otro–

ta(r)jas ta(r)jas ta(r)jas
taxidermia de ti
sembrarse un sitio y zambúllete en tu boca :
gargantabajo para siempre.

no quiero ver(te) burbujas
barbotear borbotear desde tu labio
desesperado hálito
nostálgico del otro
palabras sueltas que pretendan (ll)amar
–aludan–
referente
reflejo

respiradentro
tala tala tala
ten el pulcro civismo de presentar al aire:
una cabeza (por fin) descoronada.


EMIGRO.
Hay algo ahí con la desposesión:
raíces sin tener dónde agarrar.
Mi padre vuelve a La Vana.
La sometía a los 19 sobre un jeep
(la lid de los rebeldes frente a los inadaptados
los soldados contra el francotirador).
Mi madre viene después
como saliendo de un túnel de ventanas:
a su espalda veo Holguín luminosa
a sus espaldas, más allá, Baguaní abandonado
alzado en casas de pilotes
madera americana bien cortada
para dejar correr el aire.

Mi padre y mi madre.
Vienen descoronados.
Por ver si pongo un huevo
apretujo mis raíces en un hueco de araña y
asegurándolas con caca y con saliva
les prometo crecer.
Padre maneja lentamente recordando los semáforos
de noche no porque no tiene luz el carro
de noche no porque no veo bien
(sólo me preocupa el destello de La Vana 60
la de noche en todavía mediodía
en su ojo azul
el todavía poderoso).
Madre pregunta si en el Habana Libre vive alguien
todo el tiempo
puntualiza
mientras mi padre.......sin paciencia....... asiente:.......que sí...... que una.........propiedad lineal.

En el Ministerio del Trabajo ofrecen plaza al emigrante
en las enormes oficinas del Ministerio de Vivienda
los empleados mueven rítmicamente la cabeza
diciendo NO
política de desarrollo de ciudad
política de desarrollo de un país.

Padres
hasta aquí hemos venido...... prométanme que sólo a pernoctar:
Irak aniquilada, las ondulandes avenidas de la noche de Egipto
Canadá escurriéndoseme como nieve entre las manos
Madrid, Checoslovaquia, Rusias de mi cabeza
no pueden haber sido sólo puertas ilusorias
que conducían hastaquí.

De parque en parque vagamos........................ al comprar algo
buscando dónde sentárnoslo a comer
como las personas.......................................... dice mi padre con seguridad.

Báguanos parpadea
parpadean Las Villas
el club de béisbol las fiestas de disfraces
donde ganaban invariablemente mis abuelos
la mata de cerezas y el aljibe del patio
el columpio debajo de la guayaba y de las uvas
mi cara com(o) un lirio asomada a un ventanal
parpadea El Infierno
mi padre nació desnudo y en el infierno...... por variar

las chimeneas
del central
relumbran
(las dos............. no este muñón)
juntando................. el bagacillo
para la ropa blanca del sábado

relumbra al sol la casa de mi abuelo Luis
levantada frente a un árbol del que nadie puede recordar el nombre
y al cruzar:
la vacada calmosa
parpadea Sancti Spíritus;
tras la casa de mi abuela Victoria
–mi padre dobla con un giro suave–
anidan el cine y el parque municipal de Baguaní
con el invariable monumento a la madre...... cívico/pulcro homenaje de la masonería
veo las casas de pilotes alzándose de nuevo
derruidas
para dejar correr mejor el aire
por la avenida viene llegando viene subiendo el carnaval
yo vuelvo
a huir del bambolear del muñecón
y dejo de mirar a los ojos de mi madre
cuando comienza a desfilar Holguín
(la escalinata y el valle respirando tranquilo, ajedrezado
fiestas de mayo y de noviembre y de enero
el barro frío del piso del Parque San José
y la distinta sombra de las plazas a las distintas horas).

Padres
los he traído a la Vana
traigo también la cabeza descubierta
la postal de esta ciudad
pegada con caca y con saliva
no se va a sostener dentro de mí
allá está el oro de mis pies
recuerdos nítidos que puedo sin equivocarme repasar
como al collar de caracoles de un día en el lago de Fayoum
(IrakEgiptoBaguaníSanctispíritusCanadáMadridChecoslovaquiaHolguín...Rusias de mi cabeza).
Parpadeo
cierro los ojos……enrollada…...en mis raíces como…...en un velo denso
para dormir y regresar.



del libro Primaveras cortadas, 2012
(1936-1972)
GRAND PRISMATIC SPRING
sobre la enorme primavera del lago en el parque de la piedra amarilla
esteras de bacterias...... entretejen la gran balsa azul de Flora
–estéril por la fiebre de un fondo de alta profundidad
pero tan maravillosamente multicolor a los lados
que las parejas desandan por los senderos
de madera apuñalados en el aire
sobre cuatro patíbulos.

Salta
del géiser
(un box spring)
el bosque virgen que no quisiste abrir
aunque espumaba a rabiar –como un alkazelzer en un vaso–
y ella quería contarte lo que acontece antes y después de la muerte (de la noche).

La sirena del fango cuya belleza sobrenada en un manto de invertebrados acuáticos
(gusanos…...caracoles…...cangrejos libélulas……pulsos de mujer)
no reina abajo;...... deja tu inmensa balsa quieta.

La primavera
es todavía balbuceante
pero el verano aquí......rompe en humores ácidos (rojo lima)
y el invierno la arropará en un verde fronda...... verde capullo destripado:
su huevo en ninfa larva pupa......y sola tú podrás al fondo refulgente de la charca
dentro del lago cruel: bocas pintadas de polichinelas......con hilos de oro como la cara...de la princesa Wan Dou sobre una de las jade(antes).......................................2.600 teselas.

Te dejaré que lleves...sanguinolento el sexo bajo un abrigo blanco.................. de plumón
y la mano enjoyada con alguna otra mano de mujer cortada (quizás Norma J. Baker:
con los dientes blanqueados puntualmente en seconal)
que se te ajuste suave en la muñeca.

Rema y calla rema y calla chupa y rema
entre los ojos de buey del camaleón......veo un campo de algas trepadoras
de pulpos color vino y cabezas con pañuelos...... que llenan de grafitis la lengua de tu voz
alzo esta cas/ja de música hasta la concha de tu oreja
escucha,......... son Les Quartiers de París:
una espiral de alcantarillas circulares
donde flotar en la stultifera navis.

La piedra de la locura, la piedra lunar, la piedra angular,
la piedra
filosofal
se puede extraer por la nariz y embalsamarte rápido
o puedes dejarte podrir emparedada en tu propio cuerpo
de junco de molino de trigo.....de mancuerna de espigas..... del arroz.

Del lodo
una capa infame
con incrustaciones de gusanos
medallones de almejas……crujiente frufrú de cuerpos de libélula:
serás de hierro entonces……un hierro al rojo vivo
que cunda entre los muslos cuando elijas
(ser Blanca Buda)

hasta que entre el invierno:
y seas de un verde ojos dormidos
un verde rabia de mujer y un verde
uñas de Sally Bowles
que en medio
de la nieve
calado
se atraviesa vertical: un árbol en vez de bulbo/a en flor.

Sobre el agua
del deshielo se podrán
rearmar para ti todas las muertes
caleidoscopio......con los iris......arrancados
en Yellowstone, THE GRAND PRISMATIC SPRING.

En corredores
púrpuras
y malvas:
soberbia
pudriendo lento
–como crece una alfombra
tejida a mano–
espinarás primero suave
y el oasis
irrumpirá violentamente por abril:
huertos de lilas
todas las lilas
vivas y muertas
a deshojar
en mayo.
Serás podada rigurosamente
prýgai, visná
(salta, salta, primavera)

acorralando

el jardín raja en ti.


LOS INV/FIERNOS POSIBLES

En un hibernardero
duermen
los posibles ventanas
y balcones
miran a un claustro verde...
dentro de un edificio
también verde
donde perdí una cinta
hace 25 años.

Salomé me han llamado, y Salma me han llamado, y Najla, Nadia me han llamado, me han llamado Roxana Wanda Zoe, Magidée Raymond Rimbo Sylvia Djuna Naghá, María Luisa Alejandra Teresa Willms del Montt, Julia o Julián, Rosalia (una rusalka balanceándose en columpios de lianas, peligrosa en las aguas, de las semanas de Pentecostés). Frondosos, sonrosados, nombres turgentes como espigas, con la pereza del cerezo, la explosión resinosa del azar. Ofelia, Rub¬én, Hamlet; Maryla, Marina y Anaïs: nombres esmaltados en las embocaduras, tocados con engastes de azurita y cinabrio, me llamé. Casi nunca desposada, tal vez, menos veces hombre que mujer, en los yermos del Valle de los Artesanos, cerca del Valle de las Reinas, y los Reyes: una delineante del Señor del Lugar de la Verdad, despierta entre edificios blanquecinos. En Medina del Campo y en Campo de Montiel, en Medina de Pomar, Medina-Sidonia, Medina de la flor del azahar.

Por alambiques-páramos, fue traído el aceite del orujo de Al Mansur a la almazara, limando en seco, desollando los encajes. No era aromático. Pero llegan a saber bastante bien, antes de mezclarse con el aceite virgen, los despojos de aceitunas malolientes, hábilmente triturados los residuos / de sus huesos y su piel.

Soy esta puerta. Septiembre por la tarde, hora de uvas y de olivos.


ISLARMADILLO

Bajo el ojo del huracán
en la fauce abierta del Caribe las islas se anillan como gusanos
con ojos alargados de carnero
a la deriva como carne de cañón

islas balando
desraizadas

islas violetas

isla como el morado de la zarzamora
isla como la malva
–artificial y hermafrodita
como la lila
–degollada
islas filosas de coralina
–que se cortan al combarse
blandas como el sargazo
–como el lagarto por debajo
islas de índigo
–líquidas como anémonas.

Hay una isla fugando
imitativa
isla girándula
el armadillo calvo, el armadillo gordo como un cerdo
que baja
por galerías en la tierra
su cueva en espiral como sus huesos
–un hueco redondo, un huevo–
es su blasón en la corteza.
El armadillo en la humedad
y el armadillo en la sombra de la tarde...... expandido.
La cópula un segundo
ensimismarse, sólo el esfuerzo de un suave tirón
de carne
trunca.

Bajo la luz ultravioleta / que ennegrece la plata
mirándose en las aguas de lavanda
quién pudiera pescar la joya blanca de la primavera.



del libro Anémona, inédito
FUR(N)IA

El ejercicio de la escritura apostado fuera de la escritura y escindiéndola con el rabo del ojo. Una cisura practicada en una escritura que se insiste furnia.

Huecos de araña, huecos de nariz, boca, cuencas de ojos, oídos, vulva, vagina, bahía de bolsa, ombligo, ano. E incluso el descubrimiento de intersticios bajo la lengua, entre los dientes y la encía, debajo de la rodilla, encima del codo, en la jabonera de las clavículas, en los 16 arcos entre dedo y dedo de los pies, en las axilas, en el vacío de las manos juntas y de las manos echadas hacia atrás, en las comisuras, en las arrugas de la frente, en los labios agrietados, en el hedor de las patas de gallina, en la hendidura de la entrepierna, bajo el peso de las trenzas y los senos, en la nuca rendida, en la blandura del tobillo, en los valles y altozanos del vientre, en la morada debajo de las uñas, en los pliegues ilegibles de las palmas de las manos, en las furnias rajadas del nudillo. Mujer agujereada, mujer (alfombra) arrollada, mujer (paracaídas) plegadura.

Mujer ubre y odre y útero. Mujer embocadura de río. Máter. Materia. Madreperla sobre madrépora. Madre-del-verbo. Ave María. Damajuana.

Un cuerpo que desea a otro que soba y orada. Lecho de arena y concha, para ser (des)hollado. Playa, puerto, embarcadero, varadero, abrevadero, aliviadero, bebedero de yeguas y de patos.

Huevo. Ovario. Canasto.

Mujer de mimbre, caña flexible, cáñamo, flauta dulce, espiga, lirio desmadejado. Mujer de estambre. Punta bordada de mujer....

El ejercicio de la escritura como un latigazo en la carne para abrir zanjas y liberar fluidos. Mujer orines, mujer sangre, mujer fécula, mujer leche. Avalancha riada. Arrollo murmullo. Espumarajo arcada. Balanceo de columpio mujer. Nanadora. Acunadora. Sanadora. Vaina.

El ejercicio no como la erección de un panóptico sino como una obturación, ensanchamiento de la dilatación del ser habitada, explorada, cavada, perforada, aserrada, rajada, acribillada, trepanada, traspasada, desabrochada, desvirgada, defenestrada, abierta. La mujer la porosa. La leporina, la li(e)bre, la leprada. Y el ejercicio como una amputación de lo que no tiene y sobra. Matadura del padre al excavar la raja. Matadura de la madre al ejercitar el equilibrio con las manos extendidas sobre el cordón umbilical, y saltar la cuerda, hacer pulsos, tobilleras y argollas de narigón, y jugar al ahorcado. Clava y clavadura. Encaje: con un ejercicio haciadentro y haciafuera de inserción y deserción. Furia y furnia.

Una escritura que se insiste ensenada tiene una rabia una península confesa, oracular. El armadillo que se encueva, que se acoquina, que se aova, que se empolla, puede empezar a vomitar garras lenguas tentáculos pezuñas. Extremidades. Palpos, pulpos. Vecindades. Mano en la oscuridad. Arañazos hilos. Lengua anhelante. Imán. Hambrunas. La escritura vaso constrictor, la escritura contenida, la escritura conteniendo ser la escritura abrazo. La voz de sirena corporizada perfume, pañuelito al viento, valla de publicidad. Mujer brazo gitano. Mujer brazo, duro, de la ley. Magnolia de acero. Magdalena desleída en el té, que atrae poderosamente… recuerdos. Lágrimas de cocodrilo. Estalactitas. Casimbas ojo del invierno. Mujer tijera, cuchillada, estaca, pica hielos, dientes de peineta, de sierra y de león. Mujer pasamontañas. Armadillo en chino: como el animal engalanado para cruzar la cordillera. Mujer muralla. Mujer fusta de cobra. Aviborada.

Mujer pócima. Una escritura que mata a la mujer alargando su veneno, si se deja crecer la lengua y se autosacia o penetra, como un ouroboros infernal. Hermafroditismo en el tacto. Una sensibilidad que se empoza y se amordaza con su propia tentación.
Saca tu lengua, mujer, de la carnada. Cierra la boca. Los negros no se ríen alto, las mujeres no se abren tanto para comer o bostezar. Tápate eso, cochina. Una escritura que se mira y cuyo clítoris crece de excitación verbal es de temer. La furia en furnia. Silenciada. No la furnia en furia. Llamamiento. Llamarada. Esa mujer anémona. Hágase una p/hiel líquida que apague a la ninfómana. Ábrase mujer linfa. Apurar el trago amargo, probar con la lengua una escritura sin muerte ni grito ni dolor. Sin hincar las rodillas… sobre granos de trigo. La letra con sangre entra. Déjate hacer. Dejarse hacer. Dejarse ser…



del libro El arte carnal, inédito
CASCANUECES O SALTO MORTAL DEL MANATÍ

Una hebra tirando de un carrete de hilo
un filo
acaso indefenso
solitario
que gira y tensa y va a enredarse en la maraña.

Así mi cuerpo-alud entrando en el amor
así jalándote
con la mano rapaz que descapulla
con la boca-cuchilla
que haría de Dios una descabezada mantis
un rescoldo
un muñón
un deslenguado eunuco.

En un salón de espejos y laberintos reflejados
el llanto locuaz del manatí
del cuerpo-madeja, el abatido tiovivo
penden hilos pegajosos de araña o de pelele
en la garganta y las narices –demoradas–
traigo un río de gusanos
un remolino de víboras
ensimismado el cuerpo se revuelca en sí
una boca espumosa persiguiendo una cola.

Cuando grazno erizada de preguntas
y brinco como el carnero
como veleta en pánico
no se descaman los hilos
no se parte la nuez
que queda dada a tu saliva
brillante
como una perla al centro de las valvas
como un ojo expectante
una nariz que aceza
el corazón de la col.

El pólipo
se te deshace solo entre los labios
cuando rozas
para explicarme tu estrategia:
cae el cuerpo y cae –sin fuerzas–
la cabeza.

Con las castañas de los dientes
con el pulso muerto
extirpas
el ramillete de sangre
¿qué mayor importancia lleva un coágulo?

Sé que arrasas trituras diluyes deslíes sorbes
los centros blandos de mí
los lechos de los ojos
las cuencas de las rótulas
toda raíz nudo que mane
encerrado en las valvas de la col.

Qué torres
levantarás donde se alzaba el dedo engarrotado
el eje de la espiral del caracol
cuando retires las pinzas:
tus manos-cascanueces
tu tembloroso cetro.
Qué reinos
levarás en la explanada
que queda quieta
balbuceante
esperando el embate.
Con qué ríos repoblarás los lechos
cuando sorbas lo seco
y yo dance todavía
enceguecida entre espejos
creyendo huir o que entras
en mi ingenio de hilos.

Qué desierta la noche del festín:
un armadillo
como una langosta abierta al medio
descansando en la mesa.

domingo, 25 de marzo de 2012

Luis Lorente (Cardenas, 1948)


Luís Lorente
(Cárdenas, Matanzas, 17.03.1948)

Poeta.

Especialista literario, es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Ha publicado los poemarios:

Las puertas y los pasos, Ediciones Unión, 1975.
Café Nocturno, Ediciones Unión, 1984.
Ella canta en La Habana (plaquette), Ediciones Matanzas, 1985.
Como la noche incierta (junto al poeta Aramís Quintero), Ediciones Matanzas, 1991.
Aquí fue siempre ayer, Ediciones Unión, 1997.
Esta tarde llegando la noche, Casa de las Américas, 2005.
Más horribles que yo, Ediciones Matanzas, 2006.
Fábula lluvia (antología poética), Ediciones Unión, 2008.
El cielo de tu boca, Ediciones Matanzas 2011.

Parte de su obra ha sido recogida en numerosas antologías editadas en Cuba y en el exterior.

Por su obra ha sido distinguido con:

• Premio David de Poesía, UNEAC, 1975 (por Las puertas y los pasos).
• Premio Casa de las Américas, 2004 (por Esta tarde llegando la noche).
• Premio de la Crítica, 2004 (por Esta tarde llegando la noche).
• Premio de la Crítica, 2007 (por Más horribles que yo).

( Direcciones de correo electrónico: mariaga@enet.cu - charo@cubarte.cult.cu )


AGUA MUSTIA

Como una flor de mármol dentro del agua mustia
en la calle Obrapía está Soleida limpiando los cristales
opacados anoche por la niebla.
Y piensa que ha venido el tiempo declarado el fin del ostracismo
para su cara verde de lunes improbable ante el espejo
de un silencio mayor al padecido por ella reina pobre
que tal vez se arrepiente de ser la misma reina
por algún rey infame perseguida.

Navaja en mano, con ella corta, despeja el patio del infortunio
sobre las hierbas cuidadas por sus manos de frío
con las que escribe cada vez más epístolas a escuálidos fantasmas
de antiguos conductores de tranvías.
Como si hubiera sólo una mañana, un sólo cielo carente de caminos,
ella habla de aquellos milagrosos surrealistas que pintaron sus trajes
veraniegos de seda, con luces y palmeras, recuerdos de una Habana
mortecina, en donde, rara avis, conquistaba príncipes arrogantes
y cetrinos que mordían su boca y después se espantaban
volando, abochornados de haberle mancillado los labios.

Está sentada entretenida, cuida sus manos que endurece el frío,
cuida también su pelo como una tarántula afligida
y cuida el laberinto de su vientre, pero no deja de mirar al perro
que sueña con tristeza una llovizna, y por el rabo de su ojo sabe que ella
…………………………………….........……………………. también lo mira.
Lo está mirando ahorcado, languidecido.
El perro jamás se lo imagina porque él está muy lejos,
boca arriba, en medio de un crepúsculo, abstraído
en el bestiario enorme de las nubes.

El perro finge formas de estar muerto, Soleida fingirá
que ella respira entre el bullicio de tinieblas
y sus oposiciones de aceptar el olvido, simple aire que vuelve,
después de haberle dado suavidad en sus senos
cuando permanecían abiertos, a la intemperie,
en que nerviosa oyó la misa negra y desde entonces tuvo
fieles visitaciones a la jungla donde brillantes tigres susurraban
amor en sus oídos mientras el sol moría acuchillado
y se iba desangrando repleto de metales imprecisos,
dibujados con toda la opulencia de la música.

Sombras de Casablanca, sombras de la bahía,
donde hace ostentación la muerte, nada peor,
ni el invisible incendio de los días, qué desastre
para ella que ensaya una sonrisa para poner en práctica su drama,
vestida siempre de diamantes.
El perro atroz, con estrépito ladra, como si hubiera alguien
colgado desde el techo, o los espectadores llenaran las ventanas
para ver cómo vive la infeliz reina pobre
coronada de flores y de espinas.


MIGRACIONES (fragmento)

Dame un cuchillo, dame un cuchillo ciego
y niquelado que yo pueda empuñar por su hoja
ardiente aunque sus cortaduras lo conviertan todo
en palabras llenas de interminables desacuerdos;
pero dame un cuchillo penetrante, uno de esos cuchillos
resistibles a estos inconvenientes que los años dejan
cuando corre el viento.

Déjame otro cuchillo, déjalo aquí ceñido a mi cintura
para con él mañana abrir la noche y sus papeles ilegibles;
un cuchillo oponente y peligroso, que provoque
las heridas profundas, el desvío de la sangre
la oquedad, la caverna y más tarde mi muerte
aplastado en la arena.

Dame un cuchillo transgresor, sin dueño, culpable
de sus actos y los míos, solamente un cuchillo
para las manos afectadas por el miedo.
Colócalo debajo de la almohada donde nadie recuerde
que yo tengo un cuchillo cuneiforme que degüella,
e impone su aptitud beligerante.

Te veo venir trayéndome el cuchillo, el arma blanca,
mi coraza vieja envuelta en tu vestido de retazos
y delicadamente me lo entregas: toma el cuchillo
manéjalo con la misma destreza de tu padre.

Dame el cuchillo de inmediato, lo quiero ver
brillar sobre la mesa alumbrando mi casa
cuando el sol se detenga sobre su hoja ardiente.

Dámelo con su punta electrizante, demasiado afilada,
que corte hasta las alas de los ángeles
y esas gotas de lluvia que se quedan colgadas
en las hojas de las rosas de mármol.

Dame un cuchillo con vocación, flemático,
que sobreviva el paso de los años
el tránsito invariable de los vientos.

Y se hunda, cada vez más se hunda
con desesperación cuando vaya cortando
el nudo como un triángulo de soga
que se desliza sucia, que corre
y se desliza amenazante.


A ESTA HORA DE LA TARDE VIENE

Una masa de aire comienza a transcurrir
de tarde en tarde y de nostalgia muero.
El noble dinosaurio, guardián de los tesoros
de la casa me mira padecer sentado
al lado de la puerta abierta por donde ayer pasó
Pedro mi hermano dejando atrás desiertos insaciables.
El noble dinosaurio me mira padecer, insustancial
y ambiguo, sin perpetuar yo nada,
sólo viendo venir esa masa de aire
sobre el espacio que ocupan las cabezas.
Quién fui pregunto mientras atardece
en la distancia de playas ocultas
donde se fueron domando las bestias
ante mí que nunca yo fui majestuoso
pero siempre inmerso en la más profunda desesperación,
sentado al lado de la puerta abierta donde el dinosaurio
me ve padecer y sufre conmigo cuando no comprende
por qué estamos bajo los efectos de las mismas llamas
que van a extinguir a Pedro mi hermano que ama la nieve.
Caballos. Caballos surgen de la tarde
y el último de ellos, aunque yo me aferre,
me arrastra a morir, traspasa las nubes,
se eriza y realza su nombre en el cielo.
El último de ellos, sin perder su paso, cerrando la fila
me arrastra a mirar cavernas y desarmonías,
arenas con sombras moradas y espinas,
las bárbaras aves, las flamantes plumas.
Los mortales nunca sabemos morir.
Yo impávido aspiro a quedarme a ver la masa de aire,
sus ínfulas claras traspasar la luz que se hace débil en la tarde
encima del techo y en esta pared retratados juntos
con esmero de ser primordial y no lucir ruinas
hasta las comisuras mismas de los labios,
sin ningún recuerdo de cuando la espuma
del agua del mar los hacía ideales y tan deseables,
mojados, y no como ahora, desierto insaciable
que me habita a mí que me paso las horas
junto a quienes no están.


DÍSCOLO

Tú que escribes por mí, dime
si has visto el aire horizontal
que minucioso en el transcurso
de la noche pasa y lo descubre
todo, incluso el alma muerta
de las cosas, la luz que inclina
su mirada hacia las hojas llenas
de palabras, hacia las hojas donde
unos dibujos de esmerados nervios
acaban diciendo, mejor me acompañas
y escribimos juntos, no las mismas páginas
sino algo terrible, con sangre y desesperado.
Una historia absurda como fue esta historia
de tú y yo sentados en sillones
dando fuertes gritos pero sin hablarnos.
Humildes, sin nombres, como si este tiempo
detenido encima de nosotros mismos
nos borrara el nombre, o no permitiera
que fueras mi amada, repleta siempre
de infortunios que caían del cielo
o yo provocaba, díscolo, inventado
por quién sabe dónde, como a la deriva
como esos papeles que andan por la casa
estrujados como los zapatos que ya nunca
usamos, siniestros zapatos.
Tú que escribes por mí, dime cómo viste,
dónde estabas cuando los muertos cercanos,
tranquilos comieron hirvientes cebollas
y escogían las tazas, primorosas tazas,
las de la vitrina, con flores, para el café amargo.
Un día me contaste que una de las ánimas,
la más intimista, quería acariciarte tu pelo rojizo
pero vio a María que bailaba sola en la sala oscura
–el aire apagaba las velas radiantes–
y se fue, la viste salir deslizada por una ventana
como un pez plateado que no recordabas
por inalcanzable y que pertenecía al mundo
de lo extraordinario, donde no hay mañanas, dices,
sólo transparencias, ni noches, ni páramos;
pero hay una lluvia que tampoco es lluvia
por su ligereza, por iluminada. Dime más,
¿de dónde viniste?, háblame y deja
olvidados, que el polvo los muerda
hasta destruirlos, hasta que zozobren todos los zapatos.


CAMPO DE SPORT

Yo nunca he vuelto a estar ni mucho menos cerca de aquel olor
que había en los campos de sport. La hierba, solamente, recién cortada
a veces, hace que resucite aquella sensación que cada día añoran mis
sentidos.
Digo campo de sport y un sobresalto recorrerá mi cuerpo y a la memoria
acude una inaudita claridad que yo aprovecho para vivir de nuevo
y otra vez el tiempo, la plenitud que ejerce su dominio
desde un extremo a otro de la tarde.
Campo de sport e irradia la invencible figura de mi padre en el gimnasio
entre anillas, caballos con arzones, paralelas.
La cancha de hand ball, un templo acústico en donde paso a paso
imité a los atletas y mientras resonaban violentos pelotazos
hacía abstracción y comparaba el olor en ascenso por las altas paredes
con el opuesto, el acre poseído de todos los gimnastas y su musculatura
exhibida después en los baños de mármol.
Pero el placer intenso, summum de la persecución de lo inefable,
estuvo siempre allí, concentradísimo, en el cuarto donde guardaban las
pelotas.
Un haz de luz traspasa los cristales de un leve intenso color fuego amarillo,
dejando ver el polvo, minúsculas partículas, inclinado hacia el suelo
donde inquietos reposan los balones de basket.
Dios me cubría cuando aquellas dos manos acariciaban la redondez
alzada hasta mis labios para reconocer el más amable de todos los olores
que hubo siempre en el mundo.
Cinco dedos accionan sobre la esfera curtida por el uso
y que según tengamos adiestrados los brazos le podrían imprimir velocidad
y ritmo al dribble con que serán burlados los contrarios.
Murmura el agua cuando no cae deprisa; sube tan lentamente
que puede provocar desasosiego y ansiedad entre los nadadores
que hacen calentamiento alrededor de la piscina.
Recién pintado el fondo es réplica del cielo. A cielo huele el aire
al circular por la sala de esgrima.
Y tritones de lúcidas aletas sueñan con una rapidez
capaz de ir acortando disímiles distancias.
Ella es Raquel Mendieta, oigo decir; mis ojos como desorbitados
persiguen la figura, chorreando todavía en el pecho y la espalda
unas íntimas gotas de agua dulce.
Disipado en la tarde hay un clamor.
En lontananza, donde adquiere la forma inusual del olvido,
hay un clamor que oscurece la hierba y el camino,
de escombros que te incitan a seguir al olor innombrable
de esa parte del mundo que fue el campo de sport.

martes, 20 de marzo de 2012

Julia Cabalé (La Habana, 1954)


Julia Margarita Cabalé Samayoa
(La Habana, 1954)

Poeta.

Licenciada en Historia por la Universidad de La Habana, fue editora de la revista Cine Cubano del ICAIC.



Ha publicado los poemarios:

Ceremonia del tacto, Ediciones Unión, 2001.
La ficción de luz, Ediciones Unión, 2010.

Premio David de Poesía, 2000, por el cuaderno Ceremonia del tacto; y Primera Mención en el XII Premio de poesía La Gaceta de Cuba, 2007 por la selección Credenciales.

Poemas de su autoría se recogen en diversas publicaciones nacionales y extranjeras.

( Dirección de correo electrónico: revcinecubano@icaic.cu )


ooOoo

La conciencia del mundo comienza y termina en uno mismo. La vida es un gran laberinto, indiferente al rumbo que escojas. Tú (tu ser más querido) no eres una excepción.

Aunque sea hermoso, la indiferencia termina por agotarlo todo. Tampoco yo soy una excepción.

Hay siempre una espera, siempre hay algo desconocido que nos sorprende.

Melancolía, no por ti, por nadie, melancolía mecedora de costumbre y desarraigo.


CEREMONIA DEL TACTO

Las vestiduras caen,
el agua tibia nos recorre
en manos recíprocas.

Un todo se culmina,
aire, mar y cuerpos
pintados en la oscuridad
y la quietud de las cavernas.

Por encima del mundo
un lejano deseo,
escapar de lo neutro, del sin sentido,
tú sabes, de todo aquello.

Nada nos ha de poseer en esas horas
donde la clave es el encuentro. Con
el instinto, la mayor densidad
del grito inevitable.


INCERTIDUMBRE

En qué momento se agota la mente.
Ser uno mismo ya es difícil.
Recordamos lo más cerca. De lejos,
lo que nos marca.

¿Volveré después de mí?
No recordar ¿es una manera de ser?
O no recordar ¿es una manera de no ser?

Ser y saber es el protagonismo.
¿Y lo demás?

¿A conciencia o inconsciencia?


¿Cuál será la opción más sensible?
¿Conocer o desconocer el final?

Todo se limita.
Todo tiene una distancia.
La mente no descansa
y acabará desgastándose.

¿Y hay final?


AISLANTE

Un no diurno.
Un no nocturno sin traducir.
El no rozamiento.

La energía parte en dos la figura
La armonía ida desdibuja el ambiente.
La inadaptación
es un sable pegajoso.


OCEÁNICO

................................................................................. A Norberto, a Mercy, in memoriam.
....................................... A la China


Un niño observa la boca oceánica de las oportunidades. Brillan.
Una de ellas se asigna .Crecerá unido a ella
aunque no se lo diga nunca a nadie, crecerá.

Así son los niños reyes, los niños dictadores
¿quizás contra sí mismos?

Termina sus estudios. Su trabajo excepcional reconocen.
No tuvo hermanos. No tuvo hijos, pero sí grandes amigos.

A la hora señalada, miró a todos en silencio, de espaldas
a la boca oceánica de las oportunidades.


TU PÚBLICO

Por lo menos escribir la palabra
dividirla en sílabas
deletrearla.

Allí, en el borde, el esqueleto
hacia el traspatio dice:

Incapaz de ver tu imagen
te doblas a ti mismo.

En la soledad del espectáculo
yo soy tu público.

Baila, alguien canta:

Si estoy aquí
es porque estuve antes.

jueves, 15 de marzo de 2012

Karel Bofill (Hradec Kralove, Checoslovaquia, 1986)


Karel Bofill Bahamonde
(Hradec Králové, Checoslovaquia, 1986)


Poeta y narrador.

Por profesión es Ingeniero Informático y Diseñador Gráfico. Graduado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y del Centro de Estudios Literarios Hotel Kafka, en 2008, es, además, miembro de la UNEAC y la AHS.

Ha publicado los poemarios:

Escala en Naxos, Ediciones Matanzas, 2009.
Matrioshkas, Ediciones Unión, 2010.
Fragmentos en la humedad, Editorial Cauce, 2010.

Sus textos también aparecen recogidos en antologías de México y España, entre las que destaca Dejar atrás el agua. Nueve nuevos poetas cubanos (Editorial La Bella Varsovia, España, 2011).

Por su obra ha sido distinguido con los premios David de Poesía y Alcorta en 2009, Digdora Alonso y la beca de creación La Noche en 2011, así como Mención en los concursos David, José Jacinto Milanés, Reina del Mar Editores, Alcorta y Calendario entre los años 2007 y 2011.

Reside en la ciudad de Matanzas.

(Dirección de correo electrónico: scherzohradec@gmail.com )



del libro Matrioshkas, 2010
(cadáver de perro negro)

el hombre que limpia la playa
en las mañanas
tiene asido por las patas traseras
el cadáver de un perro

el hombre que limpia la playa
ha abierto un agujero
en la arena pestilente
y frente a él
con la mayor naturalidad
tiene asido por las patas traseras
el cadáver de un perro

el hombre que limpia la playa
no sabe que lo observo
durante el único instante que mis ojos
son capaces de soportar
aquel triste cuadro
(en las mañanas uno es feliz a veces)
lo veo inclinado hacia delante
con las piernas separadas
entre sus piernas puedo ver
un trozo de cadáver de perro negro
tieso
que será enterrado a pocos centímetros
bajo la arena
(contra todas las reglas)
y los buitres eternos que rondan la ciudad
lo sentirán
como el último ladrido entrecortado
de su garganta
pero el hombre no sabe de esto
desconoce que entre sus piernas separadas veo como
tiene asido por las patas traseras
el cadáver de un perro


(romper almendras)

alguien rompía almendras con el busto de Martí

dónde están las rocas
con que trazaba planos en el suelo terroso
de la manigua

he buscado
más no he visto sino un agujero en la frente de plomo
y alguien que rompía almendras con el busto de Martí
sin saber que la almendra es también
una Isla



del libro Fragmentos en la humedad, 2010
EN LA TERMINAL DE MATANZAS
hay algo parecido a un masturbador

mira a mi mujer y sonríe

no le importo
no se importa
solo conoce que en cada acto retorcido
existe algo así como una almendra rota
desde la que fluyen todos los placeres

en la terminal de Matanzas
soy yo el retorcido
el reducido mental
y quiero largarme con mi hedonista almendra fuera de estación
lejos de este sitio
de esta ciudad
donde ya es imposible que fluya hacia algún cauce
mi charquito de belleza

la palabra Terminal me recuerda el preludio de algún maligno fin
la palabra Matanzas lo concluye



del libro Lo que era todo, inédito
EN ESTOS DÍAS DE INVIERNO INSULAR
―cuando el mar se horizonta en forma bochornosa―
acostumbro recoger del suelo alguna banderita
―de esas que rehúsa tras los desfiles el pueblo derrotado―
y plegar su hoja
con la destreza típica de los actos aprendidos en la infancia
hasta lograr un barco de papel
que lanzo más allá de la exánime orilla
y abordo

pero no
¡no huyo!
tan solo quiero tenderme bajo esta vela roja de una estrella
observar las tiñosas que nos sobrevuelan
creer que son gaviotas
y recordar la paz que éramos los aguaceros y yo:

yo tenía un carrete de poliespuma
yo tenía un largo nylon de pescar
y muchos barquitos ―no de banderas sino de hojas de papel común―
yo enrollaba el nylon al carrete y amarraba un barquito al nylon
yo me asomaba al postigo y lanzaba el barquito a la sucia corriente del contén
…………………………………..............................……………………………….. (yo decía río)

y lo dejaba ir
y lo observaba sortear baches (yo decía rápidos) y basura (yo decía piratas)
y lo dejaba ir hasta el final del nylon
y lo recogía
y muchas veces no había nada en el extremo
y otras había un trozo de papel abierto-sucio de limo (yo decía algas)

y era feliz aquello
no había estas horribles tiñosas que hacen ver todo del mismo color
que traen sobre mi banderita
sobre mí
toda su peste



del libro Ventana tropical, inédito

…………………………........................................… para José, mi padre, y por él

MI PADRE
corta la losa de barro y la sierra
pierde su
indigente dentadura

en esas tardes de división
hay que tapiar las puertas y agujeros
del cuerpo
por donde el polvo
colorado se introduce

el suelo en esas tardes
se enrojece sobre el gris
nace una ocre naturaleza
donde se marcan dos huellas
son los pies de mi padre
son las pisadas de una rara
bestia en el desierto primigenio
de la creación

digo Creación:
mi padre suda y coloca
las mitades una encima
de otra
como un calcáreo feto
humano mi padre
suda gotas en su continuidad
forman sobre el polvo sobre la división
brotada de su frente y su antebrazo
un hilo meandro arteria un caudal
de sangre reptante
busca un cuerpo para
alimentar busca a Dios mi padre
lo lleva adentro



del libro Silly Symphonies, inédito

Cuando algún vecino por pura lástima se lo dijo, hacía días que llevaba aquellos rostros. Le brotaron en la espalda, uno encima del otro sobre la línea vertebral. Eran dos: uno reía y el otro enfurruñaba, pero nunca acordaron un estado de ánimo. Parecían uno de esos antiguos buzones que te arrancan la mano.

Los vio Walt Disney, Jim Henson, los vio Tim Burton, Henry Selick y los vi yo. Luego los vio aquel maldito imbécil que le advirtió. ¡Y todo eso antes de que se aplicara aquello de la doble moral!


ooOoo

Era el banquete de graduación. Recibíamos el título de Bachiller en Divinidad. Todos estábamos hartados de Dios y nuestro único deseo era comer. Entonces entró Jan Hus al gran salón, derribando la puerta de una patada. Demasiado abruptamente incluso para un campesino bestia como él. ¡Van a asar un ganso, pero dentro de un siglo se encontrarán con un cisne que no podrán asar! En la chimenea alguien rostizaba un trozo de carne y la grasa hacía saltar chispas.

Aunque el loco fue expulsado de inmediato, perdimos el apetito. Tan solo pensábamos en esas blancas aves tan hermosas y de carne tan dura.


ooOoo

Dormíamos en Praga y escuchamos el despertador desde la ruinosa Varsovia como bombas. No sabríamos decir si eran bombas nazis o soviéticas. Detrás de una barricada, un detalle como ese carece de importancia. ¿De qué muerte nos defenderemos?

El viejo ermitaño hace una sopa de coles que acompaña con pan negro. No nos brinda por extraños. Dos fanfarrones del trópico, como mi alegre novia y yo, no merecemos un lujo como ese. Con gentileza le pedimos que se marche al infierno o a un campo de trabajo semejante. No importa si es a un campo nazi o soviético. En un amanecer como este, un detalle así no alberga trascendencia.